Oye, Trump

Oye, Trump ¿Sabías que la gente sigue diciendo que tú y yo estamos locos?

¿Que tú y yo estamos locos, Andrés?

Figúrate.

No hagas caso, Andrés…

El lunes por la tarde, Andrés Manuel López Obrador anunció que tenía un nuevo libro en circulación. Bajo el provocador título, Oye, Trump, el candidato de Morena se dirige al Presidente de Estados Unidos como si éste fuera a escucharlo. Hace unos meses los consejeros cercanos de Trump se quejaron de su incapacidad para aceptar recomendaciones; su hija Ivanka ha declarado que su padre-presidente no toma en cuenta sus opiniones. Pero, ¡enhorabuena! está aquí el texto de López Obrador para interpelarlo.

El breve libro recopila diez de los discursos que ha expresado Andrés Manuel del 20 de enero al 28 de marzo de 2017 y que estaban disponibles en YouTube o recogidos en notas periodísticas.

El precandidato de Morena ha elegido al enemigo público número uno de los mexicanos para hacer una suerte de boxeo de sombra. Pero para lastimar a la perversidad de Trump hacían falta argumentos precisos, ideas contundentes y discusión racional; infortunadamente, en el libro nada hay de eso.

De manera desenfocada, Andrés Manuel propone: Al discurso de odio hay que responderle con el principio espiritual del amor al prójimo. Los filósofos Jeremy Waldron y Ronald Dworkin, en su larga discusión en The House of Literature en Oslo durante 2012, sobre la posible regulación y penalización de los Discursos de Odio, desatinaron en su esfuerzo al no considerar la sesuda respuesta de López Obrador.

Andrés es consciente de que los sentimientos antimexicanos se han colado en la visión de muchos de los norteamericanos. Por ello afirma: es indispensable recurrir a los buenos sentimientos de los habitantes de esta gran nación para hacerles ver que ni Estados Unidos ni América son primero: que lo primero es construir, aquí en la Tierra, el reino de la justicia y de la fraternidad universal para vivir sin muros, pobreza, miedos, temores, discriminación y racismo en todo el mundo. Imagine la escena, respetado lector: un auditorio abarrotado por neonazis norteamericanos, asiduos lectores de Breitbart News, militantes de la ultraderecha –Alt Right– y miembros del Ku-Kux-Klan ansiosos, todos ellos, por escuchar las propuestas de Andrés Manuel y rectificar el rumbo. ¿Cree que eso sea medianamente factible?

Andrés Manuel piensa que sí pues, en contra de Hobbes y de la historia, afirma: el ser humano no es malo por naturaleza; si se le impulsa a la reflexión y a la empatía actúa con inteligencia y descubre su bondad interior. Así que, a pesar de lo que le diga el sentido común, ¡estamos a salvo!

Finalmente, López Obrador cambiará el ethos de la sociedad de consumo norteamericana: Toquemos el corazón de los estadounidenses; hay que recordarles que la verdadera felicidad no reside en la acumulación de bienes materiales, títulos o fama, ni se obtiene con prepotencia, sino con el bienestar del alma, es decir, estando bien con nosotros mismos, con nuestra conciencia y con el prójimo. Y ¡cataplúm! A partir de este recuerdo, los problemas de convivencia entre Estados Unidos y México se resuelven gracias a que todos estaremos bien con nuestra conciencia y con el prójimo. El argumento es de tal ingenuidad que el mismo Sócrates se sonrojaría.

Y, por favor, no se me malentienda. El sentido de esta crítica es porque la idea detrás del texto es indispensable para la vida democrática nacional. Nuestros migrantes deben ser defendidos frente a instancias internacionales –asunto del que sí se ocupó Andrés Manuel y que está recogido en el capítulo ocho del libro–. Sin embargo, fuera de ese apartado, encuentro sólo pensamiento mágico trasladado a la política: Trump es un dragón que será abatido por la lengua misericordiosa de Andrés. Mucho me temo que éste no es el argumento que garantizará los derechos humanos de los migrantes.

La ironía, detrás del libro, es que tanto Trump como López Obrador comparten la misma genética, aunque no los mismos objetivos. Ambos son presas del discurso maniqueo representado en la expresión “Yo estoy bien, tú estás mal” y eso no construye pueblo ni fortalece a nación alguna. El primero utiliza el sentimiento del odio para conseguir votos; mientras que, el segundo, lucra con el insuperable victimismo de los mexicanos. Se ve así que eso de polarizar sentimientos para no resolver problemas es una práctica que rebasa fronteras y Estados.

Me doy por vencida con el borracho de poder y adicto a la ambición de Trump; pero también me empalaga la melcocha edificante de Andrés Manuel. Creo que podemos encontrar un mejor discurso.

Por todo ello, recomiendo no comprar el libro. Si su curiosidad es grande, visite las páginas que enlisto a continuación, en donde encontrará los discursos y referencias periodísticas de esta fallida embestida a Trump.

* Profesora Investigadora en la Universidad Anáhuac

Email: [email protected]

Twitter: @ValHumanrighter

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