Cicatrices en el alma

 

Charly Pérez

Irle a Cruz azul es estar un poco zafado, Cruz Azul, desde hace por lo menos 35 años, es el “ya merito”, “este año es el bueno”, “ahora sí”, levantan ilusiones, forjan esperanzas, crean sueños, pero al final, siempre es lo mismo. ¡Otra vez lo mismo! Ni las brujas, ni las adivinas, ni las supersticiones funcionan. Y el bullying se ha convertido ya en parte de lo mismo. La burla y el equipo ya son la misma cosa. Cruz Azul, hay qué decirlo, decepciona sistemáticamente.

Soy seguidor de Cruz Azul porque cuando era niño era el club que ganaba siempre y esa es razón suficiente para que un niño se enamore de un equipo. Eso me pasó con Cruz Azul. Pero conforme fue pasando el tiempo, la máquina celeste se convirtió en una máquina de la fatalidad. Un buen día Miguel Marín se fue y se llevó con él la grandeza de este club. Cuando se retiró, a principios de 1980, se llevó con él los triunfos y todas las alegrías. O tal vez en los 70’s ganaron tanto que se gastaron las victorias.

De verdad, este Cruz Azul da risa. Son decepciones que se vuelven costumbre. Otra vez con las manos vacías ¡y de qué forma! Esta vez sin anotar, ante el rival más odiado. Sí, se metió atrás 180 minutos, no atacó, no quiso saber nada, tampoco anoto, pero dejó fuera a los celestes. Como sea, el América está en semifinales.

Los que perdemos, como siempre, somos nosotros, los que aguantamos los memes y las risas, los que seguimos apoyando, los que compramos un boleto y nos ponemos una camiseta. A todos nosotros -que somos millones- nos llevan entre las patas con sus estupideces.

Los aficionados deberíamos hacer algo, no tengo idea qué, pero algo. Esto ya no puede ser. Ya no.

Yo sigo siendo azul y estoy como doña Ofelia Guilmain, “muerto por dentro, pero de pie, como un árbol”.

Sé que muchos seguidores se han ido, que hay gente que ya se cansó, se hartó, no pudo más. Yo no, yo soy terco, soy necio, soy aferrado y, como dijo Bronco “tengo tantas cicatrices en el alma, que, aunque quieras lastimarme no podrás, tengo tantas cicatrices en el alma, que no queda donde dar un golpe más…” Yo, como dijo Sergio Andrade, sé que “siempre vendrán tiempos mejores…”

Obituario: Contra mis principios debo decir que me encantaría ver, por mero amor al fútbol, una final en el norte…

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