19 de Septiembre: Dedicado a las victimas

“Dedicado a las víctimas y a toda la juventud mexicana que con su apoyo y espíritu, estamos poniendo a México de Pie” #FuerzaMéxico

Amaneció como cualquier otro día. Una mañana de otoño en el cono norte, fría y con sol. Yo como cada mañana, agradecí por estar un día más con vida y buena salud. Me levanté para realizar mis actividades. Juntas, oficinas, llamadas, etc.

Era otro 19 de Septiembre, un aniversario más de aquel fatídico terremoto de 1985 que sólo he visto en imágenes. Sólo de escuchar la crónica de Jacobo Zabludovsky, se me pone la piel de gallina. Nunca pensé vivir una tragedia así, como la del 19 de Septiembre de 1985.

El terremoto de México de 1985 tuvo lugar el jueves, 19 de septiembre de 1985, a las 07:17:47, hora local​ y en el país se sintió a las 07:19 de la mañana. Alcanzó una magnitud de 8.1 ((MW)). El epicentro se localizó en el océano Pacífico mexicano, cercano a la desembocadura del río Balsas, en la costa del estado de Michoacán, y el hipocentro, a 15 kilómetros de profundidad bajo la corteza terrestre.3​

El sismo afectó en la zona centro, sur y occidente de México, en particular a la Ciudad de México, en donde se percibió a las 07:19 hora local. Ha sido el más significativo y mortífero de la historia escrita de dicho país y la capital,​ y superó en intensidad y daños al registrado en 1957, que hasta entonces había sido el más notable en la ciudad.​ La réplica acontecida un día después, la noche del 20 de septiembre de 1985, también tuvo gran repercusión para la capital al colapsar estructuras reblandecidas un día antes.

El número preciso de muertos, heridos y daños materiales nunca se conoció y solo existen estimaciones que van desde los 3192 (cifra oficial)​ hasta las 20 000;13​ y los daños fueron calculados en 8000 millones de dólares, 250 000 personas sin casa y 900 000 que tuvieron que abandonar sus hogares. Las tareas de rescate se prolongaron hasta el mes de octubre, y la de remoción de escombros hasta diez años después. En 2017 aún existen campamentos derivados de los sismos.

Quién iba a pensar que 32 años después, un martes 19 de Septiembre ocurriría otra tragedia igual. Que el pánico sembrara a todo un país. Que por unos segundos, podamos ver y sentir la muerte.

A mi me tocó en mi oficina, al norte de la Ciudad de México. Eran las 13:14 hrs. De repente, sentí como el suelo comenzaba a moverse, como si un río caudaloso corriera en la superficie. Yo me quedé en shock, inmóvil, sin saber qué hacer, a dónde ir.

Por lo regular, en esta zona de la ciudad no se sienten los sismos. Y mucho menos de esta intensidad. Mi madre, que colabora conmigo, me apoyo a ponerme en la zona segura. El movimiento siguió por un minuto, un minuto que nos golpeó a todos en lo más profundo de nuestro ser, en lo más profundo de nuestro corazón.

Nunca pensé ver todo lo que vi después del movimiento. Mamá exclamó, “Ojalá que no haya habido daños” Ella desgraciadamente, ya presagiaba lo que iba a ocurrir. Lo que observé en las imágenes, me dejaron impactado, sin aliento. Parte de mis seres queridos, estaban en la zona 0. Afortunadamente, todos bien. Pero comenzó a circular la información y era escalofriante. Ver panorámicas de la ciudad, llena de polvos, te hacía pensar lo peor.

Lo primero que vi, fue un edificio derrumbado en la calle de Álvaro Obregón 286, en la Colonia Roma. Un lugar al que le guardo mucho cariño, donde estaban muchos amigos míos. Verlo hecho pedazos, me pegó, me dolió. No podía creer que mucha gente quedó allí, sin deberla ni temerla. De pronto, mi teléfono celular, no paraba de sonar. Eran mis compañeros y amigos del Global Shaper hub Ciudad de México, Primero, nos seriáramos de que todos estuviéramos sanos y salvos. Habiendo revisado eso, de inmediato, nos pusimos a trabajar para comenzar a recaudar fondos con una campaña de crowdfunding que titulamos #UNAMANOAMÉXICO para juntar dinero para aportar a diversos rubros. Si quieres donar, acá te dejo la liga.

Después, vi la caída del Colegio Rébsamen. Las lágrimas eran inevitables. Saber que en ese lugar, la mayoría eran niños y jóvenes que no sabíamos si estaban atrapados, o si estaban con vida, me quebró el alma y el corazón. Desgraciadamente, fallecieron 19 niños y 6 adultos. ¡Lamentable!

Con ello, lo que vi después, me conmovió, me emocionó. Ver a mi país unido, a pesar de la adversidad y la tragedia. Sobre todo a mi generación, los jóvenes o millennials, que literalmente nos pusimos en la espalda al país y con los teléfonos, las redes sociales, las manos, los brazos y el corazón, comenzamos a movilizarnos. No importó la clase social, los gustos, nada. Lo único que importó fue México.

Quiero expresar mi admiración y respeto a todos los rescatistas, amigos de la sociedad civil, por su incansable labor y amor por México y los mexicanos. Me conmovieron los rescates hechos con las manos de todos, sociedad, ejercito, marina, todos, siendo uno solo. como siempre debe ser como lo es México y su gente.

Hoy mi vida ya no es la misma, la vida de México ya no es la misma. Pero seguimos aquí, con la cara en alto y de pie.

Aún queda mucho por hacer, viene la parta más compleja que es la de la reconstrucción, tanto la arquitectónica como la social, sin embargo, confío en que la sociedad, seguiremos abrazados, unos con otros, así vengan huracanes y terremotos, juntos podremos contra más días negros, como el 19 de Septiembre.

Con cariño y respeto:

Xicani.

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