Aumenta la temperatura en Medio Oriente

Desde hace tiempo, la temperatura política en Medio Oriente ha ido en aumento. Frente a la mirada incrédula de muchos, la realidad ha mostrado las intenciones bélicas de Irán, la torpeza diplomática de Donald Trump, los intereses de Vladimir Putin, y los rencores de los viejos enemigos del príncipe saudí Mohammed bin Salman.

Hasta hoy, ha habido dos fechas importantes. La primera fue el 19 de julio, la tensión se elevó tras la detención de dos navíos de Reino Unido por parte de Irán. En cuestión de minutos, el gobierno de Arabia Saudita ofreció apoyo para recibir tropas y Kuwait desplegó su defensa naval. En ese momento, Donald Trump autorizó el envío de 500 efectivos. Una hora después, Arabia Saudita anunció que los efectivos se alojarían en la base aérea del Príncipe Sultán, con despliegue de baterías de defensa de misiles y un escuadrón de Raptores F-22 b que se utilizan en ataque aéreo, terrestre y electrónico. Cada uno cuesta alrededor de 150 millones USD.

Con estos datos, la posibilidad de un fuerte conflicto armado comenzó a materializarse. Sin embargo, la diplomacia hizo lo suyo y nos dio una sospechosa “calma chicha” que, el pasado fin de semana, se transformó en tormenta.

La segunda fecha clave fue el 14 de septiembre cuando fueron atacadas, mediante drones, instalaciones petroleras en Arabia Saudita; con ello, se redujo 5% la exportación de petróleo al mundo con el inevitable encarecimiento en los mercados internacionales y el impacto en la industria mundial.

El grupo terrorista yemehení Yemen Houthi se adjudicó el atentado; sin embargo, las oficinas de inteligencia saben que dicho grupo no tiene la capacidad para llevarlos a cabo. Por lo que, todo apunta hacia el gobierno de Irán. En ese tenor, y sin dubitaciones, el Secretario de Estado Mike Pompeo responsabilizó al gobierno de Teherán.

Por donde se mire, un nuevo conflicto en Medio Oriente es poco deseable; pero lo es menos en los días de los gobiernos populistas, de la retórica de la posverdad y de la ultra derecha al alza pues, en este escenario, lograr un mal acuerdo, una paz pertrecha, se ve todavía más lejano.

Por si fuera poco, un conflicto en Medio Oriente aceleraría la recesión económica que los expertos no dejan de anunciar; esto, sumado a la dinámica migratoria actual, crearía condiciones realmente difíciles en varias regiones del mundo; incluida la nuestra.

Finalmente, esta crisis encuentra al presidente Trump entre el fuego del impeachment y la campaña para su reelección. Sin duda, esos dos elementos serán un peso importante para la respuesta que ofrezca la Casa Blanca. En contra de la intención inicial de su gobierno, Trump enfrenta los intereses de la política interior con las exigencias de la política exterior. Y no, no está cómodo con ello.

Sin embargo, el gobierno de Teherán ha encendido la vela por ambos lados y, mucho me temo, más temprano que tarde veremos arder las llamas de la guerra.

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