Dickens, un clásico esta navidad

Charles Dickens, uno de los mayores escritores ingleses de la literatura universal, fue un personaje lleno de historias y con todo tipo de anécdotas en su vida.

El pequeño Dickens nació en una familia pobre, de clase media pero llena de deudas. Desde pequeño le privaron de una buena educación y hasta los nueve años no pudo entrar en una escuela. Como bien se describió él mismo posteriormente, era “un niño muy pequeño y no especialmente cuidado”. Quizás el principal responsable de todo esto fue el padre de Charles, que derrochaba el dinero sin sentido. Constantemente le llegaban nuevas deudas que se acumulaban y que llevaban a la familia a empeñar todas las posesiones. Hasta tal punto llegó su padre que lo tuvieron que meter en la cárcel por falta de pagos.

Una de las grandes aficiones de este chico falto de educación fue la lectura. Era un apasionado de las novelas picarescas, como las de su escritor favorito Henry Fielding o Tobias Smollett. Entre sus lecturas, se encontraban obras maestras de la literatura, como Robinson Crusoe o Don Quijote de la Mancha.

Entre las muchas curiosidades de su vida, destaca que muchas veces, sobre todo en sus inicios, escribió con el pseudónimo de Boz. ¿Y por qué lo hizo? Dickens trabajaba gustosamente en un periódico en el que hacía crónicas de lo que pasaba en el parlamento inglés, era un buen empleo para él. Pero, cierto día, un redactor le ofrece trabajar en su periódico para que hiciera crónicas de lo que pasaba en la vida cotidiana del ciudadano medio, querían que Dickens explicara a la verdadera sociedad de la época, querían que explicara a la clase media de la que él había salido. Dickens no se arriesgó a perder su trabajo como cronista del parlamento, pero igualmente deseaba ampliar su trabajo y hablar de la sociedad trabajadora. Como resultado, salió el curioso pseudónimo de Boz, con el que firmaba los artículos referentes a la sociedad londinense. De esas crónicas saldría su primer libro, una especie de recopilación de los apuntes de Boz.

Una de sus grandes aficiones eran los viajes. Cambió de vivienda muchísimas veces, e hizo todo tipo de viajes por el mundo. París, Estados Unidos, Italia, su Inglaterra natal… todo destino era un buen destino para él.

Las obras de Dickens fueron muy famosas, tuvo un éxito abrumador. Y, precisamente por ello, sus obras fueron ampliamente copiadas y en muchas ocasiones no se respetó al autor. Por ello, fue un gran defensor de los derechos de autor, los cuales todavía no se respetaban en su tiempo, falta que le ocasionó más de un contratiempo.

Cuando Dickens ya era un escritor de renombre y sus obras eran conocidas por el mundo entero, se encontró durante sus viajes en Francia con otro grande de la literatura, Alejandro Dumas y Julio Verne, discípulo de Dumas en esos momentos. Esos tres genios de la literatura se encontraron en París, donde mantuvieron una agradable amistad y seguramente intercambiaron todo tipo de ideas e inspiraciones literarias.

La vida de Charles llega a su fin el 9 de junio de 1870. Con 58 años, sufre una hemorragia cerebral y nos deja uno de los mejores escritores de su época. Antes de morir, hizo gala de su solidaridad y dejó claro que ninguna estatua debía construirse en su honor, no quería ningún homenaje de ese tipo.

MiHeL

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