El coco, tu nuevo aliado.

En la década de los 60 hubo una campaña para desprestigiar al coco. Hasta ese entonces, el aceite que más se extraía en el mundo era el de coco, pero se pretendía promover el cultivo de soya en Estados Unidos, por lo que se empezó a hablar de las grasas saturadas, uno de los componentes del coco. Fue así como esta fruta tropical se desprestigió y su consumo y producción decayó en varios lugares del mundo, entre ellos, México.

Sin embargo, el coco, que también es rico en otros nutrientes, como vitaminas y hierro, ha estado reivindicándose en los últimos años. Por ejemplo, uno de los componentes de la leche materna es el ácido láurico, un ácido graso saturado cuya segunda mayor fuente es, precisamente, el coco, destaca el directivo.

Uno de los productos derivados de esta fruta más fáciles de conseguir en, por ejemplo, un supermercado, es el agua de coco que, es un hidratante, es el único isotónico natural. El problema que existía anteriormente para comercializar ese tipo de producto, es que el agua de coco es una de las bebidas más frágiles que existen, porque se echa a perder muy rápido, prácticamente en un día.

Sin embargo, la tecnología permite hoy someterla a un proceso de choque térmico, similar al que se hace con la leche, para que se pueda consumir en cualquier momento, sin necesidad de añadirle conservadores, saborizantes o azúcar.

En los últimos años, en distintos ámbitos se ha recomendado disminuir el consumo de leche, por lo que un sector de los consumidores ha buscado opciones en la leche de soya o en la de almendras; sin embargo, en los años recientes, la leche de coco es la que ha ganado mayor terreno. Es por eso que la leche de coco ahora es una respuesta a esa necesidad, además de que a la gente le suele gustar más el sabor del coco, que el de la soya.

En México, la producción de coco está revitalizándose, en 2010 procesaba 300 mil litros de agua de coco al año, mientras que, en 2015 aumentó a más de 6 millones.

MiHeL

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