#USMCA: un tratado de libre ¿tipo de cambio?

Como se sabe, ya tenemos un nuevo tratado de libre comercio que se llamará Acuerdo Estados Unidos, México y Canadá o USMCA, por sus siglas en inglés.

Hay cambios relevantes respecto al TLCAN anterior, pero lo que queremos destacar en este artículo, es algo que consideramos muy importante, y que curiosamente le debemos por completo a Donald Trump: el Capítulo 33.

¿Por qué ‘se lo debemos’? Porque desde su campaña presidencial acusó a México -y a otros países- de depreciar su moneda para abaratar sus exportaciones hacia EU.

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Esta acusación por cierto era falsa por completo, ya que la Comisión de Cambios -integrada por funcionarios de Banxico y la SHCP, pero que preside la secretaría de Hacienda- en realidad ha hecho todo lo contrario: ha intervenido el mercado (primero ‘quemando’ reservas y luego vendiendo coberturas liquidables en pesos) para evitar que el dólar suba demasiado, no para ‘devaluar’ más al peso.

A propósito, en este espacio criticamos fuerte esas intervenciones, porque como ahora se reconoce en el propio texto del USMCA-, el tipo de cambio debe establecerse sólo mediante la libre acción de oferentes y demandantes en el mercado.

El apartado 33.2, por ejemplo, establece que:

1. Las Partes afirman que los tipos de cambio determinados por el mercado son fundamentales para un ajuste macroeconómico suave y promueven un crecimiento sólido, sostenible y equilibrado.

2. Las Partes reconocen la importancia de la estabilidad macroeconómica en la región para el éxito de este Acuerdo y que los sólidos fundamentos económicos y las políticas sólidas son esenciales para la estabilidad macroeconómica y contribuyen a un crecimiento e inversión sólidos y sostenibles.

3. Las Partes comparten el objetivo de aplicar políticas que fortalezcan los fundamentos económicos subyacentes, fomenten el crecimiento y la transparencia y eviten desequilibrios externos insostenibles (énfasis agregado).

Como no todo podía ser perfecto, la sección 33.3 matiza (por no decir que contradice) el punto anterior al señalar que este capítulo no se aplica con respecto a las actividades de regulación, supervisión o política monetaria y de crédito.

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Dicho de otro modo, los firmantes quieren un tipo de cambio ‘libre’, pero con ciertos límites, ya que las intervenciones de la autoridad monetaria (banco central) no serán consideradas como contrarias al libre mercado (aunque sean exactamente eso).

Como quiera, es un avance que se reconozca en el artículo 33.4 que cada parte debe:

(a) lograr y mantener un régimen de tipo de cambio determinado por el mercado;

(b) abstenerse de la devaluación competitiva, incluso a través de la intervención en el mercado de divisas; y

(c) fortalecer los fundamentos económicos subyacentes, lo que refuerza las condiciones para la estabilidad macroeconómica y cambiaria. (énfasis agregado)

Se creará un Comité Macroeconómico que se reunirá una vez por año para supervisar el cumplimiento de este capítulo.

En suma y para decirlo fácil, el USMCA obliga a las partes a no manipular sus tipos de cambio para ganar ‘competitividad’, al mismo tiempo que las compromete a cuidar los equilibrios en las cuentas fiscales y con el exterior.

Esto es bastante bueno porque si bien México no ha subvaluado al peso como acusaba Trump, es innegable que nuestra moneda se encuentra -con altibajos en el camino-, en un ciclo permanente de pérdida de valor (inflación y depreciación).

Para pensar en que algún día esta anomalía se pueda remediar, es condición INDISPENSABLE que haya de manera permanente un equilibrio fiscal (que el sector público no gaste más de lo que nos cobra por impuestos), solidez macroeconómica, un Estado de derecho en plena vigencia, seguridad, mercados abiertos y competitivos, desregulación para el establecimiento de nuevas empresas, etc.

Como ve, lo acordado en el Capítulo 33 del USMCA no es todo, pero es un buen inicio, y quizás, un freno como este sea más importante que nunca, cuando estamos a unas cuantas semanas de que entre en funciones un nuevo gobierno federal que podría caer en extremos populistas de derroche.

El mensaje pues para las nuevas autoridades es contundente: no deben caer en la tentación de intentar controlar el precio del dólar, ni al alza ni a la baja, pues cuando esto se hace las consecuencias por pagar con una crisis, son tan graves como insospechadas.

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