Las fuerzas de seguridad guatemaltecas utilizaron el domingo palos y gases lacrimógenos para hacer retroceder a una gran caravana de migrantes con destino a Estados Unidos, pocos días antes de la llegada de una nueva administración estadounidense, que instó a los viajeros a abandonar el viaje.
Entre 7,000 y 8,000 migrantes, incluidas familias con niños pequeños, han ingresado a Guatemala desde el viernes, dicen las autoridades, huyendo de la pobreza y la violencia en una región golpeada por la pandemia de coronavirus y huracanes consecutivos en noviembre.