El comportamiento bursátil ante la crisis COVID19

“Los sabios hablan, porque tienen algo que decir; Los tontos, porque tienen que decir algo”. Platón.

Esta semana la mayoría de los mercados bursátiles tuvieron un comportamiento exageradamente positivo, ante la noticia de la farmacéutica Pfizer que, en alianza con BioNTech, informaron los resultados preliminares favorables de su vacuna contra el Covid19, la que mostró un 90% de efectividad de inmunización entre los voluntarios a los que se fue aplicada.

La noticia si bien es positiva, no debería explicar la respuesta tan optimista de los mercados. En principio, porque entrando en los detalles divulgados por la propia farmacéutica, si bien la vacuna alcanza un nivel de inmunización similar al de las vacunas más efectivas en enfermedades como la viruela; se trata de una vacuna que sigue un proceso experimental muy diferente al de las vacunas tradicionales, por lo que requerirá más análisis detallado de sus resultados y qué además, de acuerdo con la propia farmacéutica, en el mejor de los casos estará en posibilidad de producir al finalizar el año únicamente vacunas suficientes para 15 a 20 millones de personas.

El caso es significativo para mostrar cómo una noticia de esta naturaleza, puede hacer que reacciones más de índole conductual generen reacciones y decisiones en los mercados bursátiles, que en principio deberían de tomarse con estricto apego a información técnica y financiera.

En este sentido, resulta relevante lo publicado en el artículo “What Explains The Covid-19 Stock Market?”, de Cox, Greenwald y Ludvigson, en el que analizan el comportamiento de los mercados bursátiles en los días posteriores en que se decretó la epidemia. De acuerdo con el estudio, la mayor parte del comportamiento bursátil se derivó de distintos anuncios realizados por la Reserva Federal, qué anticipaban potenciales apoyos a la economía. Sin embargo, la reacción del mercado se produjo desde el mes de abril, cuando la materialización real de esos apoyos apenas si se había concretado de manera poco significativa hacia finales de julio.

Al analizar los datos, los investigadores concluyen que los movimientos del mercado bursátil han sido resultado, más de los sentimientos de los inversionistas, que los fundamentos reales de las acciones y decisiones económicas del gobierno.

La mayor evidencia de lo anterior, es que hacia el mes de septiembre, la mayoría de los índices accionarios habían alcanzado niveles récord, superiores incluso a los

que se habían presentado antes de la pandemia, cuando evidentemente el deterioro de la economía real y la afectación, ha sido brutal en el mundo.

El estudio muestra indirectamente también, la relevancia de la comunicación de políticas públicas incluso al margen de su implementación. Cuando los agentes económicos perciben que por lo menos a nivel discursivo, existe una voluntad de tomar acciones qué contrarresten los efectos más negativos, en este caso de la crisis económica derivada de la contención sanitaria; responden favorable e incluso exageradamente, tomando decisiones que pueden ayudar tangencialmente a acelerar el proceso de recuperación.

Históricamente, el comportamiento bursátil ha transitado del análisis duro del comportamiento de variables sectoriales o económicas, a la formación de expectativas, no siempre racionales ni debidamente fundadas, que de manera positiva o negativa influye en el comportamiento de los mercados.

En condiciones de gran incertidumbre como la que ahora se enfrenta, esta hipersensibilidad de los mercados tiende a incrementarse y a reforzar la volatilidad.

La comunicación de políticas públicas y, por supuesto, su aplicación, contribuyen cuando son claras, consistentes y claramente favorables a reactivar el crecimiento, a cambiar el sentimiento del mercado y a evitar una espiral negativa que profundice el daño sobre el sector real de la economía.

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