Edgar Veytia, el narcofiscal invisible

En agosto del año pasado, la revista Proceso publicó un reportaje firmado por Patricia Dávila, en el que hacía eco de los señalamientos que se le hacían al entonces fiscal de Nayarit, Edgar Veytia, a quien se vinculaba con algunos grupos del crimen organizado, en particular con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Tal parece que el Diablo, como se le conoce al fiscal, se había cubierto con un manto que lo volvía invisible, ya que después de estas aseveraciones, la respuesta del Gobierno del estado, así como de la federación, fue voltear hacia otro lado e ignorar las acusaciones; y por el contrario, Veytia recibía constantes felicitaciones y elogios por haber disminuido el índice delictivo en el estado; sin embargo, todo era una simulación, pues nadie acudía a denunciar, porque la fiscalía estaba al servicio de los criminales.

¿Qué fue lo que el Gobierno de Estados Unidos no ignoró para lograr su detención? Nos dicen que, en primera instancia, las constantes acusaciones de la población, pero también la información que les proporcionó el Chapo Guzmán, luego de comparecer ante una corte de Nueva York. Y es que el líder del cártel de Sinaloa no desaprovechó la oportunidad de destapar al protector de uno de sus principales enemigos: el CJNG.

Lo más absurdo es que el gobernador nayarita, Roberto Sandoval, no haya sabido en lo que andaba metido su funcionario estrella, y mucho menos que en la entidad esté operando algún cártel de la droga; al menos así se lo dijo, la semana pasada, a Óscar Mario Beteta, en su programa de radio. ¿Y el CISEN? ¿Tampoco tenía conocimiento? Nos dicen que ellos andaban más ocupados en espiar a algunos políticos contrarios al gobierno.

Por donde se le vea, sería grave que Roberto Sandoval haya sabido del actuar de Edgar Veytia y no lo haya cesado, por lo menos, pues se le podría acusar de complicidad; pero más grave aún que, efectivamente, no sepa lo que ocurre en el estado que dice “gobernar”, pues se le podía señalar de negligente.

Por lo pronto, ya hay voces que afirman que, en los próximos días, el gobernador podría anunciar su separación del cargo, pues en la federación no están dispuestos a asumir el costo político que les está acarreando este nuevo escándalo. Ya veremos.

 
¿Y LA AUSTERIDAD?

Tal parece que el lugar en que no conocen este término es en la Cámara de Senadores, donde, el año pasado, gastaron a manos llenas (dinero público, claro)… Cosa de ver que los legisladores desembolsaron, tan sólo para viajes, 24.7 millones de pesos. El boleto de avión más caro fue para la senadora del PT, Ana Gabriela Guevara: 225 mil pesos en un pasaje a Australia; mientras que el más barato, cinco mil 512 pesos, correspondió al priista Óscar Rosas, quien viajó a la ciudad de Panamá.

 
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@JuanMDeAnda

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