Qué es la proyección afectiva y cómo afecta nuestras decisiones económicas de largo plazo

“Cambia tu vida hoy. No apuestes por el futuro, actúa ahora, sin demora”.

Simone de Beauvoir, filósofa y feminista francesa.

Todas las decisiones, incluyendo las económicas y financieras, se llevan a cabo involucrando componentes emocionales; frecuentemente teniendo estos, mayor peso incluso que los aspectos estrictamente técnicos asociados a la naturaleza de la decisión.

Uno de los comportamientos que con frecuencia dañan las decisiones financieras, es la procrastinación, que se refiere a postergar las decisiones que deberían tomarse o ejecutarse en el presente, para un futuro que no casi nunca llega.

De acuerdo con investigaciones recientes, uno de los componentes que afectan y alimentan la procrastinación es algo denominado la “proyección emocional”.

La investigadora Mariam Hanna describe la “proyección emocional” cómo la forma en la que predecimos las emociones que creemos tendremos en el futuro o las consecuencias emocionales que asignamos a eventos futuros.

El efecto de ello es descrito en un artículo publicado en Psychology Today, como similar a realizar las compras de la semana cuando tenemos hambre o cuando las realizamos después de comer. Al comprar cuando se tiene hambre se toman decisiones como si en el futuro fuéramos a tener la misma sensación de hambre que tenemos en el presente; lo que lleva a una compra mayor.

De forma similar, al intentar realizar un acto hoy, que puede implicar un costo emocional o sacrificio presente, las persona pueden suponer que hoy no están suficientemente motivadas para iniciar la tarea, pero que en el futuro si tendrán una adecuada motivación. Proyectan que en el futuro tendrán un estado de ánimo más favorable, lo que les facilita la postergación en el presente.

La investigación encontró que ello ocurre con una persona que, habiéndose hecho el propósito de ejercitarse, posterga cotidianamente la decisión de iniciar, pensando que en ese día no está en las mejores condiciones emocionales o física para realizarlo y suponiendo que en el futuro si tendrá mayor probabilidad de hacerlo.

La investigación arroja dos recomendaciones importantes para evitar este fenómeno.

La primera es reconocer este sesgo de conducta, lo cual implica contradecir las dos suposiciones implícitas: Cuestionar si efectivamente en el presente se tiene un bajo nivel de motivación para iniciar la tarea objetivo y cuestionar si efectivamente mañana o en el futuro se tendrá una mejor disposición de motivación para hacerlo. La respuesta en ambos casos típicamente es que NO y reconocerlo puede disminuir la proclividad a “patear” indefinidamente hacia el futuro el inicio de las decisiones que nos convienen.

Una segunda recomendación es reconocer que normalmente la motivación para iniciar una tarea que implica sacrificio, no aparece de forma espontánea; casi siempre se deriva del hecho mismo de iniciar la acción. Con frecuencia, las personas pensamos que debemos encontrar el momento adecuado de motivación para iniciar una tarea que nos resulta particularmente compleja, como ejercitarnos o iniciar un ahorro de manera constante. Pero mucha evidencia muestra que el proceso es inverso. La motivación se genera a partir de iniciar la acción: La persona que empieza ejercitarse, encuentra que el mismo acto de iniciar el ejercicio motiva que esta decisión se sostenga en los días subsecuentes.

Lo mismo ocurre con decisiones de ahorro. No se requiere una motivación previa para iniciar el ahorro; Iniciar el ahorro genera la motivación que ayuda a sostener la conducta en el tiempo.

Si entendemos esta conducta y asumimos las recomendaciones, estaremos contribuyendo en cierta medida a disminuir que nuestra percepción de la motivación presente y nuestra expectativa de motivación futura sean elementos que contribuyen a la postergación constante de las decisiones y acciones que contribuyan a nuestro bienestar financiero futuro.

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares

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