Ayer el empresario Hugo Salinas Price, presidente de la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, publicó un artículo titulado ‘Vienen las Tromp-adas’. En él, señala acertadamente que en el futuro cercano, México comenzará a recibir fuertes golpes por parte del próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. No hay duda.
Contrario a lo que nos venden desde el gobierno mexicano con su discurso del ‘todo va a estar bien’, los hechos exhiben que Trump viene con todo, en particular, en el aspecto comercial.
Ante este escenario adverso que nos empujará hacia una fuerte recesión, es necesario tomar a tiempo medidas urgentes y decididas que minimicen los efectos negativos de la crisis entre la gente.
El antídoto anti- Trump no puede ser más del mismo proteccionismo que pregona, sino lo opuesto: apertura total y mercados competitivos. Esto debe alcanzar al ámbito monetario, de manera que compitan por la preferencia del público la moneda de plata y el dinero de papel o polímero.
Salinas vuelve así a impulsar su propuesta de monetizar la onza de plata Libertad, bellísima moneda de metal puro Ley 0.999, que asegura, “será el mejor dinero del mundo”. Estoy de acuerdo.
No se trata de volver a usar monedas con plata como en el pasado, que tenían grabado su valor nominal. Nada de eso. El magnate explica que “se le atribuirá a la onza ‘Libertad’ un valor en pesos, mismo que será ajustable hacia arriba, cuando suba el precio de la plata, pero que no bajará cuando baje”.
Es decir, que quien tenga onzas Libertad tendrá la seguridad y el orgullo de saber que el poder adquisitivo de su ahorro estará siempre protegido contra devaluaciones.
El valor atribuido a la moneda de plata por la autoridad monetaria (Banxico) sería ligeramente superior al de su valor en metal fino, pues de este modo, cada vez que la plata subiera de precio ‘flotaría’ y se mantendría ahí. Su tenedor no sufrirá una pérdida en caso de una caída en la cotización internacional.
Como ocurre con las monedas comunes de pesos y centavos –cuyo valor metálico es inferior al nominal-, la onza Libertad seguiría por siempre en manos de la gente como dinero. Gracias a su valor ajustable al alza jamás se alcanzaría su ‘punto de fusión’, que es el instante tras el cual el público prefiere retirar la moneda y fundirla para obtener una ganancia, que usarla para pagar con ella a un valor en pesos especificado en su reverso.
En fin. Gracias a la llamada Ley de Gresham podemos saber que las monedas de plata casi no circularían, pues la gente las atesorará como ahorro de largo plazo y las usaría sólo si tiene necesidad o urgencia. Preferirá pagar con el dinero de menor calidad, es decir, con billetes.
Salinas Price tiene razón: “No necesitamos un gran ejército con armas atómicas para defendernos del Imperio. Sólo necesitamos usar un poco el seso y tener bien puestos los pantalones.”
México es el máximo productor de plata en el mundo, y este momento, es el ideal para dar un audaz paso al frente en materia monetaria.
Salinas vaticina que el presidente que le dé dinero de plata a los mexicanos recibirá un enorme respaldo popular, pues se terminaría con el serio padecimiento del alza de precios que tanto daño hace a las mayorías.
La pelota está en la cancha del Poder Legislativo desde hace varios años. Esperemos que los diputados y senadores pongan ya manos a la obra, y que ni Banxico ni el gobierno le metan el pie al que puede ser nuestro auténtico ‘escudo de plata’ contra Trump.