¿El papel de América Latina frente al Covid?

Al observar la evidencia que nos está dejando el abultado esparcimiento del Covid en la región de América Latina, es imperativo reflexionar sobre nuestro papel en el mundo y nuestra aportación a la solución de los problemas globales. Lamentablemente, hasta el momento, hemos hecho gala de indisciplina, incredulidad e ignorancia ante la aplastante realidad que muestra el ahogo y la tristeza de esta pandemia. A pesar de haber estado al final de la primera ola del Covid y presenciar la evolución de la pandemia en otros países, a 240 días de los primeros casos en China y 130 días de los primeros casos en la región, nos encontramos en lo mismo de siempre: en la nada, ni para adelante, ni para atrás.

Las economías occidentales junto con las sui géneris dictaduras de Rusia y China están por entregar, en cuestión de unos cuantos meses, la vacuna contra el virus al igual que se encuentran a la vanguardia en los tratamientos e implementación de nuevos protocolos universales para el tratamiento de ésta y otras enfermedades. En nuestro caso brillamos por nuestra ausencia en lo que a ciencia y tecnología se refiere, lo mismo en los avances de investigación que igual realiza la Universidad de Oxford o los gigantes farmacéuticos Pfizer, Johnson & Johnson, Sanofi y Biotech, no participamos más que como conejillos de indias.

La historia es similar con nuestras economías. Hemos vivido de la explotación de recursos naturales, priorizando la relación sector privado con gobierno para la proliferación de negocios que, al amparo del poder, encuentran la comodidad suficiente para crear oligopolios (telecomunicaciones-bancos en México y Brasil o medicinas en Argentina) sin necesidad de competir o innovar. Para qué innovar si la producción de gas (Bolivia), petróleo (México, Venezuela y Brasil), cemento (México) y cobre (Chile) no requiere mayor ciencia comparado con inventar, desarrollar y producir elevadores, automóviles, aviones o computadoras. En la economía digital —que es el futuro— no hemos, ni haremos nada salvo la honrosa excepción de la startup colombiana Rappi, en todo lo demás Apple, Google, Facebook, Amazon, IBM, Alphabet y la tecnología 5G están en otro lado. Con la disponibilidad de mayor tiempo libre para el ser humano, las industrias dominantes de los próximos 100 años serán el entrenamiento (streaming), turismo, salud, energías limpias y tecnología, en ninguna figuramos salvo en turismo, pero como receptores de paseantes que vendrán en aerolíneas, navieras y cadenas hoteleras de otras regiones. Con Tulum, Machu Picchu, Isla Margarita, Copacabana, Puerto Madero y Punta del Este no vamos a sacar de la pobreza a la región que aumentará en 30 millones de nuevos pobres como resultado del Covid.

La sociedad Latinoamérica vive desconectada del futuro; al mismo tiempo, su clase política está desconectada de sus ciudadanos quienes ven que sus gobernantes siguen ideologizados, con delirios mesiánicos salvadores de las patrias y en constante revancha, haciendo politiquería, persiguiéndose los unos a los otros (Colombia, México, Brasil, Bolivia y próximamente Argentina) y mientras, dejamos de ser referente global. Los latinoamericanos necesitamos sacudirnos y ser protagonistas de los desafíos que enfrentamos.

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