Los nómadas de la noche

Desde el principio Rubén Cortés establece un trasfondo implacable: “A cuatro generaciones de mi familia el gobierno de Fidel Castro les señaló dónde trabajar y qué estudiar, a cuál hospital ir, qué programas de televisión ver y qué emisiones de radio escuchar, qué libros leer, en qué clínica nacer, en cuál funeraria ser despedidos y en cuál cementerio ser enterrados.”

En Los nómadas de la noche, su libro más reciente, el director de La Razón expone, en ocasiones con la atmósfera melancólica de la literatura del exilio, su visión y sus recuerdos de la vida en Cuba durante las décadas en que imperó una sola voluntad.

Hechos y reflexiones remiten a preguntas básicas: ¿Es la libertad prenda complementaria, incluso prescindible, en pos de la igualdad? ¿O es aire indispensable, esencia de la vida?

¿Es libertad escribir lo que se quiera, pero dentro de la Revolución, porque “contra la Revolución nada”? ¿Qué grado de libertad tiene un pueblo al que se prohíben hasta los pregones callejeros?

¿Vale asegurar derechos sociales sin garantizar derechos humanos?

Asoma, asimismo, en la narrativa de Cortés, la contradicción entre los letreros que afirman “Somos felices aquí” y los tres millones de cubanas y cubanos que han preferido, pese a todos los riesgos, salir de la isla. “Somos felices aquí”, rezan las pancartas, pero el promedio anual de suicidios alcanza los dos mil, esto es, una tasa de 20 por cada 100 mil habitantes.

Breve, intenso, el texto de Rubén Cortés parece ir de prisa, y el lector lo sigue, casi con una sensación de vértigo, por páginas testimoniales, a veces nostálgicas, a veces dolorosas. No es, sin embargo, un libro amargo: prevalecen el sentimiento, la emoción, el corolario insinuado, por encima de cualquier sesgo de resentimiento.

Con un oficio periodístico que le permite elegir los pasajes cargados de símbolos y contarlos con claridad y precisión, Rubén Cortés extrae también literatura de su experiencia como parte de una generación que nació prácticamente con la Revolución triunfante.

Según el autor, resultaba difícil que la suya y otras cinco generaciones “no se sintiesen perturbadas, atormentadas y no tuvieran una visión sombría si en 58 años las acosaron todas las decepciones, todos los traumas y jamás les preguntaron si querían votar para elegir a sus gobernantes, si estaban de acuerdo con que nada en un país pueda estar por encima de las decisiones de un líder único o si consideraban que la libertad es un valor que debe regir a una sociedad”.

A esas generaciones, dice Cortés, a las que no se les preguntó nada, se les debe todo.

Los nómadas de la noche es un viaje íntimo, y a la vez público, por sesenta años de una experiencia única, primero en la tierra misma y luego en el exilio, un camino hasta ahora sin retorno que incluye emociones propias y ajenas, todas cercanas, como la ventana a la que uno se aproxima para contemplar el atardecer.

Twitter: @mfarahg

Secretario general de la Cámara de Diputados y especialista en derechos humanos.

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