Los franciscanos, una de las órdenes religiosas más antiguas e importantes de la Iglesia católica, logró sobrevivir a la peor crisis financiera de su historia, gracias a un drástico recorte interno, varios onerosos préstamos y una inesperada movilización solidaria.
A tres años de haber escrito una desesperada carta pidiendo a los franciscanos su apoyo para afrontar el “tsunami” administrativo, el ministro general de la Orden de los Hermanos Menores, Michael Perry, reconoció falta de vigilancia interna y anunció la realización de la primera auditoría profesional externa de su historia.
Fundada en 1209 por San Francisco de Asís, la orden mendicante tiene hoy presencia en todo el mundo con miles de sacerdotes, frailes, grupos católicos, universidades e instituciones. Sin embargo, eso no impidió que en 2014 quedara al borde de la quiebra.
“Hubo un responsable dentro de la orden y un responsable fuera. Con una gran expresión de solidaridad de las diversas provincias, fundaciones, custodias y frailes individuales pudimos disminuir las deudas”, señaló Perry.
“Tuvimos que reorganizar toda la economía, aquí en la Curia general y en las casas dependientes, reduciendo en un 27 por ciento nuestro presupuesto. Ahora vivimos bien, pero vivimos con menos y vivimos mejor”, agregó.
De la noche a la mañana, Perry descubrió que en las arcas de la orden sólo quedaban poco más de cinco mil euros (unos cinco mil 800 dólares), al tiempo que enfrentaban deudas millonarias, reparaciones necesarias y urgentes a diversos edificios y un nulo flujo de caja.
“Fue una estafa, no lo esperábamos. La persona involucrada murió, algunos dicen que se suicidó otros opinan distinto, se trata de un señor italiano que nos puso en dificultad. En todo caso, nosotros debíamos haber tenido una más grande vigilancia sobre el uso del dinero de parte de algunos frailes y de toda la orden”, aceptó.
“Este es un deber, una responsabilidad que tenemos. No es casualidad que San Francisco siempre tuvo miedo del dinero y la capacidad que tiene de corromper a las personas”, insistió.
La crisis convenció a los superiores sobre la necesidad de invertir en la administración, por eso crearon varias comisiones y contrataron profesionales laicos.
Por primera vez en la historia, las finanzas de la orden se sometieron a una auditoría externa conducida por la compañía PriceWaterhouseCoopers para tener una idea muy precisa de cuál es su situación y qué elementos del sistema administrativo deben corregir.
Perry advirtió que la crisis no acabó con el espíritu de San Francisco y en los últimos años se abrió la oportunidad histórica para un proceso de reunificación de la “familia franciscana”, actualmente formada por cuatro órdenes distintas.
Además de la original Orden de los Hermanos Menores (OFM), existen los “conventuales” (OFMConv), los “capuchinos” (OFMCap) y la Tercera Orden de San Francisco.
Este año se cumplen cinco siglos de la bula “Ite Vos” (del Papa León X), con la cual se concretó la primera separación de la OFM, dando vida a los “conventuales”.
Las décadas de división y contraposiciones están quedando atrás gracias a un “proceso de comunión” sin precedentes, puesto en marcha por los superiores de las cuatro ramas.
En abril pasado, ellos fueron recibidos, juntos, en audiencia privada por el Papa Francisco.
Informaron al Papa de todas las iniciativas encaminadas a la unidad que se han puesto en marcha en los últimos años, y pusieron sobre el escritorio del pontífice una sugestiva petición: la posibilidad de admitir de nuevo a los hermanos legos (laicos, no ordenados sacerdotes) en puestos de gobierno dentro de cada orden.
Desde 1239 sólo los ordenados sacerdotes pueden ostentar los cargos de provincial, vicario provincial, vicario general y ministro general, pero antes no era así. De hecho, el mismo San Francisco no fue sacerdote. Ahora, el obispo de Roma podría permitir que los frailes laicos puedan volver a ejercer autoridad.
“El Papa se mostró abierto, está de acuerdo con la idea, el problema ahora es encontrar la forma de llegar a una decisión sin tocar el derecho canónico. Tal vez se llegue a conceder una exención que nos permita llevar adelante este deseo que tenemos”, precisó Perry.
“La Iglesia está afrontando el problema del clericalismo. Esta experiencia puede valer no sólo para nosotros, sino también para toda la Iglesia”, añadió.
Entre otras cosas, los cuatro ministros generales franciscanos se reúnen tres o cuatro veces al año para dialogar y reforzar su identidad. En octubre próximo todos los definidores generales se darán cita en Ravena para una semana de oración y reflexión.
Han ido más allá, creando comunidades “interobendienciales”, donde conviven frailes menores y conventuales. Además, avanzan en la unificación de las casas de estudio franciscanas en Roma: la Pontificia Universidad Antoniana (del OFM), el Seráfico (conventuales) y el Instituto de Espiritualidad Franciscana (capuchinos).
El proyecto de crear una gran universidad franciscana será sometido a la Congregación para la Educación Católica del Vaticano, antes de la Pascua de 2018.
Asimismo, desde 2015 se inició un proceso de “relectura de la historia”, para curar heridas y resolver malos entendidos. El año pasado se realizó una ceremonia en Asís, donde cada uno pidió formalmente perdón al otro. Y aunque las insidias no faltan, lo avanzado ya puede considerarse histórico.
“El proceso que estamos encarando parte de los encuentros concretos, para superar los prejuicios y hacer una lectura honesta de la historia. Podemos construir algo sobre lo esencial, no sobre la superficialidad. Estamos todavía en un proceso de comunión, que no implica aún la reunificación”, dijo Perry.
“Aunque el motivo de fondo no es la disminución numérica, es un elemento de peso, porque todas las órdenes sufrimos un decrecimiento y un envejecimiento en nuestros miembros”, ponderó el ministro general.
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