Entrada en vigor del T-MEC, nueva oportunidad para explorar como incorporar a más regiones y sectores del país los beneficios del comercio exterior

Después de tres años de renegociación, el nuevo Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el cual sustituye al TLCAN, entra en vigor este próximo 1 de julio de 2020.

Desde el fin de semana, el Senado y la Cámara de Diputados de México discuten en sesión extraordinaria reformas a seis leyes para que el país pueda cumplir a plenitud sus compromisos con el T-MEC. Estas leyes buscan brindar a la industria con normas oficiales mexicanas más claras y sencillas, así como que fomenten la innovación industrial (mejoras en los registros de patentes), o el fomento al desarrollo industrial en el sector farmacéutico.

El T-MEC es en lo esencial, muy similar al TLCAN. El gran triunfo consistió en preservar mayoritariamente las condiciones existentes y en minimizar el propósito original de Trump de transitar de un tratado simétrico a uno que beneficiara sólo a EUA.

El T-MEC es una herramienta de suma importancia, ya que asegura que México seguirá gozando de acceso irrestricto al mercado más grande y competido del mundo. Conviene recordar que para llegar aquí, Trump aceptó la importancia estratégica de México para EUA y; las modificaciones al texto del tratado permitieron que la mayoría de los demócratas terminara aceptándolo. No es muy común lograr conciliar por completo requerimientos Republicanos y Demócratas.

El potencial de crecimiento del comercio es alto debido al ya existente proceso natural de integración de cadenas de valor en América del Norte. Además, ante la batalla por el liderazgo económico y tecnológico entre EUA y China, México luce como un sustituto natural para varios productos chinos. Además, hay posibilidad de que empresas mexicanas diversifiquen sus exportaciones más allá de California, Texas y Michigan (Estados norteamericanos en donde se concentra actualmente el intercambio comercial con México).

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Así, la entrada en vigor del T-MEC puede ayudar a reducir los impactos negativos en la economía por la pandemia del COVID-19.

México se ha convertido en el segundo proveedor de EUA, detrás sólo de China, y en su primer socio comercial. Por su parte, México es para EUA el segundo destino para sus exportaciones totales.

La implementación del T-MEC, representa una oportunidad histórica para democratizar y capitalizar los beneficios del acuerdo trilateral. La coyuntura permitiría incorporar a regiones, sectores y mexicanos que no se han beneficiado del libre comercio y propulsar su desarrollo económico, una de las principales banderas de la actual administración.

La reglas de origen incrementarán el contenido regional de vehículos fabricados de 62.5% a 75%. Esto puede ser una oportunidad de inversión y desarrollo de a economía interna, pudiéndose beneficiar o fomentar empresas PYMES de proveeduría del sector.

Sin embargo, esto no se dará en automático. Se requiere por lo menos que el gobierno federal trabaje de forma coordinada con el sector empresarial del país y ofrezca mejoras significativas en la logística en el transporte de insumos y productos finales, disponibilidad de gas natural a precios competitivos en todo el territorio, estado de derecho sólido y seguridad pública que evite el robo de mercancías. En ese sentido, se requiere un compromiso sobre ello por parte del Gobierno Federal y evitar en la medida de lo posible acciones que no favorezcan el ambiente de negocios o que generen incertidumbre entre los inversionistas.

Adicionalmente, conviene recordar que el T-MEC, así como lo fue en su momento el TLCAN, no es la panacea que solucionará todos los problemas económicos del país. No todas las baterías y esperanzas de mejora debieran estar puestas en un solo instrumento.

Por otro lado, la mayor diferencia (y ganancia) que se tendrá con el T-MEC son los capítulos novedosos y que no existieron en el acuerdo de 1994, como el comercio electrónico (actualmente tan relevante con el tema de la pandemia del COVID-19), el sector de telecomunicaciones, mejores prácticas en propiedad intelectual, aduanas, temas laborales y ambientales.

Asimismo, los cambios mencionados en las reglas de origen funcionarán inicialmente como restricciones de producción e inversión en México, ya que el nuevo acuerdo fomenta el uso de acero y aluminio de EUA en la manufacturara (sobre todo el sector automotriz), generando un incentivo a las empresas a producir equipo de transporte en EUA. Inicialmente, el nuevo esquema de reglas de origen hace menos competitiva la inversión en México (y por ende menos competitiva a toda la región de América del Norte).

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Además, las nuevas disciplinas en el ámbito laboral y su mecanismo para solución de controversias también podrían contribuir a desincentivar la inversión en México, ya que puede iniciarse una controversia de forma arbitraria, afectando los flujos comerciales en lo que se resuelve la validez o no de la acusación.

Dado estos elementos, es imperativo que al mismo tiempo de la entrada en vigor del T-MEC, el gobierno federal implemente y refuerce políticas efectivas de promoción y atracción de inversión nacional y extranjera.

Acciones de política pública tanto Federal como Estatal serán muy importantes para que el nuevo marco legal no afecte al sector automotriz, el más exitoso en el proceso de integración en la región. Empíricamente, la evidencia muestra que a nivel global aquellos sectores con cumplimientos de origen más estrictos, son los que en el mediano y largo plazo en promedio perdieron peso o importancia en los flujos comerciales bilaterales o regionales. En el caso particular del TLCAN, se puede evidenciar en sectores como marítimo, textil, confección y calzado.

A su vez, es muy buen momento para explorar cómo incorporar o potenciar otros sectores y regiones que no han visto las bondades del comercio exterior. Por ejemplo regiones del Sur en las que se podrían desarrollar condiciones de proveeduría para sectores como el automotriz, electrónico, textil, agroindustrial, entre otros.

Impacto en el tipo de cambio.

Aunque es una muy buena noticia la entrada en vigor del T-MEC, la realidad es que el impacto en el mercado cambiario mexicano será muy limitado. Prácticamente es un evento que ya ha sido descontado con anterioridad.

Lo que sí, es que a futuro con un proceso electoral en EUA iniciando, el T-MEC blinda al país de posibles decisiones proteccionistas por parte del presidente Trump en su búsqueda de reelegirse. No es una garantía al 100%, pero reduce el riesgo de aranceles unilaterales dese nuestro principal socio comercial. Esto, indirectamente le ayudará a la moneda mexicana a sortear posibles episodios de aversión global al riesgo.

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