Un poco de rapiña

Tras el sismo de magnitud 7.1 en escala Richter se debe evitar que caiga la “anarquía” y la rapiña. Este último fenómeno económico-social es muy recurrente en momentos en que las autoridades encargadas de la seguridad y la vigilancia atienden una contingencia como la actual. Según los especialistas, este fenómeno es el saqueo que se ejecuta arrebatando con violencia, principalmente este delito se da en contra de comerciantes y tiendas de mediano tamaño y en zonas de la periferia.

En este punto también tiene un papel preponderante la especulación y que se escondan productos para encarecerlos. Esa es una de las señales adversas, además de crear una psicosis social contra el gobierno es lo que desataría esa furia irracional de un sector de la población que se transforma en rapiña.

Y es que esa situación sólo puede entenderse cuando la sociedad se encuentra en un estado natural donde nadie se esforzaría en producir nada de valor, sino que todos se centrarían en mejorar sus técnicas de rapiña y en apropiarse del escaso fruto del trabajo ajeno.

Es importante analizar que la rapiña es uno de los delitos que mayor impacto emocional genera. Es sorpresivo y afecta a nuestros más atesorados bienes.

Por el momento, las autoridades no tienen en el radar esta distorsión social. Sin embargo, no debe descuidarse que hay aprovechados que encuentran en la tragedia las prácticas más deleznables.

Aunque parezca duro se debe reflexionar y plantear, en este momento de tragedia, que existe ante nosotros los escenarios posibles ante una rapiña, no importa quien es la víctima ya que incluso el ciudadano de a pie es quien corre riesgo de encontrarse de frente una turba envalentonada y propensa a la agresiones y lesiones sin importar las consecuencias.

El llamado de alerta a las autoridades locales es por la razón de que no se puede perder de vista que en este momento se requiere enfilar lo mejor de la sociedad hacia la solidaridad y evitar que se convierta en un momento de “impunidad” para quien aprovecha la coyuntura y la desgracia.

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