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Onza de plata, para el ahorro de los mexicanos

Ayer participé en el Foro llamado ‘Promoviendo el ahorro para los mexicanos’, que organizó el Grupo de Legisladores a Favor del Ahorro Popular en la Cámara de Diputados, encabezados por el Dip. Francisco Javier Pinto. Que se organicen este tipo de encuentros en una de las sedes de los poderes de la Unión es una extraordinaria noticia, porque pocas cosas hay tan importantes para desarrollar la economía nacional y familiar, como el ahorro.

En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2015, el 32% de la población ahorra de manera informal, como se dice, ‘debajo del colchón’ o en tandas, y sólo el 15% ahorra de manera formal, por ejemplo, en una cuenta bancaria, en Cetes Directo o mediante aportaciones voluntarias a su afore.

Eso es mejor que quedarse sólo en pesos, aunque no son opciones ganadoras o que permitan mantener el poder adquisitivo, sino sólo alternativas menos perdedoras.

Justo por eso hace falta ir más allá. En el foro insistimos en la propuesta de dar un valor estable a la moneda de plata en México. Le explico grosso modo.

Esta iniciativa consiste en que el banco central (Banxico) determine un valor en pesos de la moneda Libertad de una onza troy de plata pura, que sea ligeramente superior (el porcentaje quedaría definido en la ley respectiva) a la cotización del metal precioso en el mercado internacional, a fin de que el Instituto Central siempre tenga una buena utilidad.

Hoy por ejemplo, al tipo de cambio y cotización actuales, la onza de plata vale unos 320 pesos. Supongamos un sobreprecio de 10 por ciento para la iniciativa. En este caso, la cotización a determinar por Banxico para la onza Libertad sería de 352 pesos.

Si mañana se hundiera el precio de la plata, digamos, a 250 pesos por onza a nivel mundial, el banco central mexicano mantendría estable el valor de la Libertad en 352 pesos. Así, el ahorrador no pierde y la moneda seguiría ‘en circulación’ (en realidad no circulará ya que, debido a la Ley de Gresham, sólo se acumulará para fines de ahorro de largo plazo o emergencia, y el público preferirá seguir gastando en su día a día los pesos fiduciarios por ser un dinero de menor calidad).

De hecho, todas las monedas que cargamos en el bolsillo también valen menos en metálico que su valor nominal, y cuando esto empieza a ya no ser así, salen de la circulación o se acuñan nuevas más económicas (¿Por qué cree que las de 5, 10 y 20 centavos ya no se ven, y cada vez son más escasas las monedas amarillas de 50 cts.?).

En cambio, si la plata se disparara, Banxico tendría que ir corrigiendo hacia arriba el valor de la onza Libertad (de acuerdo a la fórmula que quede establecida en la ley). De este modo, de nuevo, la moneda seguirá ‘en circulación’ como tal, y dado que no tiene un valor nominal grabado en ella, se evitará que terminen –como les ocurrió en el pasado a las antiguas monedas de pesos con plata- en las fundiciones.

Aquellas viejas piezas, una vez que valían más por su contenido de plata que por los pesos a los que eran tomadas a causa de su valor grabado, terminaban siendo fundidas. El tenedor vendía así con utilidad la plata extraída de la moneda.

Eso no ocurrirá con la Libertad, cuyo valor se irá justando hacia arriba en beneficio del ahorrador que, de este modo, mantendrá su poder adquisitivo sin importar lo alto que pueda ser la inflación. Gracias a su plata amonedada, el ahorro del público se mantendrá ‘a flote’ con el paso del tiempo.

Esta incomparable tranquilidad de la que gozará el inversor, grande o muy pequeño, fomentará el ahorro y la responsabilidad financiera mejor que cualquier otra política pública de estímulo.

No es la primera vez que se presenta esta propuesta en el Congreso de la Unión, pero hacemos votos para que esta vez, sí salga adelante. Ojalá. ¡Es por México, el máximo productor mundial de plata!

¿Por qué deberías estar acumulando Oro?

Hoy se dio a conocer que un francés heredó de un familiar fallecido, una casa que le tenía una muy grata sorpresa. Encontró escondidos un total de 100 kg. de oro. Según la nota publicada en El Mundo descubrió 500 piezas, dos barras de 12 kg. y 37 lingotes de 1 kg cada uno.

El tesoro se ocultaba en muebles, ropa y en el cuarto de baño, según la fuente.  Dice además que el antiguo dueño de la casa “había adquirido esta fortuna legalmente en los años 1950 y 1960. Se hallaron todos los certificados de autenticidad. Además del heredero, el Estado francés podría beneficiarse del afortunado hallazgo ya que, según la ley de sucesiones, le corresponde el 45%.”

En otro espacio volveremos al tema del voraz apetito de las autoridades fiscales por cobrar impuestos –eufemismo de lo que es ROBAR– a las herencias.

Por ahora, resaltaremos la tradición milenaria de acumular oro, y por qué esa sabia enseñanza debe seguir siendo imitada más que nunca.

Carl Menger –el fundador de la Escuela Austríaca de Economía- se encargó de explicar el largo proceso de discriminación entre mercancías que fungieron como intermediarios generales en los intercambios, que en distintos lugares al mismo tiempo –y en los mismos sitios en diferentes momentos-, culminó con la coronación del oro y la plata como el dinero por excelencia.

Por sus características físicas y propiedades, el ser humano siente un aprecio y atracción especial por el rey de los metales. Gracias a ello, es sin duda alguna la ‘materia prima’ más demandada de todas, como queda evidenciado en su razón de existencias/producción (o ratio stocks-to-flow). Lo que esto significa es que cada onza que se extrae de la Tierra no se consume como el petróleo, el maíz, el arroz, etc., sino que se acumula en alguna forma, como barra, moneda, lingote, joya, etc.

Ese aprecio superior es lo que le da valor –que es cualitativo-, y que para fines prácticos es constante. No hay otra opción que lo iguale, ni siquiera la plata, que es la ‘reina’ monetaria.

Tener oro es ejercer demanda, y sólo se convierte en oferta en el momento en que se pretenda venderlo.

Como ha explicado el Prof. Antal Fekete –fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía-, el oro desafía las leyes de la oferta y la demanda, mientras al mismo tiempo echa por tierra la teoría cuantitativa del dinero.

Y es que cada año hay más oro sobre la faz del planeta, pero su producción anual es pequeña en comparación con lo ya existente. Así, la mayor o menor extracción minera es irrelevante para su valor (cualitativamente constante) y para su precio (cuantitativo y variable), pues su oferta NO depende de cuánto suba este último, sino de que sus tenedores quieran o no desprenderse de él.

Sobre todo en condiciones de miedo y desconfianza en el sistema monetario –como las actuales-, puede ocurrir y ha ocurrido ya que exista una ‘escasez’ de oro. Esto queda exhibido en la anómala backwardation que se ha presentado los últimos años en el mercado cada vez que el precio se desploma. Baja tanto que pocos lo quieren vender en físico.

Que haya backwardation quiere decir se alcanza el punto en que el tenedor de oro, para aceptar venderlo, pide un precio al contado más alto, un ‘premio’ adicional que tienen que ofrecerle sobre el precio del contrato de futuros activo, o de lo contrario, prefiere quedárselo.

Lo normal es que haya contango, o sea, que el precio futuro siempre sea mayor que al contado.

Esta anormal ‘escasez’ de oro es un foco amarillo que nos indica que el sistema monetario actual de dinero fíat, de papel, se acerca a su fin. No podemos saber en qué momento sucederá, pero sí que ocurrirá cuando no sea posible cambiar billetes por oro, o se exijan miles, quizá decenas de miles de dólares para intentar convencer a su tenedor de venderle una onza. Llegado ese punto, el dólar pasará al panteón de la historia como una divisa más que muere y el oro volverá a ser protagonista en el sistema monetario.

Por eso el afortunado francés de los 100 kg. de oro –que a precios de hoy equivalen a más de 3.8 millones de dólares-, con lo que no le robe el fisco ojalá que disfrute de la vida, pero sobre todo, que guarde lo más que pueda y lo oculte hasta en los Alpes suizos si es necesario.

Los demás, continuemos la sabia tradición de acumular oro para el largo plazo, que mal, no nos puede hacer, y menos, con tipos como Trump tomando el poder.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

¿Llegó el resurgimiento del peso? (O qué sí debería hacer Banxico)

Hace una semana advertimos que la llegada del precio del dólar a los 20 pesos, y más allá, era inminente con independencia del “efecto Trump”. Esto ocurrió el lunes por primera vez en el mercado al menudeo, y el alza siguió hasta que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos dio a conocer que dejaba sin cambios su rango objetivo de tasa de interés.

Asimismo, el miércoles criticamos la postura de quienes, con la caída del peso a nuevos mínimos históricos, pedían la intervención de la Comisión de Cambios.

Y es que cuando se hace esto, lejos de alejar la especulación, se fomenta más, porque los inversores saben que se ha bajado el precio de manera intencional, por decisión política. Los fundamentos económicos internos permanecen intactos.

De este modo, se vuelve una apuesta casi segura de ganancia el abrir nuevas posiciones en contra de la divisa local. Como resultado, la depreciación es más prolongada y pronunciada de lo que hubiese sido sin la “mano negra” de la autoridad cambiaria.

Como ya decíamos, el miércoles la Fed dejó sin cambios su rango objetivo para la tasa de fondos federales, y de inmediato, el dólar comenzó a desinflarse.

Al cierre de este artículo ya ningún banco quedaba vendiendo dólares a más de 20 pesos. Según algunos analistas técnicos como Allan Ramírez (@Capitalista1), la cotización podría caer hasta los 18.88 pesos cuando más, antes de retomar fuerza al alza con rumbo hacia los 21 pesos en la siguiente ola alcista.

La realidad es que se trata sólo de estimaciones, pronósticos que pueden o no cumplirse.

En cualquier caso, lo que sí es un hecho es que se confirma que era falso el supuesto ataque especulativo contra nuestra moneda. El mercado por sí mismo, ante las nuevas circunstancias que en todo momento son cambiantes, perdió presión. No hizo falta intervención alguna.

Los populistas a quienes les encanta despotricar y exigir que “haga algo” por parte de la Comisión de Cambios (integrada por funcionarios de Hacienda y Banco de México), se han quedado sin chamba por el momento.

No obstante, llamamos la atención sobre factores importantes: el dólar se fortaleció y podría volver a hacerlo por el “efecto Trump” tras los debates, como también por renovadas expectativas de que en noviembre y/o diciembre la Fed ahora sí suba los tipos.

Eso ya lo sabemos y no tenemos ningún tipo de control sobre ello. Sin embargo, el gran elefante en el salón sigue ahí.

Las causas originales y fundamentales de la debilidad del peso–y que sí dependen de nosotros- continúan empeorando: el elevado y creciente endeudamiento público con todo y el recorte presupuestal propuesto para el próximo año; la expansión del crédito en el país a cargo de los bancos privados a un ritmo hasta cuatro veces mayor al del crecimiento estimado del PIB para 2016; el gasto gubernamental deficitario; la ausencia de un Estado de derecho pleno en el país; el pésimo mensaje populista que se transmite al mundo con lo que se prevé contenga la Constitución de la CDMX y sus derechos inventados, y un largo etc.

Dicho de otro modo, si no vemos el árbol para mejor observar el bosque, nos daremos cuenta de que la mesa sigue más que puesta para que después de una baja temporal del precio del dólar, éste se vuelva a disparar.

Tome en cuenta que en este momento ni siquiera estamos atravesando una crisis nacional o global, pero tarde o temprano llegará. Cuando lo haga, los 20 pesos por billete verde se nos van a hacer baratos, y la inflación en México podría acelerarse.

Como prevención a esto último, Banxico debe continuar su ciclo alcista de tipos de interés en su próximo anuncio de decisión de política monetaria del 29 de este mes. La inflación subyacente a la primera quincena de septiembre continúa su tendencia al alza y se ubica ya en 3.05 por ciento a tasa anual. No olvidemos que la inflación al productor excluyendo petróleo cerró agosto en 5.5 por ciento también a tasa anual. Las presiones por ese lado van a seguir.

En suma, nos mantenemos “cortos” respecto a peso. Si lo bueno “casi no se cuenta”, es porque hay aún más cosas malas que quieren que se callen. No pasará en este espacio.

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Otra crisis económica y recuperación del precio del petróleo, por venir

El legendario inversor Jim Rogers, el gurú de las materias primas, ha dicho en una entrevista reciente con la cadena rusa de televisión RT, que habrá una seria crisis económica el próximo año o dos. Rogers lleva ya un buen tiempo siendo pesimista sobra la condición económica del mundo, en especial, a causa de las irresponsables políticas monetarias ultraexpansivas de los bancos centrales.

El estadounidense radicado en Singapur le ha dado –literalmente- dos veces la vuelta al mundo, por lo que su conocimiento de los mercados es tan amplio, que va desde los más sofisticados instrumentos derivados en Wall Street hasta el trueque. Los ha vivido de primera mano.

No es casual entonces que se oponga a la intervención gubernamental, toda vez que lejos de arreglar un problema, genera más, con peores consecuencias que las que se supone pretendía evitar.

Rogers sabe de sobra que no se puede manipular sin castigo los precios de mercado: dondequiera que esto se haga tarde o temprano los ajustes llegan y casi siempre de manera violenta. Por eso, la manipulación del más importante de los precios –la tasa de interés- que han hecho los banqueros centrales por primera vez de manera coordinada en todo el mundo, será catastrófica.

En la entrevista aludida se le cuestionó sobre el acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita para tratar de estabilizar los precios del petróleo. Rogers contestó que los árabes han dejado claro que no van a recortar su producción petrolera, y sugirió que los rusos tampoco deberían hacerlo.

Si bien ambos están padeciendo por los bajos precios, esto está haciendo inviables los proyectos de extracción más costosa –como el fracking y otros- en países como Canadá, Estados Unidos, etc. “Los presupuestos de exploración se han recortado en noventa por ciento”, reveló.

El resultado no puede ser otro que el de predisponer una crisis de oferta futura, y con ello, que el precio del petróleo eventualmente se tenga que disparar.

A propósito, sobre la muy extendida idea de que la caída en el precio del crudo se debe a una especie de “guerra” contra los miembros del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y otros “no alineados”, Rogers la descartó de plano. La razón es muy sencilla: “Es bueno para China e India que el precio sea bajo”, aclaró, en tanto que son de los más grandes consumidores.

Esto mismo es válido para México, cuyas finanzas públicas sí siguen dependiendo en buena parte del ingreso del petróleo –y más Pemex-, pero que con todo y eso al país le conviene un precio bajo debido a que es ya un importador neto de hidrocarburos.

Por otro lado, para aquellos con interés en diversificar fuera del petrodólar, Rogers recomendó comprar rublos, moneda que considera ya ha tocado fondo a la par del petróleo: “prefiero comprar rublos que casi cualquier otra divisa estos días”, aseveró.

Asimismo, sobre la crisis que viene advirtió que el precio a pagar por el “dinero artificial” salido de la Reserva Federal (Fed) estadounidense y otros bancos centrales será horrible: “Vamos todos a tener un enorme problema. Estén preocupados, estén preocupados”.

Si es de su interés, puede leer la entrevista que le hicimos a Jim Rogers durante su visita a México a finales del año pasado en el portal de GuillermoBarba.com.

Rogers y Barba

Bancos centrales, impresión monetaria y especulación

El domingo el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, prometió continuar con los estímulos monetarios hasta que la inflación ahí alcance el 2 por ciento. Kuroda está convencido de que la inyección de liquidez y la depresión de tasas de interés que ha implementado, “han contribuido significativamente al cambio positivo en la economía de Japón”.

Las cifras mismas de inflación lo desmienten, pues el dato más reciente muestra una caída de 0.4 por ciento en el Índice de Precios al Consumidor contra hace un año. En vez de subir, sigue bajando.

Kuroda dijo que no había posibilidad de reducir el nivel de acomodación monetaria. De hecho, los bancos centrales del mundo hace mucho que pasaron el punto de no retorno, por lo que la salida de este absurdo de creación de dinero y crédito sin fin, será violenta, destructiva y forzada por el mercado, no decidida por los políticos.

Se espera que esta locura de los tipos negativos continúe en el país del sol naciente, incluso por debajo del nivel actual de menos 0.1 por ciento.

Kuroda fue explícito: “a menudo se argumenta que hay un límite a la flexibilización monetaria pero no comparto ese punto de vista”. Tiene razón pero: ¿Qué quiso decir?

Sus palabras significan que seguirá imprimiendo yenes a más no poder, y se jactó de que podrá comprar más bonos del gobierno, recortar las tasas y adquirir otros activos como bonos corporativos, acciones y fondos estatales de bienes raíces.

La razón de que no haya límites a su facultad de emitir dinero comprando activos, se debe a que no hay ningún freno ni respaldo de valor en las divisas actuales. Los billetes que cargamos en todo el mundo representan deuda gubernamental, ya no una determinada cantidad fija de oro como en el pasado. Sin ese extintor de deudas, éstas crecen y crecen hasta colapsar.

El problema con esto es que nos condena a una vida de ciclos interminables de auge y crisis cada vez más severas.

El exceso de crédito no respaldado en ahorro, genera distorsiones económicas muy profundas.

Con una baja artificial de tipos, se envía una señal tergiversada, de que hay mucho ahorro que en realidad es crédito. Los inversores toman el dinero, lo invierten en bienes de capital para producir para la aparente gran demanda que hay y que viene, reducen el empleo humano, expanden la capacidad instalada, sus espacios inmobiliarios, etc. que al final, quedan sin ser empleados cuando queda claro que todo era un espejismo.

Otros inversores –más avezados que los primeros-, sí se percatan de esta falsa señal y optan por colocar el dinero recibido a bajo costo en otro lado: mercados emergentes, bolsas de valores, bonos, etc. Dicho de otro modo, los banqueros centrales aumentan la especulación financiera e inflan burbujas que, cuando revientan, generan una onda de choque deflacionaria.

Esos especuladores saben que deben aprovechar cada vez que se abaraten los activos porque, cuando llegue la debacle, el banco central saldrá a comprar, podrán venderle más caro de lo que compraron y así realizar una ganancia “sin riesgo”. Otra ilusión.

Así que las autoridades monetarias de Japón, Estados Unidos, Zona Euro, etc., están en un callejón sin salida: no pueden dejar de meterle dinero creado de la nada a la economía, porque en cuanto lo hacen, el castillo de naipes que ellos construyeron se colapsa, regresan para levantar otro todavía más grande y el ciclo recesivo se repite.

La mala noticia es que esta tragicomedia no puede durar para siempre. Tarde o temprano el público ahorrador se cansa de meterle dinero bueno al malo, y terminará corriendo en pánico hacia la seguridad del oro.

Cuando se pierda la poca confianza que se tiene aún en los bancos centrales, el valor de las divisas será aniquilado, y una vez más, quedará claro que imprimir dinero para intentar salir de una crisis, tiene garantía al 100 por ciento de fallar.

GuillermoBarba.com

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Las estafas de siempre, nuevos incautos

Hace unos días un conocido me pidió opinión acerca de un “negocio” muy atractivo que prometía grandes ganancias con una baja inversión. Fui explícito: para mí, se trataba de una típica estafa piramidal. A decir verdad, nuestra charla me dejó un mal sabor de boca porque, a pesar de mi insistencia y explicaciones, creo que de cualquier manera va a ingresar a ella. Así pasa.

En los mercados financieros se sabe muy bien que son principalmente dos emociones las que los mueven: el miedo y la codicia.

Cuando alguna de ellas toma el control, no hay nada que haga entrar en razón a los inversores y es cuando llegan los pánicos o las euforias extremas.

En las estafas piramidales apelan a ese sentimiento de codicia con la mentira de que el negocio es “seguro” y de que las ganancias están “garantizadas”. No existe tal cosa.

En realidad, en estos esquemas se forman dos pirámides: la de incautos y la de ganancias.

La primera crece de arriba hacia abajo, por lo que su base se va haciendo cada vez más ancha conforme el número de sus miembros crece de manera exponencial. La segunda pirámide es invertida: la mayor parte de la ganancia se va hacia arriba y allí acumulan más conforme los incautos van ingresando su dinero. Afiliar a otras personas es requisito indispensable para poder cobrar.

Esa base creciente de miembros tiende a recibir menos ingresos cada vez hasta que llegan a cero, al agotarse los nuevos afiliados.

Ese momento es una certeza matemática sin importar cuánto se tarde en llegar, pues el universo de seres humanos es limitado –y aún más el de aquellos que está dispuesto a dejarse engañar- y la pirámide para sostenerse necesita seguir creciendo como es imposible que lo haga.

Aun así estas estafas tienen éxito exaltando la codicia y nublando la razón gracias a que sus miembros de capas superiores –que como vemos se llevan la tajada más grande del pastel- exhiben en todo momento sus extravagantes lujos y buena vida.

No es para menos. Las cuotas por ingresar a estos falsos negocios suelen ser muy elevadas, y dado el número exponencial de sus nuevas víctimas, el botín que se reparte es enorme. Por eso adoctrinan a los nuevos para resistir las voces de advertencia que les dirán que es una estafa, y para no dejar de perseguir “sus sueños”.

Por supuesto, los sacrificados son siempre los de las capas inferiores y medias, porque los últimos no recibirán utilidad alguna, y los de más arriba, suelen perder todo lo ganado en el papel dados los elevados estímulos a “reinvertirlo” (para no retirarlo, mientras los superiores se lo llevan, claro está).

Este mecanismo de fraude es el mismo en cada ocasión, pero víctimas nunca faltan. Ahora es peor porque con Internet, tienen alcance mundial y es más fácil burlar a las autoridades nacionales.

La esperanza de que “esta vez sí va a funcionar” llega porque los fraudes se disfrazan de formas novedosas con diferentes productos, y entre sus estrategias, incorporan a veces “voces autorizadas”, personajes famosos o respetados como aval para su engaño.

La línea que las separa de multiniveles legítimos es delgada pero clara: en un multinivel el dinero viene desde FUERA de la pirámide –por la auténtica venta recurrente de productos a clientes minoristas-, y NO desde dentro de la misma por ingresar nuevos socios.

De todos modos –y eso no lo suelen decir los multiniveles-, su crecimiento tarde o temprano también se detendrá por razones del límite natural a su expansión exponencial.

Una persona me dijo hace tiempo que, a sabiendas de que había entrado a una estafa piramidal, su plan era “retirarse a tiempo” con los bolsillos llenos antes del colapso. ¡Terrible!

Como ve, personas despreciables dispuestas a causar daño económico o de otro tipo las hay en todo momento. Cuídese de ellas, porque por desgracia con la elevada impunidad que vivimos, es probable que usted y miles o millones más lo pierdan todo, y los responsables, se salgan con la suya.

GuillermoBarba.com

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Bancos centrales, autos autónomos y desempleo: la obscura conexión

Bancos centrales, autos autónomos y desempleo: la obscura conexión

Estoy seguro que ha escuchado que las autoridades financieras y monetarias de todo el mundo están tratando de estimular sus economías, porque no han podido recuperarse de forma consistente desde la Gran Recesión de 2009.

Básicamente lo que hacen es aumentar el gasto del gobierno, deprimir las tasas de interés e inyectar liquidez a la economía –o sea, monetizan deuda-, bajo la creencia de que al haber más dinero y crédito circulando la gente va a comprar, los negocios a vender más y así se generará un círculo virtuoso de crecimiento e inflación.

Esto último lo desean con avidez explícita porque es una forma de aligerar la carga de la deuda, que se sigue acumulando exponencialmente a escala global. Este solo hecho –el proponerse mermar el poder adquisitivo del dinero- debería ser suficiente para generar la indignación generalizada.

Pero el “estímulo” no sirve y su supuesta recuperación es sólo un espejismo. Vivir de prestado tiene su límite, y éste, llega en el momento en el que aquellos que prestan deciden que es suficiente, que no vale la pena ni el riesgo seguir dando recursos a quien no puede pagar. Es imposible que la deuda crezca al infinito.

La situación actual es tan extrema que los rendimientos de los bonos ya ni siquiera son bajísimos o nulos, sino que ahora, hay incluso tasas negativas como en Europa y Japón. Dicho de otro modo, los deudores cobran por recibir dinero prestado. Un absurdo.

Tarde o temprano esta borrachera de crédito, deuda e impresión monetaria terminará, y el castillo de naipes que se ha construido se vendrá abajo. Otra gran recesión está garantizada.

¿Qué consecuencias traen entonces estas irresponsables políticas de los banqueros centrales?

Todo lo contrario a lo que nos venden: predisponen más desempleo, más crisis y deflación. ¿Por qué? Porque al haber de forma artificial más crédito y deuda –y además colocándose a las tasas más bajas de la historia-, se estimula el apalancamiento y el desarrollo de tecnologías más eficientes que requieren menos trabajadores.

Los vehículos autónomos–a los que nos hemos referido con insistencia en este espacio-, son un botón de muestra.

Estos nuevos autos y camiones robot serán armados también cada día con más tecnología automatizada de la que ya de por sí existe, que requiere menos y menos trabajo humano.

Ese es tan solo un ejemplo de lo que se reproduce en otras industrias: enormes distorsiones económicas producto de la depresión artificial de las tasas de interés, que deberían ser determinadas por la oferta y demanda de ahorro y no por política activa de los bancos centrales.

Aunque quisieran, no es igual deuda que ahorro, ni expansión de deuda que acumulación de capital. Por eso las burbujas siempre explotan. La que se vive en el mercado de bonos, no será la excepción.

Como le digo, esta estructura descendente de tipos de interés induce a las empresas a pedir prestado para mecanizarse y eliminar mano de obra.

O sea, los banqueros centrales y sus políticas monetarias -no la tecnología ni la automatización, hacia los que sí debemos avanzar con bases sólidas de acumulación de ahorro y capital-, son enemigos de los trabajadores manuales y de los ahorradores. Esto a quien perjudica es a los más desfavorecidos –la mayoría-, que necesita de empleos para vivir.

Lo peor es que ese desempleo luego es atribuido al sistema capitalista de “libre mercado”, lo que sirve de pretexto perfecto para expandir los controles del Estado sobre los ciudadanos.

En realidad, el intervencionismo de gobiernos y bancos centrales ES el problema económico, por lo que no puede contribuir a solucionar ninguno, como prometen los populistas de izquierda y derecha. Se trata de un engaño para hacerse del poder y nada más.

El círculo vicioso de desempleo, pobreza y autoritarismo que crea esa intervención es un motivo más que suficiente para repudiarlo.

La economía se rige bajo sus propias inmutables leyes y no obedece los caprichos de los políticos en el poder. Mientras no logremos sacudirnos su obsesión por controlarlo todo, seguiremos en esta carrera hacia el fondo.

GuillermoBarba.com

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Advertencia: vehículos autónomos, a la vuelta de la esquina

Advertencia: vehículos autónomos, a la vuelta de la esquina
La semana pasada le conté en el artículo “Así es como todos los choferes del mundo perderán su empleo”, que la empresa Delphi Automotive lanzará en 2017 una flota de taxis autónomos en Singapur. Estas pruebas iniciales, sin embargo, tienen la mira puesta en un servicio regular de autos sin chofer, sin volante ni pedales, para 2019, que estará consolidado y en plena operación a más tardar en 2022.
Como suele ocurrir en estos casos, no falta quien con escepticismo opina que los autos que se conducen solos están a años luz de distancia, pero eso es un error. De hecho, la mayoría si –no es que todas- las grandes empresas automotrices ya llevan varios trabajando a marchas forzadas y asociándose con firmas tecnológicas en el desarrollo de estos proyectos. Tienen prisa y la competencia es mucha.
Ayer por ejemplo, Ford anunció que tendrá en las calles vehículos completamente autónomos en menos de 5 años.
¿Le parece mucho tiempo? Inversionistas de Wall Street han presionado a esa marca por tardarse demasiado en desarrollar autos y camiones con dichas características, por lo que es de esperar que incluso los tengan en operación antes del 2021, que es su meta.
Lanzarán primero un vehículo comercial que, como le digo, no tendrá volante ni pedales, que será usado en todo el planeta por compañías de transporte como Uber y Lyft, con las que mediante una aplicación se solicita un servicio.
La compañía no dio detalles sobre cómo lucirá su nuevo auto, pero lo importante según ha dicho su presidente y director general, Mark Fields, es que “los vehículos autónomos podrían tener un impacto tan significativo en la sociedad como la línea de ensamblaje de Ford hace 100 años.” No hay duda.
En su opinión, la automatización definirá la siguiente década, y estamos de acuerdo. El cambio es irreversible.
La automotriz estadounidense incluso ha duplicado a 300 el personal que tiene trabajando en Silicon Valley, y ampliará sus instalaciones en Palo Alto, California. Asimismo, se ha asociado con Baidu, el “Google” chino, que también dijo en junio pasado que estará produciendo en masa autos autónomos en cinco años.
No tenga duda de que esta revolución del transporte hará que algunas empresas automotrices, las que tarden más en adaptarse a las demandantes nuevas circunstancias del mercado, terminarán por desaparecer.
Los países no desaparecerán, ni sus habitantes, pero es un hecho que aquellos que por presiones locales de toda índole –como las laborales- se cierren a la tecnología de estos vehículos más baratos, rápidos, seguros y eficientes que los actuales, se quedarán rezagados.
Como es usual, el principal obstáculo al que se enfrentarán estas innovaciones es el de la regulación.
¿Estarán las autoridades mexicanas preparándose ya para el futuro que viene? Es más que dudoso.
Lo que está pasando en el mercado de los autos y camiones es un nuevo llamado de advertencia: los cambios en el mundo económico suceden más rápido de lo que las autoridades pueden reaccionar. Mucho ayudan si dejan de estorbar.
Apertura y no proteccionismo, competencia total y no obsolescencia es lo que requerimos para atraer inversiones y capital que generen crecimiento y empleo en cantidades suficientes que eleven los ingresos y abatan la pobreza en México. No hay otra fórmula posible.
Además, el gobierno debe hacer valer el Estado de Derecho y reducir los recursos que quita a los contribuyentes por la vía de los impuestos. Controlar el gasto y equilibrar las finanzas públicas es un requisito indispensable.
Quedarnos sólo “milando” mientras el resto del mundo nos rebasa, no es opción.

GuillermoBarba.com

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Una ‘bomba’ deflacionaria en activos se sigue inflando

Una ‘bomba’ deflacionaria en activos se sigue inflando

Guillermo Barba

El viernes el Financial Times informó que el valor de los bonos con rendimiento negativo en el mundo, alcanzó los 13.4 billones (sí, 13.4 millones de millones) de dólares, a causa de las políticas de tasas  negativas y compra de bonos de los principales bancos centrales del orbe.

Estos valores con rendimientos en rojo se encuentran sobre todo en bonos gubernamentales europeos y japoneses, pero cada día crece más el número de bonos corporativos que llegan a este absurdo extremo.

El valor total de bonos en esta condición creció 300 mil millones de dólares tan sólo en una semana según cifras de Tradeweb.

Aquí le hemos explicado que no es posible que en un mercado libre los rendimientos caigan por debajo de cero, porque lo que haría descender los tipos en ese caso sería la abundancia de ahorro.

De acuerdo con las leyes de la oferta y la demanda, si hay mucho ahorro la tasa de interés descenderá hasta el punto en que el ahorrador marginal decide que es suficiente, que no vale la pena prestar su dinero por un premio tan bajo y lo retira del mercado ya sea para guardarlo en efectivo, para gastarlo donde considere mejor o para invertirlo productivamente.

Nadie paga por prestar dinero, y en este caso si ocurre, es porque se espera que el bono se encarezca aún más, lo que le significaría al especulador una ganancia de capital. El rendimiento no le interesa. Dicho de otro modo, los bancos centrales están promoviendo no la recuperación económica sino la especulación en activos, incluidos y en especial, en los bonos.

Como le digo, cuando en un mercado libre con dinero sólido hay una sangría de ahorro es ésta la que finalmente pone un piso a los rendimientos, pues para seguir atrayendo fondos, prestar y seguir haciendo negocio con ello, los intermediarios y deudores necesitan ofrecer una tasa más elevada.

Asimismo, las tasas no pueden subir al infinito en un mercado libre porque el empresario marginal, que arriesga su capital de manera productiva, y el ahorrador que tiene activos que no pagan rendimiento, llegará el punto en que optará por venderlos para comenzar a colocar su dinero en el mercado de deuda a cambio de una tasa que juzga conveniente por “no hacer nada”.

Este nuevo flujo de ahorro hacia el mercado de bonos, al aumentar su demanda, tenderá a encarecer dichos valores y a reducir el rendimiento que paga.

Pues bien, por primera vez en la historia vemos rendimientos negativos porque las tasas de interés están siendo deprimidas de manera intencional por las autoridades monetarias. Los bonos son encarecidos por una demanda extraordinaria , artificial, de los bancos centrales.

La compra de bonos no es otra cosa que monetización de deuda con la intención de empujar el consumo y el crédito para “estimular” la economía.

La “lógica” va muy bien hasta que nos damos cuenta que, en primer término, lo que causó la crisis es justo el exceso de deuda, consumo y crédito en la economía global. Esto, por culpa de un sistema monetario corrupto que no cuenta con ningún tipo de freno a la creación de dinero sin respaldo.

Así que impulsar más y más de los mismos “estímulos” que provocaron la enfermedad económica sólo tendrá el efecto de empeorarla. Al alcohólico le hará feliz en el corto plazo si le regala cajas y cajas de las mejores botellas de su bebida favorita, pero al final, terminará por perjudicar su vida al grado de acabar con ella. No es ningún favor.

Aquí hemos advertido que esta anomalía en el mercado más importante –el de las tasas de interés-, está teniendo consecuencias graves que terminarán siendo MUY deflacionarias. Una bomba de activos que se inflan sólo puede terminar en el colapso, o lo que es lo mismo, en deflación de activos.

No toda deflación es mala, pues de hecho la economía de mercado se trata justo de lograr que los productos y servicios se abaraten cada vez más. Pero la deflación negativa y destructiva es justo la de activos, la que están inflando los banqueros centrales.

No puede usted manipular para siempre ningún precio de manera impune, pues el mercado, las fuerzas de oferta y demanda, terminan ajustando todo por la fuerza.

De manera que sí, como todas las burbujas esta también se inflará a niveles insospechados. Los inversores más avezados deben prepararse, porque después de la euforia aparente, el desastre financiero y económico es inevitable.

GuillermoBarba.com

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Demanda mundial de oro en máximos históricos

Demanda mundial de oro en máximos históricos

Cuando se habla del rey de los metales se suele considerar como aumentos en la “demanda” cada vez que las compras de éste se incrementan en las cuatro categorías en que se divide: joyería, tecnología, inversión y bancos centrales. No obstante, el oro no es una materia prima (commodity) ordinaria, sino LA materia prima dinero.
Debido a su alto valor casi todo lo que se extrae pasa a acumularse como joya, lingote o moneda. Una mínima parte se pierde.
Como es obvio, por sus características y propiedades, el oro no se quema como el petróleo ni se consume como el trigo o el maíz. Cada onza que se saca de la tierra no desaparece sino que pasa a ser guardada en manos de alguien –su tenedor-, quien así ejerce demanda. Al ser dinero en sí mismo, no se le tira a la basura, se le cuida y resguarda.
Así entendida, la demanda real de oro va SIEMPRE en aumento, porque no importa cuánto se produzca siempre habrá alguien que gustoso lo reciba y acumule. Eso explica por qué es la commodity con el mayor número de existencias con respecto a lo que se produce cada año. Sus inventarios totales se mantienen al alza en todo momento. El Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés) los estima en 186 mil 700 toneladas (t) al cierre de 2015.
Esa demanda permanentemente insatisfecha por parte del público la distingue de las demás materias primas y es lo que le da valor. En palabras del Prof. Antal Fékete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía, para fines prácticos la utilidad marginal del oro es constante.
Gracias a ello el oro fue encumbrado –tras un muy largo proceso de discriminación entre distintas mercancías que fungieron como intermediarias generales en los intercambios a través de los siglos-, como el dinero por excelencia. Ninguna autoridad impuso su uso como tal, fue la interacción de las personas en el mercado la que lo eligió en libertad, junto con su eterna compañera, la plata.
El oro pues, es el dinero de los libres.
Explicado lo anterior, este miércoles el WGC publicó su informe Gold Demand Trends con las estadísticas al segundo trimestre de este año.
Destaca que la demanda (que como ya vimos, se refiere a las compras) de inversión se disparó 141 por ciento respecto al primer semestre del año pasado, con lo que alcanzó un máximo histórico para cualquier período similar, de 1,064 t. Es la primera vez que por dos trimestres consecutivos el rubro de inversión es el mayor componente de la demanda.
Esto ocurrió en un contexto en el que el PRECIO de la onza de oro subió 25 por ciento en dólares, su mayor ganancia desde 1980 para una primera mitad de año. El apetito por el metal precioso fue mayor en algunos mercados debido a la debilidad de ciertas divisas frente al dólar.
La escalada en las cotizaciones provocó también que la demanda de joyería cayera 14 por ciento con respecto al primer semestre de 2015. Bancos centrales y tecnología también bajaron en 3 y 40 por ciento, respectivamente.
Como queda claro, son las compras de los inversores las que han presionado al alza el precio del oro ante un escenario económico global adverso, donde además están proliferando los rendimientos negativos en bonos considerados “refugio”. Los responsables de esta grave anormalidad vista por primera vez en la historia, son los banqueros centrales con sus políticas monetarias ultraexpansivas y la depresión artificial de las tasas de interés.
Y es que si por prestar no se gana, sino que al contrario, se pierde dinero, los incentivos quedan más que puestos para buscar activos que no apliquen ese castigo, como las divisas en efectivo y los metales preciosos monetarios en físico.
Es de llamar la atención que ahora sean los inversionistas occidentales, en vez de los asiáticos, los que estén aumentando de manera más importante sus posiciones en oro, en especial, a través de fondos cotizados (ETFs). La demanda de dichos fondos alcanzó un impresionante récord de 580 t.
En México por desgracia la demanda de oro continuó siendo demasiado baja, insignificante, en el segundo trimestre de 2016: 4.4 t en joyería más 0.3 t en barras y monedas para un total de 4.7 t, apenas 3 por ciento más que en igual periodo del año anterior. Lo malo es que la parte de inversión (barras y monedas) cayó 22 por ciento.
Hay muchos ojos por abrir aún en el país y a eso está dedicado este blog. Ojalá desde Banxico hasta los pequeños inversores, por nuestro propio bien financiero, sigamos más el camino del oro.
Economista, autor del blog Inteligencia Financiera Global

GuillermoBarba.com

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El “dedo en el gatillo” para la compra de dólares

El “dedo en el gatillo” para la compra de dólares

En este espacio hemos insistido en que la divisa mexicana, nuestro peso, está condenado a sufrir una depreciación inevitable en el futuro cercano. Hemos explicado que hay tanto razones externas como internas, en especial, el gasto público elevado y el aumento acelerado de la deuda.

Vale la pena recordar que el Brexit –la salida de la Unión Europea, decidida en el referéndum británico del 26 de junio-, disparó el precio del dólar hasta los 19.50 pesos. Sin embargo, casi de inmediato comenzó una subida del peso que, con altibajos, concluyó a mediados del mes pasado en niveles cercanos a los 18.30 por dólar. A partir de entonces regresó la tendencia hacia la depreciación que por el momento está teniendo un nuevo “respiro”.

Las últimas cinco jornadas hasta ayer fueron positivas para el peso, lo que le valió acumular una ganancia de 2.55 por ciento.

¿A qué se debe esta renovada fortaleza? A la debilidad del dólar, sobre todo.

Ayer por ejemplo, dicha debilidad fue impulsada por una caída en la productividad no agrícola en Estados Unidos de 0.5 por ciento en el segundo trimestre de este año, cuando se esperaba una subida ganancia de 5 por ciento. Ese resultado negativo implica un retroceso de tres trimestres consecutivos, el más largo desde 1979. A pesar del discurso de los optimistas, la economía estadounidense no está fuerte.

Como el gobierno mexicano no tiene prisa alguna en recortar en serio el gasto hasta equilibrar el presupuesto y el contexto externo no ha variado significativamente, reiteramos nuestra recomendación de recortar al mínimo posible las posiciones de los inversores en pesos y aprovechar las bajas del dólar para comprar.

A esto súmele el factor Trump, que pese a ir por ahora abajo en las encuestas, no debe ser descartado aún para llegar a la Casa Blanca, y eso, tampoco es positivo para nuestra moneda.

Por cierto, a nuestra sugerencia se suma ahora el mismísimo banco Goldman Sachs, que ha recomendado esta semana a sus clientes la compra de dólares. En su opinión, el billete verde está “subvaluado” por las tenues y rezagadas expectativas del mercado de que la Reserva Federal (Fed) suba de nuevo los tipos de interés en 2016.

Y es que esa institución señala que las probabilidades de un alza de tasas por parte de la institución que preside Janet Yellen, son ya del 75 por ciento. Lo anterior, dice, tras los datos de nóminas no agrícolas publicados el pasado 5 de agosto, que fueron mejores a lo esperado.

Aunque no coincidamos con esa opinión de fortaleza en la economía americana y el alza de tipos, lo cierto es que durante la última semana el peso ha avanzado alrededor de 50 centavos, por lo que pensamos que en efecto, sí es hora de tener el “dedo en el gatillo” para la compra de divisa norteamericana.

Conforme nos acerquemos más a niveles de 18 pesos el soporte será fuerte, y si se rompe, habrá que tomar posiciones todavía con más fuerza.

El peso es un “corto” más cantado que el Himno Nacional, lo que significa que después de su fortaleza temporal, volverá a flaquear.

Negocios que dependan de la compra de insumos en esa divisa para su producción, deberían tomar previsiones y buscar instrumentos financieros adecuados que les permitan protegerse del riesgo cambiario. En Inteligencia Financiera Global les podemos orientar al respecto.

El resto –ahorradores e inversionistas-, más allá de un “colchón” en pesos para emergencias y compras de oportunidad, debería prepararse expandiendo sus tenencias de divisas fuertes y otros activos que preserven mejor su poder adquisitivo –como el oro y la plata físicos amonedados-.

Es una pena, pero las malas decisiones de gobierno y el contexto internacional, no nos dejan otra alternativa que la autodefensa financiera.

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