El expansivo diferencial de las tasas de interés entre EEUU y la zona Euro

Por Philippe Waechter, Director de investigación económica de Ostrum Asset Management, filial Natixis IM

Las tasas de interés a 10 años en EEUU y la zona Euro ahora parecen divergentes. El diferencial de la tasa se ha expandido en 20 a 30 puntos base entre EEUU y Alemania desde el inicio de octubre. Este fenómeno refleja las expectativas divergentes entre Europa y Estados Unidos, en particular ante la capacidad de reactivar la economía en tanto el riego de la pandemia regresa con fuerza a Europa.

La reciente evolución de las tasas de interés ya no es tan uniforme como era desde el inicio del confinamiento; hemos visto surgir una divergencia entre EEUU y Europa desde el inicio de octubre. Con el brote de la crisis sanitaria, los bancos centrales intervinieron masivamente en todos los vencimientos de las curvas de rendimiento, congelando así las posiciones. En la gráfica, las tasas norteamericanas y alemanas se mueven en paralelo. La tasa de interés a 10 años en EEU fluctúa en torno al 0.6% con un punto mínimo a principios de agosto, justo antes de un repunte de los indicadores económicos favorable a la economía de EEUU. La tasa alemana está fijada en el nivel de -0.5%.

La tasa promedio en la zona euro (que influye en las tasas a 10 años de acuerdo con el peso de cada país en la zona Euro) ha tendido a caer significativamente desde el inicio del periodo de confinamiento. Esto refleja la reducción de los diferenciales de la tasa de interés dentro de la zona Euro. Las acciones del BCE tuvieron un efecto estabilizador, en particular vía el fondo de la pandemia. Todas las tasas en la zona euro han tendido hacia el nivel de la tasa alemana incluyendo la tasa italiana ya que Italia será la gran beneficiaria del plan de recuperación europeo.

Avance divergente desde octubre

El diferencial de la tasa de interés demuestra un cambio en el régimen entre Alemania y EEUU desde el inicio de octubre. Repentinamente, esta brecha estable se expande de 20 a 30 puntos base. Después de un largo periodo de estabilidad, este movimiento es lo suficientemente significativo como para reportarse.

Por otro lado, el diferencial de la tasa entre Estados Unidos y la tasa promedio ponderada de la zona Euro se ha expandido continuamente con la relativa convergencia de las tasas de interés de los países de la zona ante la tasa de Alemania. Sin embargo, ha habido un leve incremento en el cálculo desde principios de octubre.

Cambios en Europa

El cambio de régimen entre EEUU y la zona Euro se debe a la perspectiva del impacto de la pandemia en la economía, pero también a la proyección para las políticas presupuestales y monetarias.

El cambio en el ritmo del diferencial de la tasa de interés entre Estados Unidos y Alemania es contemporáneo a las medidas implementadas en Europa para limitar la propagación del virus. La serie de medidas anunciadas, como respuesta a la fuerte aceleración en el número de infecciones, alentó la posibilidad de una desaceleración más fuerte a lo esperado en la actividad en el último trimestre. En Francia, por ejemplo, el INSEE indicó que iba a ajustar sus expectativas a la baja durante este periodo. Al mismo tiempo, siguen las preguntas acerca de la adopción del plan de recuperación europea. Esta validación se verá retrasada, en particular debido a la heterogeneidad de la Unión Europea. Un punto a destacar, por ejemplo, ha sido el volver a los créditos y ayudas condicionados al respeto de las leyes democráticas. Polinia, Hungría y Bulgaria no aceptan dicho enfoque aunque sea un requisito para ser miembro de la Unión Europea. El riesgo es que la heterogeneidad de la Unión se perciba como un obstáculo para la posibilidad de reactivar el crecimiento.

Una situación muy diferente en EEUU

Hay dos explicaciones para lo que pasa con EEUU. La primera es el cambio en la función de reacción de la Fed. La inflación ya no es un objetivo obligatorio, la Fed puede así enfocarse en el avance de la actividad y el empleo. Incluso si la inflación se acelera, el banco central no se verá forzado a influir en la actividad. Esto es potencialmente una gran diferencia con el BCE que solamente tiene a la estabilidad de precios como un objetivo explícito.

El otro punto es la posibilidad de un plan de recuperación. Cada arena política está preparando sus armas, pero el ganador de la elección presidencial tendrá la capacidad de reactivar la economía. No habrá un acuerdo hasta el 3 de noviembre, pero los inversionistas ya esperan que el nuevo gobierno impulse la actividad al alza junto con las acciones de los bancos centrales.

El diferencial de la tasa de interés deberá permanecer igual o incluso ampliarse si las medidas sanitarias se vuelven más estrictas en Europa (hablamos de un nuevo confinamiento). Después de las elecciones en EEUU, el alcance de la victoria del nuevo presidente en el Congreso brindará una idea de su capacidad de revivir la economía. Y entonces será el momento de evaluar sus decisiones.

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