Biden vs Trump: primer debate

El impacto de la elección del próximo presidente de Estados Unidos se sentirá en el territorio norteamericano y, que no se nos olvide, en nuestro país. Por ello, el cara a cara entre Biden y Trump es una cita con la historia: se trata de pensar cómo, con quién y en qué condiciones queremos ser gobernados. 

Uno de los temas más álgidos del debate fue la reforma del sistema de salud, el Obamacare que fue un esfuerzo invaluable que marcó un hito en la historia de Estados Unidos y que Trump está empeñado en debilitar, en beneficio de los intereses del mercado, dando la espalda a las necesidades de salud que todos enfrentaremos. La reforma al sistema de salud fue de la principal batalla librada por la administración Obama: hacer más equitativos los servicios de salud para los norteamericanos y eliminar los criterios de discriminación con los que lucran las aseguradoras: las preexistencias, las sobre cuotas por género y por edad.

¿Quién ganó con esta reforma? Los grupos más débiles: mujeres, viejos, personas sin prestaciones sociales. ¿Quién pierde? La voracidad de las aseguradoras. Naturalmente, no habrá tregua entre los candidatos pues este capital político es suficiente para darle la vuelta a la elección: en un sentido o en otro.

Aunque se trata de una discusión de la administración pasada, los retos de la pandemia nos obligan a reubicar a los sistemas de salud y entenderlos como una parte fundamental de la seguridad nacional.

El punto más álgido de la discusión fue alrededor de las vergonzosas acciones de gobierno de Trump: las declaraciones nativistas y racistas. La miseria política que ha dejado esta administración es tal que recuperar la inercia de la iguadad tomará varios años; mucho me temo que el fantasma del racismo continuará danzando por las calles de Estados Unidos. Pero, que no se nos olvide, que es por cortesía de Donald Trump. Por su parte, Biden no dudó en en decirle -a los ojos y a la cara- racista al Presidente; este, guardó un ominoso, o tal vez cínico, silencio.

En los minutos finales del debate, Chris Wallace -el moderador- le pidió a Trump que condenara públicamente las acciones violentas de los supremacistas blancos; tras una divertida rebatinga retórica, Trump no pudo hacerlo.

Recupero estas imágenes pues, a pesar de las sombras de Biden, es  un hombre que es capaz de mirar a la cara a su rival y presentar sus opiniones; Trump, por su parte, miente y descalifica en televisión nacional. Es inevitable preguntarnos ¿con quién preferirían tener que negociar?

Trump fue el bully que es: utilizó sobrenombres para referirse a otros políticos; dijo que no había de Joe Biden que respetara; se refirió al Covid-19 como la “plaga china”, y un largo etcétera. Más allá de las descalificaciones, estoy segura de que la retórica del desprecio no construye una sociedad más ordenada.

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