El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, revocó formalmente el permiso necesario para construir el oleoducto Keystone XL (KXL), frustrando las esperanzas de Ottawa de rescatar el proyecto de 8,000 millones de dólares que el sector del crudo canadiense ha apoyado durante mucho tiempo.
La medida representa otro revés para la atribulada industria petrolera canadiense, en particular su corazón energético, Alberta, acaba con miles de puestos de trabajo y marca un salto temprano en la relación de Biden con Canadá, un socio comercial clave.