Feminicidios: silencio cómplice e indiferencia criminal

Dicen las notas, esas que tienen años de presencia diaria en los medios:

* Le rompieron la nariz y la quijada.

* Tenía golpes en la espalda, cara, cabeza.

* La encontraron con las manos atadas, semidesnuda y con siete puñaladas.

* La mataron por ahorcamiento, sofocación o estrangulamiento.

* Tenía huellas de abuso sexual.

* La hallaron amordazada, desmembrada, descuartizada.

Puede ser en la ciudad inmensa o en un remoto paraje solitario:

* La acuchillaron en el cuello.

* Tenía huellas de tortura.

* Le metieron cinco balazos en el pecho.

* Le clavaron un puñal en la espalda.

Muchas veces sucede en casa de la víctima:

* La asesinaron con objetos punzocortantes.

* La asfixiaron.

* La quemaron.

* La azotaron contra la pared.

* La atacaron con un picahielo.

O en la calle:

* Circulaba en una camioneta y le dispararon desde una moto.

* Iba en Uber y la asesinaron a balazos.

Carla. Antonieta. Maritza. Lorena. Patricia.

Tenían nombre, afectos, historia. Y mucho futuro. Lesvy iba la universidad y su novio la asesinó.

María Elena brillaba como saxofonista y alguien envió a un sicario a rociarle ácido en la cara y en el cuerpo.

Abril estaba siguiendo un proceso legal para librarse de violencia intrafamiliar y un asesino a sueldo le disparó frente a sus hijos.

A María la mataron en 2010, y en enero de 2020 atentaron contra su hermana Guadalupe, que está empeñada en lograr justicia.

A Ingrid le quitaron la vida y luego la piel. Y después, mediante fotos filtradas, y difundidas por la prensa y en las redes, volvieron a desollarla.

Imposible la apatía. Estamos en los límites de quién sabe qué demencia.

En cinco años, los feminicidios han aumentado en 135 por ciento, según cifras oficiales. El incremento seguramente fue mayor, porque la calificación que hace el Ministerio Público del crimen es diversa y vaga en sus criterios.

En todo caso, actualmente matan a 10 mujeres cada día en México. A estos crímenes, al feminicidio, los impulsa una sinrazón que indigna: matar a una mujer por ser mujer.

En 2008 se registró el asesinato de mil 425 mujeres, y cada año la cifra fue creciendo hasta llegar a 3 mil 500 en 2019.

La violencia en contra de las mujeres debe ser combatida, erradicada y castigada, y ya no soporta más silencio insensible, ni complicidad pasiva ni impunidad persistente. La indiferencia es inaceptable ante tanta barbarie. El feminicidio merece una atención especial y urgente, tristemente tardía para tantas víctimas, pero necesaria e inaplazable para que no haya ni una más.

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