Violencia sexual: para no denunciar, nos sobran los motivos

El 25 de diciembre de 1993, la adolescente Teena Brandon fue a la comisaría de Nebraska a denunciar que había sufrido abuso sexual por dos personas.

El interrogatorio lo realizó el sheriff Charles Laux, de Nebraska, y se recuerda, pues fue una dolorosa ráfaga de descalificaciones y humillaciones para la víctima.

La declaración de Teena fue estremecedora; relató que los agresores la golpearon en el baño, la arrastraron hacia el coche mientras ella les rogaba que no lo hiciera. Uno de los perpetradores sentenció: “esto va a ocurrir. Puede ser por las buenas o por las malas”.

Durante la narración de lo ocurrido, el sheriff le dijo a Teena —en varias ocasiones— que no le creía; que su relato de los hechos no correspondía con la conducta habitual de los hombres.

A pesar de los 26 años de distancia, las prácticas de interrogatorio no han mejorado. Hace apenas unos días, el comité de ética de la Corte de New Jersey suspendió por tres meses al juez John Russo —del condado de Ocean— por preguntar a una víctima de violación “si había cerrado las piernas”. El solo cuestionamiento fue una muestra de discriminación y de sexismo. Por si fuera poco, el juez Russo enfrenta una demanda por hostigamiento sexual. Valisha Desir, colaboradora directa del juez, lo demandó hace algunos meses por conductas inapropriadas.

Recupero estos casos pues, en los días del #MeToo, ayudan a comprender uno de las aristas de las complejidades que enfrentan las víctimas al momento de denunciar. Pero no es el único. Para enfrentar los casos de violencia sexual —ya sea acoso, hostigamiento o abuso— es necesario estar dispuesto a transitar por el terreno fangoso de la discriminación de género.

Ennumero 10 motivos por los que las víctimas de violencia sexual prefieren no denunciar:

1. Porque después de la agresión, las víctimas se debaten entre la vergüenza, el coraje y el miedo.

2. Porque el silencio disimula la brutalidad de lo vivido.

3. Porque en el momento en que ocurrió, no sabía que eso era abuso.

4. Porque, en los casos de niños y varones, pondría en duda “su hombría”.

5. Porque la mayoría de los miembros de los sistemas judiciales tienen poca o nula sensibilidad frente a estos casos.

6. Porque la impunidad del agresor será la norma, no la excepción.

7.Porque serán revictimizadas; es decir, intentarán culparlas por las decisiones y las acciones del agresor.

8. Porque tendrán que derrumbar el muro de la incredulidad y las púas de las sospechas de las autoridades. Así, serán estigmatizadas, cuestionadas, minimizadas y atacadas.

9. Porque dar a conocer la historia lastimaría a sus padres, a sus hijos, a sus hermanas.

10. Porque piensan que la denuncia traerá represalias.

Creo que los reclamos hacia el #MeToo, como medio de denuncia, están mal dirigidos, pues no son la causa sino el síntoma de la patología judicial y de la somnolencia ante la injusticia que enfrentamos.

La solución está en la prevención —sensibilización, protocolos, comités— y en la profesionalización del sistema judicial. Sólo así, sólo entonces …

Cortesía de LA RAZÓN

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