Créditos rusos sin esperanza de ser pagados por Venezuela

Rusia ha financiado al actual gobierno venezolano con créditos por unos ocho mil 800 millones de dólares, y carece de esperanza de recuperarlos, denunció el político ruso Alexéi Navalni.

“Digan lo que digan, todo el mundo (en Rusia) entiende que se trata de inyecciones a fondo perdido en el régimen de Maduro”, escribió Navalni en su blog.

El director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann, señaló en fecha reciente que la actual crisis económica que golpea a Venezuela es la peor que se haya conocido en el continente americano.

“Es mucho peor que la de 2002 en Argentina, que la de 1983 en Chile, la del 82 en México… Es mucho más grande que todas las previas”, señaló.

Con la llegada del fallecido Hugo Chávez al poder en Venezuela, Rusia se convirtió en uno de sus principales aliados.

Los gobiernos de los dos países firmaron contratos millonarios para la producción conjunta de petróleo en la Faja del Orinoco, donde ambos mantienen la empresa de capitales mixtos Petromiranda, y acordaron que la rusa Gazprom participara en la exploración de gas en las costas de Venezuela.

No sólo eso. Rusia le otorgó millonarios créditos al gobierno bolivariano para “sustentar” la cooperación técnico-militar.

Un informe de Chatham House, centro británico de temas internacionales, señalaba hace un par de meses que más del 80 por ciento de los envíos de material bélico de Moscú a América Latina realizados entre 2000 y 2016, tuvieron como destino a Venezuela.

Y hay más dinero ruso invertido en la construcción de vivienda social y en el banco binacional de desarrollo, así como empresas exportadoras.

Sin embargo, desde que los precios del crudo cayeron, la relación se amplió. Maduro no encontró países que le financiaran su deuda (sólo China, con quien también está empeñado) y por eso recurrió a su gran aliado: Vladimir Putin.

Maduro necesita efectivo para cubrir la compra de alimentos y medicamentos, así como para solventar sus compromisos internacionales (con los que está al día).

La economía venezolana ha caído desde 2014. El año pasado se contrajo diez por ciento y para este año se espera que caiga otro 7.4 por ciento, según el FMI, que pronosticó crecimiento negativo de 4.1 para 2018.

Se espera que la inflación este año se ubique por encima de 700 por ciento y aún más en 2018.

Venezuela es un país dependiente casi en su totalidad del petróleo. Representa 96 por ciento de las divisas del país. Un férreo control de cambio está en pie desde 2003.

El país se ubica en el puesto 166 de 176 en la tabla de corrupción de Transparencia Internacional.

Venezuela necesita préstamos por cerca de entre 25 mil y 35 mil millones de dólares al año, según el Banco Mundial.

La deuda del gobierno y de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) está estimada en más de 100 mil millones. La deuda anual por costos de servicios de la compañía es de 10 mil millones.

El gobierno tiene 10 mil millones de dólares en reservas internacionales, casi todo en oro, que no puede ser rápidamente convertible.

Maduro ha asegurado el pago de los vencimientos de su bonos, desviando dinero que de otro modo se utilizaría para importar alimentos y medicamentos necesarios.

NTX

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