Alejandro Álvarez Béjar, investigador de la Facultad de Economía de la (UNAM), afirmó que el presidente estadunidense parte de supuestos falsos sobre su rechazo a continuar con el Tratado de Libre Comercio (TLC), porque no es verdad que México haya robado inversiones ni empleos.
“Esa es una verdad que construyó Estados Unidos”, remarcó el académico en la mesa redonda Estados Unidos y la economía mundial durante el gobierno de Trump, organizada por la UAM Iztapalapa.
México no fue “ni remotamente” beneficiario del TLC, porque, en términos de empleo, los salarios son los más bajos, “tenemos contratos colectivos disminuidos, prestaciones eliminadas y el trabajo más intenso”.
Además, añadió, de que por la misma productividad los trabajadores reciben una décima parte de lo que se gana en el vecino país del norte.
Con el TLC Estados Unidos pretendió frenar a China en su expansión en la economía mundial usando a México y a la mano de obra mexicana; sin embargo, la nación oriental “se metió hasta la cocina” y por eso hoy el tratado ya no les interesa.
Investigadores participantes de la UAM y UNAM coincidieron en señalar que el arribo de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos no es “un rayo en el cielo sereno”.
Por el contrario, “es el corolario de un giro a la derecha dirigido a contrarrestar los pesos y contrapesos construidos a lo largo de muchos años en la economía norteamericana”.
Gregorio Vidal Bonifaz, investigador del Departamento de Economía de la UAM Iztapalapa, dijo que si se ha aprendido de la historia se reconocerá que en la crisis de los años 30 del siglo pasado, la oligarquía financiera europea estuvo inclinada por el fascismo y fue beneficiada por las políticas de Hitler.
Hoy en Estados Unidos la clase en el poder optó por Trump, aunque “en efecto no asumieron la de Clinton que tampoco era sumamente distante”, indicó.
Planteó que el enemigo para el vecino país del norte no es China en general, sino la nueva supremacía financiera china que se encuentra en gestación.
Hizo notar que para muchos es “sorprendente” el tránsito de esa nación oriental del socialismo al capitalismo, pronto “veremos este movimiento en sus formas más desarrolladas”.
Entre ellas, agregó, profundas reformas monopólico-financieras, así como la construcción de un capital trasnacional de cierta significación “que ya está disputando los espacios con Estados Unidos”.
En este contexto Japón se ha convertido en la comparsa del gobierno estadounidense y justo es uno de los temas clave en la modificación de las relaciones de fuerza que están en el fondo de varias propuestas del presidente Donald Trump, ya que para enfrentar a China necesita al país del sol naciente.
Álvarez Béjar refirió que desde el ataque a las torres gemelas en 2001 se registra un giro a la derecha en la política doméstica del vecino país del norte.
Ello, enfatizó, ha tenido fuertes implicaciones como el despliegue del acta patriota para modificar el funcionamiento interno y colocar especialmente a los migrantes como figuras disruptivas asociadas al terrorismo.
Estos cambios produjeron, en el caso de México, su ingreso en la órbita de seguridad de América del Norte, con muchos compromisos, entre ellos la declaración de la guerra contra las drogas y su saldo “brutal”, no sólo en términos de muertos y desaparecidos.
Consideró que la llegada de Trump en este contexto es el corolario de un giro a la derecha de ese gobierno “dirigido a contrarrestar los pesos y contrapesos que se han construido en la economía de ese país”.
En su gabinete está incluido un equipo “extraordinariamente influyente” en todos los aspectos de la vida interna y los intereses externos de esa nación, expuso el investigador.
Para el grupo estadounidense en el poder el margen de maniobra político para impulsar su proyecto neoliberal interna y externamente se había reducido, por lo que al llegar a la administración, ya no necesitan intermediaciones para desplegar un programa “crudo” orientado a la defensa de sus intereses.
