La industria refresquera en México equivale aproximadamente 1.2% del Producto Interno Bruto (PIB), y aunque ha enfrentado entornos poco favorables como fue en 2014 con la imposición de medidas recaudatorias del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que provocó un aumento en los precios, el consumo se ha mantenido en ascenso, lo que se traduce como el gran fracaso de esta medida. Y se ha hablado mucho acerca de este tema, inclusive estudios internacionales que surgen como es el de la organización canadiense Tax Payer y del economista Peter Shawn Taylor aseguran que los impuestos no son ninguna medida contra la obesidad y únicamente se afecta los bolsillos de los más pobres.

Inclusive la firma consultora McKinsey & Company diseñó 16 categorías de políticas para reducir la obesidad. Los impuestos obtuvieron la posición 13 en la relación costo-efectividad, y no se encontraron evidencias sobre un cambio en hábitos de consumo o niveles de actividad física. En la misma línea, un estudio de la Universidad de Cambridge concluye que no existen evidencias de que los impuestos son un método útil para controlar la dieta de los ciudadanos. Así que cada vez que vaya a la tiendita por su bebida, recuerde que Alejandro Calvillo, del Poder del Consumidor, y Xiuh Tenorio son parte de los culpables de que tenga un mayor costo y que se siga incrementando la obesidad en México.

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