Mandela hoy: la vigencia de su legado andanzas

Dijo Nelson Mandela en su toma de posesión como presidente de Sudáfrica en 1994: “Ha llegado el momento de curar las heridas, de salvar los abismos que nos dividen. Ha llegado el momento de construir. Debemos actuar como un pueblo unido.”

La vida de este líder sigue siendo ejemplo e inspiración de las personas que en todo el mundo han luchado y luchan por la libertad y la democracia, así como por la erradicación del racismo, la pobreza y la desigualdad social.

En 1948, cuando Nelson Mandela tenía 30 años, se institucionalizó el apartheid, que confirmó todos los derechos a la población blanca (21 por ciento) y se los negó al resto de la población de Sudáfrica (79 por ciento).

Contra el apartheid y todas las formas de opresión luchaba Mandela cuando se le condenó a cadena perpetua en 1963. La sentencia no se consumó, pero la cárcel le arrebató 27 años de su vida.

De lo mucho que se puede aprender de Nelson Mandela, quiero resaltar lo siguiente:

Libertad interior, no albergando odios. Cuenta el expresidente William Clinton que alguna vez le preguntó a Mandela si durante tantos años de prisión había llegado a sentir odio hacia los responsables.

“Sí, respondió Mandela. Fui abusado, no vi crecer a mis hijos, perdí mi matrimonio y los mejores años de mi vida.

“Estaba enojado y tenía miedo, porque no había estado libre hacía mucho tiempo. Pero cuando estaba cerca del auto que me llevaría lejos, pensé que, si yo seguía odiándolos, ellos todavía me tendrían. Y quería ser libre. Entonces lo dejé ir.”

Perseverancia y congruencia en su lucha. A lo largo de su cautiverio, Mandela recibió seis ofertas del gobierno para dejarlo en libertad, siempre que abandonara su lucha.

Mandela rechazó el ofrecimiento y, en efecto, cuando el presidente Frederik de Klerk lo liberó, retomó sus banderas y negoció la derogación del apartheid en 1991.

Reconciliación nacional. Elegido presidente en las primeras elecciones multirraciales de Sudáfrica en 1994, Nelson Mandela tuvo claro que la consumación de su lucha requería la reconciliación de todo el pueblo sudafricano. Gobernaría para todos y con todos.

Empezó por convocar a sus carceleros como invitados de honor a su toma deposesión.

Luego reunió a los funcionarios y empleados de gobierno, que formaban parte de las administraciones que lo habían mantenido en la cárcel, les dijo que los necesitaba y les pidió que permanecieran en sus cargos.

Construcción de futuro a partir de la unidad nacional. En lugar de promover un apartheid en detrimento de la población blanca, lo que algunos esperaban y otros exigían, dio representación y acceso a todosy creó un marco legal de democracia multirracial.

Este legado de Mandela, válido para cualquier tiempo y lugar, lo debemos recordar.

 

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