La solución para un mundo enganchado a la deuda

Empresas zombi en China, deuda asfixiante de los estudiantes estadounidenses, hipotecas desorbitadas en Australia, otro susto por un posible incumplimiento en Argentina.

Diez años de dinero fácil han dejado al mundo con un récord de 250 billones de dólares en deuda soberana, corporativa y doméstica. Este volumen equivale a casi tres veces la producción económica mundial y a alrededor de 32 mil 500 dólares por cada hombre, mujer y niño en la Tierra.

Gran parte de ese legado proviene de los esfuerzos deliberados de los responsables de política para utilizar la deuda a fin de mantener a flote la economía mundial a raíz de la crisis financiera. Las tasas de interés más bajas en los últimos años han mantenido la carga de deuda en un nivel manejable para la mayoría, permitiendo que la montaña de deuda siga creciendo.

Ahora, mientras los políticos lidian con el crecimiento más lento desde esa época, un conjunto de opciones para reactivar sus respectivas economías comparten un denominador común: aún más deuda. Los defensores del gasto deficitario argumentan que las herramientas de los bancos centrales se han agotado y que se necesita un gasto fiscal masivo para sacar a las empresas y los hogares de la situación actual.

Los detractores de tales medidas argumentan que tales propuestas simplemente sembrarán las semillas para más problemas. Pero la aguja parece estar cambiando en cuanto al volumen de deuda que una economía puede soportar con seguridad.

Los banqueros centrales y los responsables de política, desde la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, hasta el Fondo Monetario Internacional, han instado a los Gobiernos a tomar medidas, argumentando que es un buen momento para pedir préstamos para proyectos que cosecharán dividendos económicos.

Las crecientes expectativas de las medidas de estímulo fiscal en todo el mundo han contribuido a un repunte en los rendimientos de los bonos, impulsado por las señales de que la desaceleración económica mundial podría haber tocado fondo. Los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a diez años volvieron a subir por encima del 1.8 por ciento este lunes, mientras que los títulos japoneses se acercaron a cero.

Sin embargo, una limitación para los responsables de política es el legado del gasto pasado, ya que focos de estrés crediticio se esparcen por todo el mundo.

A nivel soberano, el nuevo Gobierno electo de Argentina ha prometido renegociar una línea de crédito récord de 56 mil millones de dólares con el FMI, lo que aviva los recuerdos del colapso económico de la nación y el impago de la deuda en 2001. Turquía, Sudáfrica y otros países también han dado un susto.

En cuanto a la deuda corporativa, solo las empresas estadounidenses representan alrededor del 70 por ciento del total de impagos corporativos de este año, incluso en medio de una expansión económica récord. Y en China, es probable que las empresas con impagos en el mercado nacional alcancen un récord el próximo año, según S&P Global Ratings.

Las llamadas compañías zombis, empresas que no pueden cubrir los costes del servicio de la deuda con las ganancias operativas durante un período prolongado y tienen débiles perspectivas de crecimiento, han aumentado a alrededor del 6 por ciento de los valores cotizados no financieros en las economías avanzadas, un máximo de varias décadas, según el Banco de Pagos Internacionales.

En cuanto a los hogares, Australia y Corea del Sur se encuentran entre los más endeudados.

La carga de la deuda también se cierne sobre la próxima generación de trabajadores. En Estados Unidos, los estudiantes ahora deben 1.5 billones de dólares y están teniendo dificultades para devolverlos.

Incluso si la deuda es barata, puede ser difícil escapar una vez que la carga se vuelve demasiado pesada. Si bien un sólido crecimiento económico es la salida más sencilla, eso no siempre resulta fácil. Los responsables de política tienen que sortear equilibrios entre la austeridad, la represión financiera -donde los ahorradores subsidian a los prestatarios- o el default y la condonación de la deuda.

“Lo mejor es salir de ella de manera gradual y sistemática, y es la solución para muchos, pero no todos, los episodios de endeudamiento actual”, dijo Mohamed El-Erian, asesor económico jefe de Allianz.

Con información de EL FINANCIERO

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