Después de 13 años del trabajo de talentosos creativos mexicanos, la película animada “Ana y Bruno”, la más cara de la historia del cine mexicano, se estrena hoy en salas del país, en donde espera romper récords de asistencia.
El deseo de desarrollar una historia que tocara al espectador fue una inspiración para que el cineasta Carlos Carrera, ganador de varios premios internacionales como la Palma de Oro del Festival de Cannes, desarrollara la historia de Ana y Bruno, novela gráfica escrita por Daniel Emil.
”Nos sentimos muy felices porque finalmente estamos a punto de que se estrene esta película. Han sido muchos años preparándola”, comentó su productor Pablo Baksht.
“Es la película más cara de la historia del cine mexicano; lo que queríamos era que quedara bien, no teníamos prisa, sino que acabara bien y no importaba cuanto costara”, explicó en entrevista con Notimex.
“Sabíamos que si quedaba bien teníamos esa historia maravillosa y este director maravilloso y el equipo de animadores que nos encontramos, dijimos hay que hacerla como se debe, para que viaje y se pueda vender internacionalmente”, y así lograron conseguir 104 millones de pesos, el mayor presupuesto del cine mexicano.
Esta cinta animada, toca distintos temas sobre las relaciones humanas, cuenta la historia de Ana una niña que acompañada de seres fantásticos sale a la búsqueda de su padre, con la intención de rescatar a su mamá de las temibles garras de un médico que la maltrata en un hospital siquiátrico.
“Es una historia extraordinaria, una historia fuera de serie, mi trabajo de muchos años fue leer guiones, inventar cosas para cine y cuando conocí esta historia, fue así de ¿qué es esto? y es lo mismo que los pocos que la han visto, dicen.”, comentó Baksht.
Ana y Bruno no es una película exclusiva para niños, “también los adultos, los adolescentes salen emocionados, fascinados y se la pasan muy bien.”
La película llega a México con un gran recorrido a nivel mundial, estuvo en diversos festivales y en todos recibió menciones especiales, inclusive fue la primera ganadora de los Premios Quirino al Mejor Largometraje de Animación Iberoamericana, que se llevaron a cabo en Santa Cruz de Tenerife, España.
Fue parte de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, Francia en 2017, y fue elegida como la película de Clausura en el Festival Internacional de Cine de Morelia del mismo año.
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