El 16 de enero de 1920 entró en vigor la 18ª enmienda a la Constitución de Estados Unidos, más conocida como Ley Seca o Ley Volstead, que prohibía la fabricación, el transporte y la venta de bebidas alcohólicas en todo el país. Estos nuevos delitos se castigaron a partir de aquel momento con multa y prisión, y estaba previsto el cierre durante un año cualquier establecimiento donde se detectara su consumo. Las medidas prohibicionistas extremas fomentaron una gran industria del crimen organizado. Los speakeasies (bares clandestinos) florecieron en las ciudades estadounidenses, protegidos por la complicidad de los ciudadanos enemigos de la prohibición. Para 1925 había 100.000 bares secretos en las principales urbes, 10.000 de ellos en Nueva York.
La ilegalidad desencadenó una serie de actividades y grupos ilegales como la mafia italiana de Nueva York y Chicago, y figuras como la de Al Capone. Se extendió el control policial a través de informantes, escuchas telefónicas.
Se desató la corrupción en la policía, quien se dejaba sobornar a cambio de no hacer arrestos relacionados. En 1931, un 8 % de los policías de Nueva York habían sido despedidos por esta causa.
La producción doméstica de vino se disparó, entre familias de origen mediterráneo que acostumbraban a consumir vinos de mesa.
La oposición a la Ley Seca comenzó en 1920, y sus opositores esgrimían el argumento de que daba demasiado poder al gobierno sobre el individuo. Las mujeres también se retractaron de su histórico apoyo a la ley, a través de la Women’s Organization for National Prohibition Reform ante las consecuencias que esta traía para los jóvenes.
Al tomar la presidencia en 1929, el presidente Herbert Hoover nombró un comité para revisar la ley, la National Commission on Law Observance and Enforcement (Wickersham Committee). Aunque la comisión, en un reporte de 1931 apoyó la ley, las declaraciones de sus miembros revelaban escepticismo y las dificultades para hacer cumplir la ley.
En 1931, en medio de la Gran Depresión con su crisis económica, la producción de alcohol era una esperanza para crear empleos y ganancias. La industria del alcohol era la séptima industria antes de la Prohibición.
El 5 de diciembre de 1933 se puso fin a esta controvertida ley, que fue derogada con Franklin Delano Roosevelt como presidente estadounidense.
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