El discurso de Melania

La convención del Partido Republicano ha sido un sonoro silencio que le permitió al presidente Trump crear un estruendoso chirrido de insensateces políticas. Por inverosímil que parezca, los republicanos hicieron de lado la plataforma electoral del partido -la agenda y temas que han defendido durante años- y cedieron el uso de la voz a la familia Trump.

La noche de ayer, dos de los hijos del candidato y la esposa del candidato ocuparon el lugar de los políticos republicanos; dicho de otra manera, la convención se parecía más a una reunión de oligarcas que a una designación democrática.

La convención ha sido un desafío a la razón política y al mínimo de decencia democrática. Por ejemplo, Tiffany Trump llamó a los medios “enemigos del pueblo” y dijo que reportan noticias falsas. Como si pudiera haber democracia al margen de la discusión pública, como si la posverdad no fuera el sello de la administración Trump.

Por su parte, Donald Trump Jr. dio un discurso dirigido a los supremacistas blancos y recuperó el eslogan MAGA: Make America Great Again. Alabó el presupuesto militarista de la gestión de su padre y rechazó las protestas del movimiento Black Lives Matter. Defendió el derecho a portar armas e insistió en recuperar el verdadero espíritu americano, de quienes tienen la sangre “blanca, roja y azul”…

Jeanette Nuñez —vicegobernadora de Florida— insistió en sus raíces latinas y se desmarcó de las políticas progresistas a las que llamó “socialismo”, en una clara referencia a Bernie Sanders y a Alexandria Ocasio-Cortez.

La segunda noche de la convención parecía un

Finalmente, el discurso de la primera dama, Melania Trump, quien tenía el reto de remontar del escándalo del plagio anterior a un discurso de Michelle Obama. Y hay que decir, que su participación fue extraordinaria.

Melania se enfocó en las pérdidas causadas por el Covid-19; con un tono dulce y compasivo suavizó la irresponsable gestión de su esposo frente a la pandemia.

La primera dama dijo que Estados Unidos es la tierra de las oportunidades para las mujeres, pues el sueño americano se materializa en el día a día. Creo que Melania desaprovechó la oportunidad para marcar una agenda un poco más definida sobre el asunto y del que la campaña ha hecho pocos y malos comentarios. Por ejemplo, Kellyanne Conway, dijo que el presidente “Trump ha sido un defensor de las mujeres, porque las trata como si pudieran abordar cualquier asunto”.

Y aunque el discurso no destacara por su agudeza, Melania acertó en presentarse de forma humilde y dulce, alejándose del engreimiento y soberbia del resto de la familia Trump. Sin duda, su presentación fue la que más aportó a la campaña de su esposo: no por la sustancia, sino por la forma conciliatoria de presentar sus ideas.

Melania no atacó ni desestimó a los opositores. En vez, se concentró en defender los ideales de los republicanos (familia, fe y economía). Además, hizo magia con las palabras y nos presentó a otro Donald Trump: es una lástima que éste no exista fuera del discurso de Melania.

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