La Bolsa accionaria sin catalizadores

Desde hace algunos meses comentamos que el mercado accionario en México carecía de catalizadores que le permitieran observar reacciones ascendentes para ubicarse de nuevo sobre su tendencia de alza de mediano plazo. Al mismo tiempo, en un marco general, los comparativos trimestrales al 2T y 3T de 2019 serían difíciles.

Desde noviembre de 2018 cuando penetró niveles de 45 mil 500 puntos en un ambiente de caída de mercados globales, truncó una línea de tendencia de alza que mantuvo desde 2008 y en especial de 2011 a noviembre pasado en un claro canal ascendente que desarrollaba.

Desde el triunfo de Donald Trump a finales de 2016 y que llevó primero al peso mexicano a niveles de $22.00 (mdo. interbancario), la inflación a 6% anual, la revisión en su momento del TLCAN y el recorte al gasto público, la economía mexicana entró en un período de más bajo crecimiento, y junto con el proceso electoral, posteriormente, el escenario económico entró a una fase de baja inversión privada y una desaceleración en el consumo.

El Gobierno federal inició su mandato con un reajuste y control en el gasto público con la finalidad de reducir y acabar con la “corrupción” pretendiendo que el recurso llegue sin “intermediarios” al destinatario final. El problema es que una ejecución “lenta” tiene un efecto hacia la economía. Además, la inversión privada está “frenada”.

Entre las decisiones políticas, el retraso en la ratificación del T-MEC (antes TLCAN), la revisión del Plan de Negocios de Pemex por parte de las calificadoras e incertidumbre sobre el rumbo económico, se suma la baja inversión propia del Gobierno federal que está llevando a un estimado crecimiento económico 2019 muy bajo y un 2020 que, sin duda, será también modesto. Lo vimos con la revisión a la baja nuevamente del estimado de crecimiento a México por parte del FMI.

Por todo esto, las empresas que cotizan en el mercado accionario enfrentan un ambiente de desaceleración global acelerada y una economía interna debilitada en el consumo.

Así, independientemente de observar algunos momentos de rebotes técnicos como oportunidades estrictamente de corto plazo, la tendencia secundaria en el mercado es de baja con objetivos que pudiera buscar hacia los 39,000-38,000 puntos en primera instancia, pero no es descartable ver ajustes mayores.

Además, con una tasa de interés sin riesgo de 8.25% por parte del Banxico, el costo de oportunidad es muy alto para el mercado.
Así, vemos riesgos aún para lo que resta del año en inversiones de renta variable local (a excepción de casos aislados de empresas y/o sectores con buen sustento fundamental como comerciales, aeropuertos, etcétera).

Sin embargo, como sucedió en 1995, 1999 y 2008, cuando las condiciones económicas hacen crisis, el mercado, después de un ajuste más significativo, se vuelve una oportunidad de “oro”, y eso no falla. Por eso, habrá que dejar al mercado aún en su fase correctiva y posicionarse cuando técnicamente se vean condiciones de acumulación y dentro de los rangos arriba mencionados.

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