La infamia / Análisis Mauricio Farah

Aunque una infamia siempre lo es, las hay de diversos alcances y matices. La que narra Ricardo Monreal en su libro es de las obsesivas, graves, expansivas

Una infamia, escribe Ricardo Monreal, citando a María Moliner, es una maldad o vileza cometida en contra de alguien. Una canallada, pues.

La infamia se titula su más reciente libro, en el que relata una prolongada experiencia de lucha política, legal y mediática para hacer frente a dos décadas de calumnias y acciones represivas por parte del poder.

Aunque una infamia siempre lo es, las hay de diversos alcances y matices. La que narra Monreal en su libro es de las obsesivas, graves, expansivasObsesiva, porque se trata de una infamia que con sus variantes fue puesta en marcha una y otra vez desde 1998: grave, porque las calumnias que la nutrían contenían una enorme carga destructiva; y expansiva, porque por atacar a dos hermanos dedicados a la política se agredió a la familia entera.

En todos los casos la infamia se aplicó, tanto desde el ámbito federal como en el estatal de Zacatecas, en vísperas de un proceso electoral, y se desvaneció en cuanto pasaron las elecciones. Así ocurrió en 1998, en 2009/2010 y 2016.

El periodista Jorge Fernández Menéndez ha dado testimonio de ello, la ocasión más reciente el pasado 26 de junio en su columna Razones, de Excélsior. Respecto de información que publicó en 1998 y que le habían proporcionado altos niveles del gobierno federal en contra de Monreal cuando era candidato por el PRD a la gubernatura de Zacatecas, el columnista escribió: “Las mismas fuentes que me habían entregado la información, semanas después me dijeron que no había acusación alguna contra Monreal o sus hermanos, que no tenía sustento la acusación que ellos mismos habían elaborado”.

El ardid se repitió a lo largo de los años, siempre con fines electorales y mediante acusaciones que se reciclaban o se agregaban a pesar de que reiteradamente se evidenció su falsedad. Con independencia del análisis y las conclusiones que cada quien pueda desprender de su lectura, el libro tiene una narrativa ágil y atractiva para entender la política. Y por los hechos narrados y su soporte documental, La Infamia puede ser una referencia para los interesados en conocer los entretelones del poder cuando se ejerce de manera desaseada y como instrumento de obstrucción o de persecución política.

Puede ser también referencia de cómo la entereza y persistencia logran enfrentar con éxito la todopoderosa maquinaria de fabricación de delitos y destrucción de reputaciones, que por tantos años ha distorsionado a la justicia en México.

Lo deseable, y hay que hacerlo posible y real, es que la política sea territorio de diálogo para resolver las diferencias y construir acuerdos, un oficio de gran calado, mediante el cual tendamos puentes para crear visión de futuro y capacidad operativa para alcanzarla

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