Las mujeres, los desaparecidos y la reivindicación de sus derechos

Una mujer joven da su testimonio: quienes la han privado de la libertad en las inmediaciones de una estación del Metro de la Ciudad de México, y están por convertirse en sus raptores, descubren que tiene una cicatriz de cesárea y uno de ellos dice: “Así ya no nos sirve”. Y entonces la dejan ir, después de zaherirla con insultos y amenazas.

A Daniel Blancas, reportero del diario La Crónica, que realizaba un trabajo periodístico en el estado de Hidalgo, un desconocido del que depende literalmente en ese momento la vida del periodista le dice: “Voy a darte otra oportunidad”. Y Daniel, en la indefensión y el extremo del terror, increíblemente recupera vida y libertad luego de dos horas de estar a merced de quienes se proclaman “los que mandan” en la región.

Por fortuna, estas dos personas han podido contar la pesadilla en la que se vieron inmersos sólo porque alguien decidió que serían víctimas de abuso, de secuestro, de escarmiento o de quién sabe qué atrocidad.

La joven representa a las mujeres que han sufrido agresiones o intento de secuestro en el Metro, lo que ha motivado un movimiento social de alerta para frenar la violencia de género en la capital del país. La libertad y la vida amenazadas por el hecho de ser mujer.

El periodista representa a los cientos de informadores que han sido víctimas de amenazas, agresiones, desapariciones y homicidios por lo que investigaban, lo que habían descubierto o habían publicado. La libertad y la vida amenazadas por el hecho de ser periodista.

En los últimos años miles de personas han sido desaparecidas o asesinadas simplemente por ser niñas, niños, adolescentes, mujeres, agentes del orden, políticos, activistas, empresarios, migrantes, otros por formar parte de bandas criminales y algunos más por confusión o desafortunada coincidencia.

A la vuelta de 12 años, el Gobierno Federal encuentra un saldo de imposible esclarecimiento: 40 mil personas reportadas como desaparecidas y 26 mil cuerpos sin identificar, hallados en mil 100 fosas clandestinas.

El plan de búsqueda de personas desaparecidas, que ha dado a conocer el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, implica una tarea tan necesaria como enorme y compleja. No puede abandonarse y quizá no pueda cumplirse.

Cada caso resuelto, sin embargo, significará una indispensable reivindicación de los derechos de las víctimas directas y de sus familiares.

Por su parte, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, entregó al Senado la Estrategia Nacional de Seguridad Pública, entre cuyos ocho puntos torales se encuentra la pacificación del país.

Ambos, la búsqueda de desaparecidos y la pacificación, son caminos sinuosos, pero es mejor ponerse en marcha que esperar el improbable descenso inercial de la violencia y que dejar al olvido tanta ausencia y dolor inextinguibles en tantas familias y comunidades.

Cortesía de EL HERALDO DE MÉXICO

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