Las limitaciones de análisis que evidencia la crisis sanitaria

“Sin las matemáticas, no hay nada que puedas hacer. Todo a tu alrededor es matemática. Todo a tu alrededor son números”. Shakuntala Devi, escritora india.

La crisis sanitaria que enfrenta México y el mundo, así como la crisis económica derivada de esta, ha puesto en evidencia las limitaciones de muchos ámbitos de la vida del país.

Evidentemente las limitaciones y carencias del sistema médico, tanto en infraestructura como en recursos humanos, médicos y, de manera significativa, en la capacidad para tomar las decisiones y acciones necesarias que permitan enfrentar una crisis.

También ha puesto en evidencia, las limitaciones que enfrentan una elevada proporción de las empresas, que carecen del margen de maniobra financiero propio o de acceso a mecanismos de financiamiento, para sortear (aun cuando sea parcialmente) esta crisis. Ha sido también evidente la debilidad de los sistemas de planeación y respuesta a contingencias de muchas empresas y otras instituciones, que hoy parecerían más en la posición de esperar pasivamente a que el entorno cambie para empezar a actuar y ver si les es posible sobrevivir.

Pero además, de manera indirecta, ha mostrado la debilidad del sistema educativo, en cuanto a la capacidad de dotar a una parte importante de la población, los elementos mínimos de análisis, juicio crítico y conocimiento matemático, para comprender, analizar y cuestionar la información que circula, tanto desde medios informales como desde instituciones públicas y privadas, que en muchos casos carece de rigor para un seguimiento adecuado y comprensión de la evolución del fenómeno.

Es más que evidente la incapacidad para comprender cómo se debe de analizar datos que evolucionan en el tiempo, para entender cuáles son los criterios mínimos de consistencia para comparar dos datos al largo del tiempo, para comprender qué indicadores son comparables y cuáles no; lo que hoy provoca que (sobre todo en las redes sociales), se defienda lo indefendible,

se difunda lo inexistente y (casi siempre) se exhiba la ignorancia supina (aquella que se desconoce que se tiene), cuando se trata de hablar de la evolución de la enfermedad de nuestro país.

Al hablar de “aplanar la curva”, por ejemplo, frecuentemente no se entiende que ello se refiere al dato de nuevos contagios por día y que estos se acumulan a los ya

existentes, lo que (descontando las personas que son dadas de alta) genera la presión sobre el sistema de salud.

Por otro lado, cuando se habla de modelos de estimación, que tratan de calcular a partir de una muestra el universo total de casos esperados, sorprende cuando se trata de explicar las inconsistencias señalando que dichos modelos se ajustan diariamente. Lo que se ajusta (que en realidad se debe decir cambia) es el dato que deriva modelo. El modelo, en principio, no puede ni debe de cambiar, porque entonces el dato pierde comparabilidad en el tiempo. Además, en todo modelo, su fiabilidad depende de la calidad de los datos y la oportunidad con la que es alimentado.

El modelo más complejo alimentado con datos mediocres es menos confiable que es un modelo básico alimentado con datos confiables. Esto es evidente cuando se analiza la información producida por instituciones internacionales que estandarizan la información oficial que reciben de distintos países y, con un mismo modelo de proyección, estiman en el comportamiento futuro de los contagios. En aquellos países en los que los sistemas de información son confiables, la realidad se acerca al pronóstico previo; mientras que en países en los que los sistemas de información son deficientes, bajo los mismos modelos, la realidad se aleja del pronóstico.

Muchas deben ser las enseñanzas para el futuro. Una, es la necesidad de reforzar la capacidad científica del país, la capacidad analítica de las instituciones públicas y privadas, la educación científica (en especial la matemática de la población); así como la absoluta certeza de que La Ciencia, (que es universal y sin adjetivos) tendrá siempre las únicas respuestas viables.

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares

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