Rajoy: primero soso, después rancio

Valeria López

Sólo hay algo más triste que despertar al lado de un cadáver: ser uno mismo el muerto en vida. El proyecto político de Mariano Rajoy agoniza, lo envenenó la corrupción. Y esta incapacidad de hacer Gobierno muestra que los primeros auxilios políticos que ha recibido no son suficientes. Rajoy debió haber considerado que su otrora retórica (sosa) terminaría siendo rancia.

El discurso que presentó Rajoy frente al Congreso, con la intención de convencer a los otros partidos de permitir su investidura, no tuvo mejores argumentos que “no hay de otra” más que dejarlo hacer Gobierno, pues unas terceras elecciones serían desastrosas para España. Como sabemos todos, un discurso que tiene más de chantaje que de proyecto no puede ser la mejor opción para nadie.

Rajoy nos presentó un discurso de derrota, de resignación, agónico. Y ésa es una triste manera de iniciar un periodo presidencial, un proyecto o un matrimonio: “estemos juntos porque no hay de otra, hagámoslo porque ya qué, déjenme gobernar porque sí”. Por si fuera poco, no dudó en decir que no venía a “cosechar aplausos sino a resolver problemas”.

Además de la…

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