Justicia a victimas y castigo a culpables, pidió exintegrante de Liga 23 de Septiembre

“Estar aquí es ganarle al olvido, decir que no nos dejaremos vencer por la impunidad y la indiferencia”, afirmó Martha Alicia Camacho Loaiza, sobreviviente de la llamada “guerra sucia”, luego de recibir la disculpa pública que reconoce la responsabilidad del Estado mexicano en las violaciones graves a derechos humanos de que fue objeto durante esa etapa.

Con el puño de la mano izquierda en alto, la exintegrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre lamentó que autoridades de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no se hayan presentado en el acto de disculpa pública del Estado mexicano, en voz de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

“Lamento mucho que no esté la Sedena, ya que perdió una gran oportunidad para reconocer las atrocidades que se cometieron en esa época. Reconocerlo sería avanzar hacia el fortalecimiento de su institución. Debieron estar aquí porque fue justamente en la IX Zona Militar de Culiacán, Sinaloa, donde se cometieron atrocidades que van más allá de la comprensión humana”, expresó.

Camacho Loaiza y José Manuel, su esposo, militantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, fueron detenidos el 19 de agosto de 1977 en Culiacán, Sinaloa, por soldados de la IX Zona Militar, policías estatales y miembros de la Dirección Federal de Seguridad (DFS).

Martha fue torturada durante 49 días en la Zona Militar, obligada a presenciar la tortura y ejecución arbitraria de su esposo –cuyo cuerpo fue desaparecido– y a dar a luz en condiciones infrahumanas; recuperó su libertad tras pagar y se convirtió en una de las pocas sobrevivientes de estos hechos.

Precedida por consignas de “Ahora, ahora se hace indispensable ¡justicia a las víctimas y castigar a los culpables!”, Camacho Loaiza refirió que el Estado mexicano debiera tomar acciones como medidas de no repetición.

En el Auditorio “Alfonso García Robles” del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), comentó que el suyo es un caso de justicia y confió en que la puerta se abra para las demás familias. “Que esto no quede en una disculpa, es un primer logro, sin embargo, hay que seguir avanzando”, dijo.

Estimó importante el reconocimiento del Estado mexicano a los hechos “que viví y que las autoridades asuman su obligación. Lo que me sucedió fue un infierno… No me cortaron las alas, me tuve que levantar y permanecer de pie, igual que las palmeras después de la tormenta”.

Manifestó que la lucha que emprendió desde hace más de cuatro décadas es por la justicia y la verdad. “Ahora el Estado (mexicano) reconoce su responsabilidad. Con más ganas, con más fuerzas voy a seguir pidiendo justicia”.

En su turno el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación. Alejandro Encinas, destacó que el compromiso del Estado mexicano con la memoria, con reconocer las violaciones durante la llamada “guerra sucia”, abre la oportunidad para construir una sociedad en la que la justicia quite espacio a la impunidad.

Al reconocer que la disculpa pública es un acto de gran trascendencia, Encinas Rodríguez indicó que se da en medio de una coyuntura de debate político sobre uno de los periodos más oscuros de la vida del país, en la década de los años 60 y 70.

Ello, sostuvo, “debe obligarnos a una reflexión profunda y a reescribir nuestra propia historia, asumiendo las responsabilidades que desde los distintos ámbitos que el Estado y la sociedad enfrentaron, momentos provocados por un Estado autoritario”.

El periodista José Reveles, quien fungió como moderador del acto, resaltó que a 42 años de los hechos de desaparición forzada se desconoce el paradero de los restos del señor José Manuel Alapizco Lizárraga y expresó que la disculpa pública que se ofrece es respecto a una etapa oscura en la vida del país.

Con información de NOTIMEX

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