La mafia, la maldita mafia

Dice Andrés Manuel López Obrador que el asunto del “Ojos”, Tláhuac y Rigoberto Salgado: “es parte de la guerra sucia, quieren reeditar lo de la señora Eva (Cadena), están muy nerviosos los de la mafia del poder, tiene como propósito manchar a Morena” … El discurso, ya lo sabemos, es el mismo, repetido, cansado, sobado, reiterado, ya nos lo sabemos de memoria. Cuando alguien le pregunta a don Andrés por alguna irregularidad cometida por algún cercano suyo o por alguien que milita en su partido (sí, es SU partido, suyo, de él) siempre sale con la misma cantaleta: “la mafia del poder”. ¡Qué flojera!

Eso sí, siguen saliendo a la luz las relaciones de personajes de “Morena”, como ya dije, propiedad del autodenominado “salvador de México”, con personajes que conviven muy de cerca con el crimen organizado. No lo culpen, él nunca sabe nada, no conoce a nadie, se toma fotos con todo mundo, pero claro, eso es por su condición de rock star. La foto que ilustra esta columna es más que elocuente, claro, AMLO negará conocerlo, como hizo con Abarca y el caso Ayotzinapa.

Y yo pregunto: ¿de verdad lo quieren como presidente? Un sujeto que con sus antecedentes de incitación a la quema de pozos petroleros, plantones, marchas, moches, descuentos, recaudadoras y que además manda al diablo a todo aquél que no esté de acuerdo con él (llámese familia, colega, periodista o institución), ¿es lo que le conviene a México? Un tipo que tiene la verdad absoluta y que puede condenar o perdonar a quien mejor le plazca. Un señor que nunca sabe nada, que nunca se entera de las porquerías que hacen sus cercanos, ni de los cochineros que hay a su alrededor. Un mesías (tropical, pero mesías) moderno, aquel que traerá paz al reino y equilibrio a la galaxia. Un mesías, al que, sus fieles, todo le creen, todo le compran, nada le juzgan, nada le reprochan. Él es el redentor, así, sin defectos, él vendrá a salvar a este México que se nos cae a pedazos. Él es el pastor, nada nos faltará. ¡Qué miedo!

Obituario: Scaramucci duró diez días en la Casa Blanca, hasta ahorita se dio cuenta de que Trump es un verdadero chango con cuchillo.

 

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