El debate en Italia, tras el suicidio asistido de Dj Fabo

Fabiano Antoniani, conocido como Dj Fabo, perdió el control de su vehículo la madrugada del 13 de junio de 2014, cuando regresaba de una sesión en un club milanés. El impacto lo dejo tetrapléjico y ciego. Poco tiempo después, inició una lucha política y mediática para poder morir dignamente en Italia. Sin embargo, agotadas las posibilidades, cruzó los Alpes el domingo con su pareja, su madre y un tercer acompañante hasta llegar a Zúrich, donde ingresó en la clínica que le ayudó a morir. En sus últimas palabras criticó duramente el exilio al que le había obligado la legislación italiana para terminar con su sufrimiento.

Meses después de su accidente Antoniani contactó con el Partido Radical para empezar su campaña y poder así liberarse de los dolores y de la “larga noche” en la que vivía. En enero, después del aplazamiento de la ley que tramitaba el Parlamento sobre el testamento biológico, mandó un videomensaje al presidente de la República, Sergio Mattarella, para que lo apoyara, pero no hubo respuesta. El 26 de febrero le pidió a Marco Cappato -dirigente del Partido Radical- que lo acompañara a Suiza para llevar a cabo su suicidio asistido.

“Me contactó porque no quería que su madre o su novia, Valeria, se arriesgasen a 12 años de cárcel por ayudarlos a salir de la jaula en la que se había convertido su vida.”, señaló Cappato.

  • Fabo murió a las 11.40. Optó por irse respetando las reglas de un país que no es suyo @marcocappato

“Finalmente, he llegado a Suiza y lo he hecho, lamentablemente, con mis propias fuerzas y no con la ayuda de mi estado. Quiero agradecer a una persona que ha sido capaz de sacarme de este infierno de dolor, de dolor, de dolor. Se llama Marco Cappato y se lo agradeceré hasta la muerte”, fue el último mensaje de Antoniani de 40 años.

Ahora su caso reabre el debate sobre el suicidio asistido y la eutanasia en Italia, un país profundamente influenciado por los valores católicos y que nunca ha encontrado una respuesta clara a las demandas de los italianos, se encuentran profundamente divididos. A pesar de esto, la justicia italiana permite que aquellos que cuentan con el dinero, vayan a Suiza a morir dignamente (en 2016 fueron 50 italianos los que optaron por un proceso que cuesta aproximadamente 10.000 euros).

Con información de El País

JZCD

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