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Perspectiva estable de México en 2018: Standard & Poor’s

México mantendrá la perspectiva estable de su calificación de deuda soberana hacia el 2018, de acuerdo con el escenario base de la calificadora Standard & Poor’s (S&P).

En una conferencia telefónica celebrada este miércoles, analistas de S&P expresaron que la calificación de la deuda soberana de México (BBB+) y la perspectiva “estable” se mantendrían en 2018 incluso si el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) fuera cancelado.

Analistas también consideraron que, de acuerdo con su escenario base, la calificación y la perspectiva de estabilidad en México continuarían el próximo año independientemente del candidato que ganara las elecciones presidenciales.

“Tenemos una perspectiva estable de México pese a las amenazas que aparecen todos los días acerca de los potenciales cambios del TLCAN, y de otros factores que pudieran afectar el comercio o la inversión extranjera”, afirmó Joydeep Mukherji, director gerente de calificaciones soberanas de S&P.

El análisis de Mukherji parte de la base de que la relación comercial, de las cadenas productivas y de los flujos de inversión en América del Norte continuaría, al menos durante el próximo año, incluso si el TLCAN es desmantelado.

“Nuestro escenario base es que si el TLCAN es renegociado pronto o si las negociaciones se extienden, o incluso si el TLCAN es cancelado y no es remplazado por otro acuerdo, esperamos que esta relación se mantenga”, aseguró Mukherji.

En caso de que la relación entre cadenas productivas, comercio e inversión sea alterada con la cancelación del TLCAN, el escenario base de S&P cambiaría, lo que llevaría a una revisión de la perspectiva de México. Ese escenario no es el más probable, insistió el analista.

Una renegociación del TLCAN “significa que habrá cambios pero no creemos que signifiquen un descarrilamiento potencial para la cadena (productiva) o que tendrían un impacto sustancial en las calificaciones soberanas”, precisó Mukherji.

La otra gran incertidumbre sobre México hacia el 2018 son las elecciones presidenciales. En ese sentido, Mukherji descartó que un eventual triunfo del candidato que ahora lidera las encuestas, Andres Manuel López Obrador, provocaría cambios profundos en los fundamentos financieros de México.

“Creemos que los pilares fundamentales que mantienen la calificación en México continuarían sin importar quién gane las eleciones. El Banco de México seguiría autónomo y continuaría la tasa de cambio flexible y la creíble política monetaria”, aseveró Mukherji.

Por su parte, Diego Ocampo, analista de calificaciones corporativas de S&P, consideró que una posible cancelación del TLCAN tendría un efecto retardado en la economía de México.

Los primeros afectados serían los consumidores, que se verían privados de una menor gama de productos; en tanto que la industria automotriz sentiría el efecto de un potencial final del TLCAN hasta después de un año de la terminación de este acuerdo.

“Existe poca capacidad instalada disponible en Estados Unidos como para transferir la producción de México, y hay contratos firmados por lo que los cambios de producción tomarían tiempo, al menos hasta que expiren tales contratos”, puntualizó Ocampo.

Finalmente, Daniela Brandazza, analista de entidades financiera internacionales de S&P, apuntó que espera que 80 por ciento de las calificaciones de las deudas de los estados y de los gobiernos locales de México se mantengan estables en el 2018.

NTX

Standard & Poor’s mantiene calificaciones y perspectiva estable del Fovissste

La calificadora internacional Standard & Poor’s (S&P) mantuvo altas las calificaciones del Fovissste, así como una perspectiva estable en su rol como uno de los mayores originadores de crédito para la vivienda en México.

De tal forma, S&P confirmó las calificaciones de crédito de contraparte en escala nacional de largo plazo de “mxAAA”, y de corto plazo de “mxA-1+”, para el Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Fovissste).

La empresa calificadora destacó que el fondo de vivienda se ha consolidado como uno de los principales originadores de crédito de vivienda en el país, con una participación de 8.3 por ciento del total de la cartera hipotecaria del sistema bancario mexicano.

En un comunicado Fovissste detalló que a pesar del incremento que tuvo en su cartera de crédito durante 2016, registró un aumento significativo en el nivel de reservas para contingencias no esperadas, por lo que su capital ajustado por riesgo se mantuvo en 5.34 por ciento al cierre del año pasado.

La calificadora internacional señaló además que la perspectiva estable refleja la expectativa de que durante los próximos 12 a 24 meses el Fovissste mantendrá su rol y vínculo con el gobierno, y seguirá respaldado por el continuo fortalecimiento de su capital.

S&P apuntó que el fuerte vínculo que existe entre el Fovissste y el gobierno mexicano se traduce en una probabilidad muy elevada de que el fondo reciba apoyo extraordinario del gobierno ante un escenario de estrés financiero.

Cabe destacar que el Fovissste otorga créditos hipotecarios a trabajadores de dependencias gubernamentales, quienes gozan de mayor estabilidad laboral que en el sector privado, lo cual brinda mayor seguridad al perfil de negocios del organismo.

ntx/jcd

Fitch Ratings revisó la perspectiva de México de estable a negativa

La calificadora Fitch Ratings revisó la perspectiva de México de estable a negativa, con lo que mantiene una nota en “BBB+”.

Fitch Ratings estima que la deuda general del Gobierno alcanzaría alrededor de un 47% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2017. Y señaló que la depreciación del peso mexicano incrementará la inflación.

Anteriormente, el pasado mes de agosto, la calificadora Standard & Poor’s bajó a negativa la perspectiva de las calificaciones de largo plazo de México.

lsmt

Inercias: calificación soberana de México en riesgo

Quien quiera que crea en las calificadoras de riesgo crediticio bien podría mejor optar por creer en el hada de los cuentos, que al menos sí es inofensiva. Son más que conocidos sus fallos capitales, en especial el haber dado la nota más alta posible a activos que eran basura, como las hipotecas “subprime” en Estados Unidos, cuya burbuja al estallar trajo la crisis y Gran Recesión de 2008-2009.

Dos de ellas pertenecientes al grupo de las “Tres Grandes” –Moody’s y Standard & Poor’s-, pusieron ya este año en perspectiva “negativa” la calificación soberana de México. Es cierto que se le asigna al gobierno, pero una eventual degradación de la misma tendría un impacto generalizado a nivel país, que sí afecta a personas y empresas, no sólo al sector público.

Es importante no perder de vista esto en el contexto de la presentación ayer del Paquete Económico para 2017.

El nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade, tuvo menos de dos días para hacer los últimos arreglos en especial al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), documento que por sus características suele ser el más “manoseado” por los diputados, que tienen la facultad exclusiva de asignarlo y aprobarlo. Nadie quiere que le recorten recursos, pero es indispensable hacerlo y hacerlo en serio. Ojalá lo entiendan.

Por desgracia, a juzgar por lo presentado el esfuerzo es bueno, pero insuficiente. Lo es porque el prometido superávit primario es de apenas 0.4 por ciento del PIB, equivalente a 73 mil 825 millones de pesos (mdp), mientras el costo financiero de la deuda gubernamental llegará a 568.2 mil mdp y los ingresos derivados de financiamientos (deuda) ascenderán a 527.9 mil mdp.

El recorte presentado es de solo 239 mil 700 mdp respecto a lo aprobado en el PEF 2016. Esto queda por debajo de los 300 mil mdp que había propuesto el sector empresarial de país, que eran mucho más deseables si tomamos en cuenta que los diputados de todos los partidos se pelearán con uñas y dientes para disminuir el tamaño del recorte.

Ahora bien, como no habrá un superávit fiscal sino si acaso uno primario (es decir, sin contar el pago de intereses), el déficit seguirá haciendo que la deuda se incremente en términos absolutos. Detener la trayectoria ascendente de la deuda en términos relativos al PIB, implicaría entonces tener un crecimiento más o menos vigoroso, lo cual es poco probable que se dé en el contexto de un crecimiento que no se consolida en Estados Unidos. De hecho, una recesión ahí es muy probable durante el próximo año o dos.

Como es usual, las proyecciones oficiales son muy optimistas para 2017: un crecimiento entre 2 y 3 por ciento, un tipo de cambio promedio de $18.20, precio medio de la mezcla mexicana de crudo en 42 dólares, un déficit fiscal de 2.4 por ciento del PIB y uno de cuenta corriente de 3 por ciento.

En lo que va del sexenio el optimismo –e incumplimiento de expectativas- ha sido la constante, como se ilustra muy bien en el siguiente gráfico que compartió ayer Sergio Negrete

thumbnail_econokafka CGPE incumplidos

Los Saldos Históricos de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) como porcentaje del PIB se han disparado y, por quinto año consecutivo, se promete en los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) que descenderían muy ligeramente de 50.5 a 50.2 por ciento del PIB.

Con dos años electorales cruciales en puerta (2017 en que se jugará la gubernatura del Estado de México y en 2018 la elección presidencial), de nueva cuenta es poco creíble que el gobierno vaya a cumplir. Menos aún con el nombramiento estratégico de Luis Enrique Miranda al frente de la Secretaría de Desarrollo Social, que podría hacer que “lloviera” dinero para compra masiva de votos utilizando “programas sociales”.

Por si fuera poco, las participaciones a los estados crecerán en más de 5 por ciento. Sobra decir lo ineficientes que también son en el ejercicio de su gasto.

Hemos dicho que el nombramiento de José Antonio Meade al frente de Hacienda da confianza a los mercados e inversionistas. Sin embargo, con el Paquete Económico presentado, es evidente que la inercia de gasto de este gobierno –que ha privilegiado el dispendio en gasto corriente sobre el de inversión-, es muy fuerte.

Debido a lo anterior, reiteramos lo dicho en otras ocasiones en este espacio: la calificación soberana de México ya debería ser más baja –sobre todo por el gigantesco agujero llamado Pemex que no desaparecerá pase lo que pase-. Deseamos suerte a quien espere a que las siempre tardías calificadoras degraden nuestra nota, que en todo caso, pensamos que lo harán antes de que concluya la administración de Peña Nieto.

Todo ha cambiado, para seguir más o menos igual.