En contraste con el ánimo de 2008, cuando parecía comenzar una nueva era de igualdad racial, política y social en Estados Unidos por el triunfo de Barack Obama, hoy, luego de la victoria de Donald Trump, se vive un ambiente de retroceso, como si de pronto regresáramos a tiempos oscuros
Estos son algunos de los testimonios publicados en redes sociales por personas que han experimentado el miedo y la violencia, producto de expresiones racistas envalentonadas por la retórica de Trump y su próxima llegada a la Casa Blanca.
1. “Hoy fui acosada por un hombre blanco mayor que pensaba que yo era mexicana. ‘No puedo esperar a que Trump nos pida que violemos a su gente y que los mandemos de vuelta del otro lado del muro más grande que vamos a construir. Regrésate al infierno, mojada.’ Después me lanzó agua al rostro, me insultó con el dedo medio y corrió. Apenas pude contenerme para no responder. Nunca había estado tan aterrada de ser una mujer y una minoría.”
2. “Estaba en el autobús y estas chicas de la preparatoria de St. Francis se suben. Miraron a su alrededor, me miraron y dijeron: ‘¿No se supone que tu gente se debe sentar al fondo del autobús? Trump es presidente’. Miré a mi alrededor y vi que mayoritariamente era gente negra e hispánica los que estaban sentados atrás.”
A Estados Unidos le ha llevado 240 años avanzar hacia la igualdad de derechos de sus habitantes. Lento ha sido el camino desde 1776, cuando en la Declaración de Independencia se asentó: “Todos los hombres han sido igualmente creados…”
Entre otros muchos acontecimientos, tuvo que suceder la sangrienta Guerra de Secesión (1861-1865) para imponer la abolición de la esclavitud y un siglo después Martin Luther King y miles de afroamericanos padecieron una violenta persecución antes de lograr el reconocimiento de sus derechos civiles (1955-1968).
A pesar de su hondura, esos acontecimientos no acabaron con la esclavitud ni con la discriminación de tajo, pero al menos se había logrado que racistas y xenófobos guardaran las formas. No era ni social ni políticamente correcto declararse racista.
Con la campaña de Donald Trump y sus discursos excluyentes, empezaron a salir de las sombras los segregacionistas, los puristas, los nativistas, pero una vez que el candidato republicano se convirtió en presidente electo, el odio ha emergido como lava de volcanes hasta hace poco solo humeantes.
Más testimonios de estos días:
3. Un director en Pennsylvania admitió que varios estudiantes estaban coreando: “¡Levanta-algodón, eres un negro, Heil Hitler!’’.
4. “Tres de mis amigas musulmanas, a las cuales nunca había visto sin hijab, vinieron hoy a la escuela sin ellos porque tenían miedo.”
5. “¡Acabo de vivir una de las peores cosas de mi vida! Mientras cargaba gasolina, un auto se orilló junto a mí… salieron cuatro hombres… todos caucásicos… luego procedieron a hablar de la elección y lo felices que estaban de no tener que lidiar con niggers por mucho más tiempo… y yo, siendo como soy, me quedé en silencio… hasta que uno de ellos caminó hacia mí y dijo: ‘¿Qué tan asustada estás ahora, perra negra? Debería matarte ahora mismo… eres un desperdicio’. Aun así no dije nada, mantuve mi cabeza baja, y él siguió: ‘¿Eres sorda o algo por el estilo, negra?’ Luego otro chico bajó del auto con un arma y dice: ‘Tienes suerte de que haya testigos o de lo contrario te disparaba aquí mismo.’ Para este momento, yo estaba llorando. Se fueron, pero estoy confundida, asustada, molesta… ¿es esto lo que será América de ahora en adelante?
Y un grafiti en un muro: “Las vidas negras no importan, y tampoco sus votos.”
Y una carta puesta en un parabrisas de un auto: “No puedo esperar a que su ‘matrimonio’ sea nulificado por un presidente de verdad. Familias gay, quémense en el infierno. Trump 2016’’.
Y una experiencia que sacude: “Esta mañana salí a correr a las 7 am. Aun no entiendo cómo sentirme. Niños de secundaria me gritaron y me dijeron que me regresara a África. ¡Niños!”
6. “Fui a la licorería a comprar cigarros. Unos hombres blancos me preguntaron si hablaba inglés. Me reí y los ignoré. Me siguieron a un 7/11 y me dijeron que los chinitos deberían salirse del país mientras puedan porque una ‘América más pura va a regresar’. El encargado les pidió que se fueran y le llamaron Bin-Laden y le dijeron que regresarían a quemarlo en una cruz. Les dije que se fueran y me contestaron ‘¡Ah, wow, habla inglés!’ Me siguieron hasta mi auto mientras gritaban ‘¡poder blanco!’
7. “Mi primer encuentro racista después de la elección de nuestra nueva broma de presidente: mientras estoy en Wallmart una mujer se me acercó, me jaló de mi hijab y me dijo: ‘Esto ya no está permitido, así que ve a colgarte con él del cuello y no de la cabeza.’ Estoy traumatizada.”
Y en las escuelas: “La administración de la preparatoria está instalando cámaras en los pasillos porque los estudiantes que apoyan a Trump están coreando ‘¡10 pies más alto! ¡10 pies más alto!’ Se lo están cantando a los alumnos hispánicos.”
Hay una carta que circula en un campus universitario: “Donald Trump ganó. Ahora todos ustedes maricas liberales mejor se callan con sus derechos musulmanes, derechos para homosexuales, derechos de inmigrantes ilegales y toda su demás mierda. La economía de América finalmente florecerá de nuevo y el mundo temblará frente a la idea de enfrentarse a los militares americanos.”
En el supuesto de que Trump no haga nada de lo que dijo en campaña, lo dicho ya ha causado un enorme daño: Su retórica y su elección han “legitimado” el racismo, la exclusión, la segregación, la persecución, la agresión, la humillación.
Todo esto se puede hacer porque lo dijo el presidente.
Ha instalado la estratificación de los habitantes de Estados Unidos, ha refundado el sistema de castas.
Ni las instituciones ni el pueblo de ese país, y tampoco la comunidad internacional, pueden permitirlo.
Habrá que dar una dura batalla cívica y moral para impedir este inaceptable retroceso en derechos humanos.
*Especialista en derechos humanos y secretario general de la Cámara de Diputados @mfarahg