11 de Septiembre…

Muchas veces, al despertar, nos levantamos cansados, sin ganas de nada. Y no falta la clásica frase, “cinco minutitos más”… Hacemos caso omiso de la alarme del celular, y sólo por excusa, la ponemos en repetición cada 10 minutos. ¿A poco no le suena familiar?

Debo de confesar algo, yo soy muy estricto en mis horarios y actividades. Me gusta mucho la puntualidad. Yo, llevo un ritmo un poco más lento cuando comienzo el día por el tipo de discapacidad que padezco, así que generalmente trato de tener mis tiempos medidos para llegar puntual a mis juntas y actividades. Pero eso sí, en la mañana para despertarme, sufro, así literal. Mi cama no me permite despertarme…

Generalmente cada que me levanto, agradezco a la vida por permitirme estar un día más. Para mí, una pieza fundamental en la vida, es ser agradecidos, con todos y para todos.

Si las personas mostramos gratitud en general, nuestro mundo viviría en armonía.

Pero, desgraciadamente, lo que más escuchamos, vemos y leemos en los medios, son noticias referentes a la violencia de nuestro ecosistema y de daños hacia otras personas.

Recuerdo una mañana de Martes, martes 11 de Septiembre de 2001. En aquel tiempo tenía 13 años de edad. Recuerdo que como todas las mañanas, me costó mucho trabajo levantarme de la cama. Mamá tuvo que decirme una y otra vez que era la hora de levantarse para ir a la escuela. Después de mucha insistencia, logré levantarme, me bañé, y en lo que me arreglaba para ir a la escuela, solía ver las noticias. Siendo las 7:45 de la mañana, mostraron por televisión una imagen que aún es compleja para mí. Era una de las torres gemelas de Nueva York, en los Estados Unidos en llamas, llena de humo. Mi familia y yo nos quedamos atónitos frente al televisor.

Recuerdo que papá dijo, “¡no puede ser! Es una película”… Una película que se repitió infinidad de veces por muchos días.

Fueron realizados por 19 miembros de la red yihadista Al Qaeda, mediante el secuestro de aviones comerciales para ser impactados contra diversos objetivos, causando la muerte de alrededor de 3000 personas y dejando a otros 6000 heridos, así como la destrucción en Nueva York de todo el complejo de edificios del World Trade Center (incluidas las Torres Gemelas) y graves daños en el edificio del Pentágono (sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en el estado de Virginia), episodio que precedería a la guerra de Afganistán y a la adopción por el Gobierno estadounidense y sus aliados de la política denominada “guerra contra el terrorismo”.

Los atentados fueron cometidos por 19 miembros de Al Qaeda,​ divididos en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un terrorista piloto que se encargaría de pilotar el avión una vez ya reducida la tripulación de la cabina. Los aviones de los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines fueron los primeros en ser secuestrados, siendo ambos estrellados contra las dos torres gemelas del World Trade Center, el primero contra la torre Norte y el segundo poco después contra la Sur, provocando que ambos rascacielos se derrumbaran en las dos horas siguientes.

El tercer avión secuestrado pertenecía al vuelo 77 de American Airlines y fue empleado para ser impactado contra una de las fachadas del Pentágono, en Virginia. El cuarto avión, perteneciente al vuelo 93 de United Airlines, no alcanzó ningún objetivo al resultar estrellado en campo abierto, cerca de Shanksville, en Pensilvania, tras perder el control en cabina como consecuencia del enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes con el comando terrorista. Tendría como eventual objetivo el Capitolio de los Estados Unidos, ubicado en la ciudad de Washington.

Los atentados causaron más de 6000 heridos, la muerte de 2973 personas y la desaparición de otras 24,4​ resultando muertos igualmente los 19 terroristas.

Era el peor atentado terrorista de los últimos años.

No podía entender cómo había gente mala en este mundo. Para mí, era el inicio de ver la “verdadera violencia” entre unos y otros. Y de descubrir que, mientras en el mundo occidental, todos estábamos consternados, viendo cómo personas se lanzaban al vacío porque no encontraron una salida más cercana o personas, llamando desde los celulares para pronunciar sus últimas palabras. Del otro lado, en el Medio Oriente, estaban de fiesta, por lo que para ellos era algo justo. Estados Unidos, el país que mató y saqueó países, estaba en el holocausto.

Que los que se decían “los salvadores del mundo” tuvieron injerencia directa en la maquinación de los atentados. Esto con el fin de invadir el Oriente Medio para sacar todo el petróleo posible y de paso, matar y decir que las personas que vienen de Medio Oriente, son terroristas. Y lo peor, es que la gente, se la creyó. ¡Lamentable!

Pero, para mí el 11 de Septiembre tiene una dualidad muy importante.

Como recordará, le he contado en diversas entradas de esta columna que a mí me han operado muchas veces de la columna vertebral. Esto, a raíz de una Escoliosis toracolumbar. Esto me significó muchas cirugías. 7 para ser exactos. Significó quedarme solo por primera vez, sin mis padres. Pasar noches largas. No saber si despertaría al siguiente día y valorar mi vida como no tiene una idea. Ver a personas que no tenían donde comer y donde dormir, porque vienen de otros estados del país. De conocer gente buena, que aunque tuvieran más dinero, éramos uno solo. De conocer voces, porque aunque no nos viéramos a la cara, sabíamos que ahí estaríamos. De conocer en 6 meses “la pinche hermosa vida” Sí, así como lo lee. Porque así de rica y carona es la vida, con sus alegrías, con sus tristezas, con sus victorias y sus derrotas.

Por eso le digo, que para mí nada esta bien, nada está mal. Todo tiene un porqué, un principio y un final. Así yo seguiré recordando los días, en especial ¡los 11 de Septiembre!

Con cariño y respeto:

Xicani.

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