Lo que somos…

Somos lo que somos en gran medida por aquellos que están a nuestro lado. Aquellos que de una u otra forma nos van moldeando. Y es un asunto sobre el cual no pensamos o nos damos cuenta. Creemos que somos algo por nosotros mismos y olvidamos los desvelos de una madre, las críticas de un padre que aunque toscas son como una lija que trata de pulir esas partes mal trechas que tenemos. Es en la adultez cuando uno aprende la importancia de aquellas palabras tan repetidas, y que quizá por la forma en que eran dichas eran rechazadas. No todos tienen la misma sutileza para decir las cosas. Ni todos la nobleza para aceptarlas.

Luego son las amistades quienes se acercan y van también colaborando en múltiples formas a ser lo que somos. Nos apoyó desde el maestro que con insistencia procuraba que aprendiéramos ese algo que nos daba, ese compañero herido que reclamo por alguna falta cometida, y son ellos los que seguían con esa lija en la mano, puliendo la piedra tosca que se duele al quitarle esas partes rústicas.

Después será el compañero o compañera de vida quien seguirá cada día tratando de lijar más la piedra, luego un hijo quizás… Pero en fin son los otros los que nos muestran una realidad que no podemos mirar en el espejo, nadie se ha visto a sí mismo en verdad como lo ve otro.

Es bueno aceptar de vez en cuando esa lija que busca pulir, ese amigo, amiga, padre, madre, pareja, hijo. Aun sin saberlo terminamos siendo lo que somos en gran parte gracias a ellos.

Son otros los que nos van moldeando, nos van puliendo no solo con lijas también con la delicadeza de una palmada en la espalda, una sonrisa, una mirada, unas palabras de preocupación, unas palabras de aliento, un silencioso aquí estoy para ti.

Hoy, quiero dar las gracias a todos aquellas personas, que han ido dejando huella en mi vida, desde mi familia, mamá, papá, hermana, hasta los grandes amigos, que se convierten en hermanos de vida, y hermanos de vida que se convierten en mentores y guías, porque, por ellos, es que he podido ser un canal de apoyo para aquellos que no encuentran el camino hacia la luz.

Todos ellos, han tejido las alas para comenzar mi vuelo, y para poder transmitir un mensaje de esperanza, tomando acción primero, para después compartirla con otros que la requieran.

A usted querido lector, que sin usted, no tendrían sentido estas lineas, y prácticamente, mi vida no tendría sentido.

Hoy, me siento pleno, seguro, ansioso de poder seguir aprendiendo de todos a mi alrededor, porque, para mí, todos los días son una lección de vida, por ello mi gratitud hacía la vida, hacia mi vida, por darme tanto.

Cuánto hay que dar gracias cada día por todo lo recibido desde la infancia, quizá es poco lo que retribuimos si nos damos cuenta.

“¡Gracias a la vida que me ha dado tanto!” (Violeta Parra)

Con gratitud y cariño:

Xicani.

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