El nuevo Christian Dior empodera a la mujer y libera al hombre

Desde el nombramiento de Maria Grazia Chiuri como la primera mujer en dirigir la firma en sus siete décadas de historia, sabíamos que una revolución se avecinaba. La casa apostaba por la equidad de género y en línea con su ADN transformador, vendrían grandes sorpresas.

La primera declaración fue clara y directa: se trataba de la statement T-shirt en la que se leía la frase “We should all be feminists“. Con ella, Grazia Chiuri dejó claro el tono que presidiría a sus siguientes colecciones, piezas creadas para mujeres femeninas y feministas, looks que reflejarían fuerza y esconderían detrás una historia de empoderamiento.

Su más reciente propuesta femenina, Resort 2018, transportó el show hasta las colinas de Santa Mónica en donde se dejó contagiar por el espíritu sauvage de las pinturas rupestres. Entre su inspiración, también se encontraba el aclamado libro de Clarissa Pinkola Estés: Mujeres que corren con los lobos (mismo que se encuentra entre los favoritos de personajes como Emma Watson). Con éste como referencia, era clara la búsqueda de la directora creativa: una mujer que regrese a sus raíces llena de fortaleza, una mujer salvaje.

Durante su última presentación en París, Menswear Spring 2018, la maison nos dio una lección más de ruptura de estereotipos. Aunque esta vez vendría firmada por la cabeza creativa del departamento masculino: Kris Van Assche, quien celebra 10 años al frente de Dior Homme. Para celebrar el 70 aniversario de la firma, el creador decidió tomar como base dos de las insignias de la casa: la sastrería y la camisa blanca.

Sin embargo, la sorpresa vendría en la forma en la que Van Assche se apropió de estos clásicos masculinos para darles un giro y presentarlos en la versión más femenina que Dior nos ha regalado de menswear hasta ahora. Las siluetas son delicadas, ajustadas a la cintura y cargadas de cierta sensualidad que algunas veces pudiera parecer ajena al estereotipo de lo masculino. “Quise realmente empujar la sastrería, quitando el spotlight del traje negro, algo increíblemente ceñido, increíblemente cercano al cuerpo, lo más lejos que pudiera llevarlo del traje” explica Van Assche.

Para esta colección, los mini shorts robaron el protagonismo de la pasarela, convirtiendo las piernas de los modelos en el foco de atención de los looks, de alguna manera, sexualizando esta parte del cuerpo masculino y democratizándola ante los estereotipos de género. Llamaron la atención los peplums de inspiración sartorial sobre pantalones y bermudas, los sacos sin mangas de gran longitud y la elección de modelos que resultó ser un combo de jóvenes que transmitían una extraña mezcla de inocencia y seducción.

jcd

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