Un nuevo brote de fiebre

Comentario de Igor de Maack, gestor de fondos

y vocero, DNCA, filial de Natixis IM

La semana pasada fue de nuevo tensa para los mercados, con uno de los peores días para Wall Street desde el inicio del año. Por tanto, agosto no está resultando ser tan calmado como pudiéramos haber pensado. La narrativa de Donald Trump sobre “la guerra comercial” ha dado paso al tema altamente politizado y sensible del descontento social en Hong Kong.

Los inversionistas ahora temen, o más bien detectan, la justificación real de la ofensiva del Presidente de EEUU. Aunque EEUU pretende emparejar el intercambio comercial con la segunda economía global más importante, probablemente no desea ver la expansión de un sistema político que está tan distanciado del suyo (el Partido Comunista tiene una prohibición en EEUU). Beijing parece ahora estar considerando el uso de medidas más estrictas para poner un fin a una situación que resulta vergonzosa tanto en su exposición mundial como en el deterioro a la credibilidad del lema “un país, dos sistemas”.

Esto fue todo lo que hizo falta para llevar a las tasas de interés a profundidades sin precedentes. La curva de rendimiento alemana y la de Suiza ahora están por completo en terreno negativo. Un inversionista que deseaba prestar dinero a Austria recibiría en un periodo de cien años un retorno de 0.6%. No hay posibilidad de que la renta variable, especialmente en Europa, vuelva a ganarse la preferencia de los inversionistas en este clima. Los mercados de renta variable europeos registraron su 72ª semana de salidas de capital en las últimas setenta y cinco. En tanto, el oro sigue subiendo.

En el frente económico, los reveses en China y Alemania se hacen sentir. Aunque la economía global se mantiene estable, los inversionistas una vez más están empezando a temer la que una recesión no esté tan lejos. No obstante, Estados Unidos está logrando mantener un ciclo sólido, y los datos más recientes demuestran una aceleración en el consumo. El arsenal de los bancos centrales parece ser la última línea de defensa para la prolongación del ciclo y la flexibilización de las tensiones políticas. Sin embargo, no es de ninguna manera seguro que esto sea suficiente a partir de ahora y hasta el 2020.

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