Hace exactamente cinco años, la Fundación Ellen MacArthur, líder mundial en economía circular, estableció su primera oficina no europea, en América Latina, donde colabora con actores locales clave para promover la idea de la economía circular y acelerar su implementación.
Al alejarse de la mentalidad de “extraer, producir, desperdiciar”, una economía circular ofrece nuevas y mejores oportunidades relevantes de crecimiento y aborda algunos de los mayores desafíos de nuestro tiempo, como el desperdicio, la contaminación, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Se basa en tres principios: eliminar los desechos y la contaminación, mantener los productos y materiales en uso y regenerar los sistemas naturales, lo que genera beneficios para la sociedad, el medio ambiente y la economía.
Desde que estableció su presencia en América Latina, la Fundación ha visto cómo la economía circular ha evolucionado de una conversación de nicho a figurar en las agendas de los tomadores de decisiones locales en todos los sectores de la economía. Entre los ejemplos de acciones concretas se incluyen los compromisos gubernamentales y de las empresas para crear una economía circular para los plásticos y los alimentos; puesta en marcha de estrategias y hojas de ruta nacionales y municipales de economía circular; y el aumento de la investigación y la enseñanza de la economía circular en instituciones líderes.
En lugar de desacelerarse, el interés por la economía circular ha crecido significativamente en los últimos meses, ya que la pandemia puso de relieve la fragilidad de nuestro sistema actual. En junio, más de 50 directores ejecutivos, gobiernos y otras personas influyentes firmaron una declaración conjunta a favor de una respuesta de economía circular a la pandemia que genere un crecimiento que beneficie a la sociedad, las empresas y el medio ambiente.
“Para América Latina, una región profundamente afectada por los impactos humanos y económicos de la pandemia, la economía circular ofrece un camino positivo hacia adelante con oportunidades para crear valor regenerativo, inclusivo y distribuido a partir de sus incomparables recursos naturales y desarrollar economías locales prósperas. Con los recientes desarrollos de políticas y el creciente compromiso del sector financiero, se está formando un panorama cada vez más favorable para que la economía circular se expanda en la región “. Luísa Santiago, Líder de América Latina para la Fundación Ellen MacArthur.
A raíz de la emergencia sanitaria de COVID-19, la fragilidad de nuestras cadenas globales de suministros se ha revelado a lo largo de las primeras fases de la pandemia, pues se han interrumpido los suministros de alimentos y medicinas, y América Latina ha sido la región con el impacto económico más profundo de la pandemia, con su fuerte dependencia del turismo y los mercados de productos básicos. En este sentido, la economía circular es una oportunidad para un mejor crecimiento y la resolución de otros desafíos, ya que este modelo genera un crecimiento que beneficia a la sociedad, las empresas y el medio ambiente.
La economía circular está basada en tres principios: eliminar los residuos y la contaminación, mantener los productos y materiales en uso, regenerar los sistemas naturales. Además de Sao Paulo, entidades como la Ciudad de México, Bogotá, Río de Janeiro y Salvador se han sumado ya al grupo de ciudades que trabajan para la transición hacia sistemas alimentarios de economía circular más regenerativos.