Hablar sobre discapacidad, es hablar de una serie de barreras sociales, estigmas y barreras arquitectónicas que la misma sociedad, por falta de información va poniendo en el camino. También, la discapacidad, se confunde con tener una “enfermedad” cosa que es totalmente falsa.
En primer lugar, hablemos de la definición:
¿Por qué el término adecuado es personas con discapacidad?
La Convención Internacional por los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas (ONU) dispuso que el término adecuado para referirse a este grupo de la población sea Personas con Discapacidad (PCD) o Personas en Situación de Discapacidad. Por tanto, su utilización se considera el único correcto a nivel mundial.
¿POR QUÉ LA CONVENCIÓN ACORDÓ LA UTILIZACIÓN DE ESTE TÉRMINO?
Porque la discapacidad es una situación provocada en la interacción entre la persona, sus características, el medio físico y social no habilitado para la diversidad propia de la naturaleza humana. La discapacidad no es un atributo del ser persona humana.
La discapacidad ya no se define como una cuestión de salud o de rehabilitación, sino de Derechos Humanos. Esto implica una perspectiva de promover una visión positiva al abordar el tema, y no de asistencialismo.
En segundo lugar, existen varios tipos de discapacidades que le voy a enumerar aquí:
Discapacidad Motriz (Esta es la que padezco yo)
Este tipo de discapacidad implica una disminución de la movilidad total o parcial de uno o más miembros del cuerpo, la cual dificulta la realización de actividades motoras convencionales.
Las principales consecuencias que puede generar la discapacidad motriz son varias, entre ellas, movimientos incontrolados, dificultades de coordinación, alcance limitado, fuerza reducida, habla no inteligible, dificultad con la motricidad fina y/o gruesa.
Discapacidad auditiva
Definiciones
Es un déficit total o parcial en la percepción que se evalúa por el grado de pérdida de la audición en cada oído.
Las personas con esta discapacidad se distinguen entre:
* Sordas: poseen una deficiencia total o profunda.
* Hipoacúsicas: poseen una deficiencia parcial, es decir, que cuentan con un resto auditivo el cual puede mejorar con el uso de audífonos (aparato electrónico que amplifica los sonidos).
La discapacidad auditiva aparece como invisible, ya que no presenta características físicas evidentes. Se hace notoria fundamentalmente por el uso del audífono y en las personas que han nacido sordas o han adquirido la pérdida auditiva a muy temprana edad, por el modo de hablar.
Discapacidad visual
De acuerdo al grado de limitación de la visión, se suele distinguir entre personas ciegas, que no obtienen información a través del canal visual; y personas con disminución visual, quienes en cambio sí la adquieren mediante dicho canal.
A su vez, dentro del grupo de personas con disminución visual hay diversas manifestaciones, las cuales se rigen de acuerdo al tipo de limitación, ya sea por agudeza o por campo visual. Esta clasificación no es exhaustiva, pero sirve a grandes rasgos para trazar una distinción entre los tipos de discapacidad visual más frecuentes.
En el mundo hay aproximadamente 285 millones de personas con discapacidad visual, de las cuales 39 millones son ciegas y 246 millones presentan baja visión.
Este tipo de discapacidad se muestra por una disminución total o parcial de la vista. Se debe tener en cuenta el campo visual (espacio visible con la mirada fija en un punto) y la agudeza visual (capacidad del ojo para percibir objetos).
Discapacidad intelectual
La discapacidad intelectual es un estado de la persona. No se trata de una enfermedad, sino de un estado que acompañará a la persona a lo largo de toda su vida.
Su definición ha variado con el correr de los años, sin embargo hoy el término más aceptado es el de discapacidad intelectual, que hace hincapié en que el déficit se ubica en su desarrollo intelectual. Lo más importante, en este sentido, y más allá de cualquier nominación, es que no se pierda el concepto de la persona en su dimensión integral.
Es interesante pensar el porqué de los debates respecto a esta cuestión, ya que reflejan paradigmas, formas de ver el mundo, y esas palabras tienen consecuencias en la cotidianeidad de las personas, en sus prácticas concretas, en las posiciones y en las acciones que llevan a cabo las instituciones.
Para empezar, resulta importante destacar que al decir “discapacidad intelectual” no se logra englobar todas las características del colectivo ya que constituyen un grupo heterogéneo, tampoco el déficit intelectual puede pensarse como una categoría constitutiva del sujeto, donde la personalidad sería moldeada por el retraso.
La visión conceptual que prevalece actualmente es la que va dirigida primordialmente a encontrar los apoyos adecuados para cada persona, pero aún hoy existe mucho desacuerdo entre los teóricos y continúa el debate sobre qué es la discapacidad intelectual y cuál es su definición.
Una de las concepciones de discapacidad intelectual tiene que ver con su adaptación social: dar respuestas adecuadas a las exigencias del medio en que deberá desenvolverse cada sujeto. Pero en lo que hay que hacer hincapié es en la idea de que el entorno es clave a la hora de su desarrollo: la familia, las instituciones a las que concurre, y la comunidad en general, juegan un papel fundamental en el desarrollo de la persona y en las posibilidades que pueda tener. Es central focalizarse en las capacidades y no en las dificultades, para que pueda lograr el mayor grado de autonomía posible y alcanzar intereses, deseos, decisiones, acceso a derechos y obligaciones propios, como todas las personas.
Tomando estas cuestiones, podemos pensar que al momento en que una persona con discapacidad intelectual se le realiza un diagnóstico no quiere decir que sea algo definitivo.
Incluso entre quienes luchan por la inclusión de las personas con discapacidad intelectual, generalmente se observa la tendencia de pensar al individuo como eterno niño al no poder asumirla en un rol adulto.
Cada persona tiene su particularidad y hay algunas que pueden desarrollar mayor grado de autonomía y otras no. Pero fuera de los niveles de independencia que puedan alcanzar, vale destacar la importancia de brindar los apoyos necesarios para construir el rol de la persona como adulta.
En este ramo, también entra el autismo.
¿Porque escribo todo esto?
Porque es importante que sepamos diferenciar y ocupar los términos correctos. Además de que nosotros como Personas con Discapacidad, somos “seres humanos” personas que sentimos y deseamos lo mismo que todos, encontrar un trabajo, tener una familia, ir de fiesta, tener una vida sexual plena, etc. No somos ni ángeles ni supermán, somos “personas” que tenemos los mismos derechos y sobre todo “CAPACIDADES” para hacer y desarrollarnos en una sociedad.
Queremos que se nos trate y se nos vea de “igual a igual” que no por llevar una silla de ruedas, un bastón o un perro lazarillo, se nos “juzgue” porque esa es la peor barrera, la de una sociedad poco incluyente, que por apariencia o condición, juzga, sin darse la oportunidad de conocer a la “persona”
Le pido que comencemos a romper las barreras sociales, que seamos uno solo y que siempre veamos nuestra CAPACIDAD, NO DISCAPACIDAD.
Con cariño:
Xicani.