Horas antes de su ceremonia de investidura, el presidente electo Joe Biden hizo una pausa el martes en lo que podría haber sido su entrada triunfal a Washington, para conmemorar las vidas de estadounidenses que se han perdido por la pandemia de coronavirus.
Su llegada a la capital del país coincidió con la terrible noticia de que la cifra de muertes a causa del COVID-19 en Estados Unidos había superado las 400,000, lo que representa la peor crisis de salud pública en el país en más de un siglo, una crisis que ahora Biden tendrá que poner bajo control.