La elección en EEUU, en el centro del equilibrio global

Por Philippe Waechter, Director de investigación económica de Ostrum Asset Management, filial de Natixis IM

Las elecciones en EEUU ocurrirán en medio de una recesión. En el pasado, esta dimensión económica de la elección siempre ha cambiado el color del jefe de la Casa Blanca.


El historial económico de Donald Trump es una mezcla. La mejora económica fue resultado de la expansión del déficit público, mientras que la tendencia aislacionista de EEUU se reforzó aún más. La pregunta es si es posible un cambio en este último punto en caso de una victoria de Joe Biden.

Las elecciones presidenciales en EEUU tendrán lugar el día de hoy. Es una elección que se lleva a cabo al tiempo que la economía estadounidense atraviesa por una profunda recesión no vista desde la 2ª Guerra Mundial y en medio de una crisis sanitaria sin precedentes.

Desde 1950, cuando una elección presidencial se llevó a cabo durante una recesión, el color del jefe de la Casa Blanca ha cambiado. En 1960, J.F. Kennedy ganó y sucedió a Eisenhower, que fue el presidente del partido Republicano por dos términos. En 1980, Ronald Reagan sucedió a Jimmy Carter después de un mandato y en el 2008, Barack Obama sucedió a G. Bush Junior luego de un solo término.

En el 2020, ¿se repetirá este patrón? Esta es la pregunta que se plantean los electores en EEUU.

La dimensión económica de la elección en EEUU es históricamente importante

El economista de Yale, Ray Fair, tiene un modelo relevante del resultado de las elecciones en función de las magnitudes macroeconómicas usuales, como el crecimiento per cápita y la inflación. Así, no podemos subestimar los datos económicos, incluso si el problema es más complejo ya que la sociedad estadounidense parece muy dividida y muy polarizada. La mayor polarización sugiere que el resultado podría no verse respaldado como en el pasado. Este fenómeno no es nuevo, pero está incrementando con el tiempo.

¿Cuál es la lectura económica de la presidencia de Donald Trump?

Donald Trump con frecuencia se ha referido a la Fortaleza de la economía de EEUU bajo su mandato. Haciendo a un lado la crisis sanitaria, aunque es un tema prioritario en EEUU, estamos de hecho observando una caída considerable en la tasa de desempleo estadounidense durante el mandato de Trump. Pero esto se logró a costa de un considerable déficit público. Desde 1960, la gráfica muestra que los dos indicadores, la tasa de desempleo y el balance de las finanzas públicas, reflejan el perfil del ciclo económico.

Después de la crisis del 2008/2009, el déficit público sigue siendo fuerte, pero continúa creciendo rápidamente con la llegada de Trump a la Casa Blanca.

El déficit público ya no refleja el perfil del ciclo económico. La regularidad del equilibrio del crecimiento económico de EEUU se ha roto.

El éxito de Donald Trump ya no es tan convincente.

La otra dimensión de la política económica es su aislamiento y las tensiones con los socios de EEUUEn el primer aspecto, la idea de Trump era repatriar al empleo de las empresas norteamericanas desde otras partes del mundo y de vuelta a EEUU. Esto en realidad no funcionó. La idea era regresar la manufactura a EEUU y re exportar para que las ganancias relacionadas con la actividad directamente se percibieran en EEUU. Si observamos el ritmo de las exportaciones norteamericanas, no podemos estar convencidos del éxito de la operación. Otra dimensión es la relacionada con las relaciones con China. China y EEUU han experimentado relaciones conflictivas al menos desde el inicio del 2000 cuando China se convirtió en miembro de la Organización Mundial del Comercio (diciembre del 2001). Previamente, las negociaciones se enfocaban en el tipo de cambio del renminbi, pero con la presidencia de Trump, la situación se enfocó en la competencia tecnológica. En línea con el primer punto mencionado, la intención de Trump era repatriar los empleos y la actividad hacia EEUU para que China no tuviera acceso a ellos y no ganara predominio sobre EEUU. Esto tampoco funcionó.

La última dimensión es la de la influencia de EEUU en instituciones internacionales. La Casa Blanca cuestionó la membresía y participación de EEUU en muchas de ellas. La Organización Mundial del Comercio y la Organización Mundial de la Salud se han visto debilitadas por la estrategia de EEUU. Políticamente, este aislamiento marcó también la presidencia de Trump. Las relaciones con Europa, vía la OTAN, se han deteriorado y EEUU está menos presente en el mundo. La presencia de las tropas norteamericanas en muchas partes del mundo, en Medio Oriente notablemente, es una gran cuestión en el orden político que prevaleció y cuyo balance está por saberse.

¿Qué cambio esperar?

Mantener a Donald Trump en lCasa Blanca acentuaría el aislamiento de Estados Unidos y una menor contribución de EEUU hacia las instituciones internacionales conllevaría el riesgo de detonar el entorno que había permitido el desarrollo de la actividad desde la 2ª Guerra Mundial. Esto es un riesgo para Europa. La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca permitiría a EEUU regresar al acuerdo de Paris y evitar el conflicto con las instituciones internacionales. Pero las relaciones con China y la tendencia más bien aislacionista de EEUU, visible antes de Trump, ciertamente no se vería cuestionada.

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