Un nuevo comienzo en la relación bilateral

Hay que comprender al veinte de enero de 2021 como el inicio de un nuevo momento de la historia política de nuestro continente. Coincido con varios analistas en que, en los primeros cien días, veremos un “ajuste de tuercas” en la geopolítica internacional.

La administración que inician hoy Joe Biden y Kamala Harris no es un habitual intercambio de poder. Se trata de un giro en la forma y en los modos de hacer política que iniciará por enfrentar las secuelas del desaseo populista de la gestión anterior.

México resentirá, sin duda, el cambio en la Casa Blanca pues la cercanía con la administración previa —sobre la que pesan sospechas de conductas antipatriotas y un manejo discrecional del poder— no saldrá gratis.

Hay cuatro temas a los que debemos prestar atención; el primero es el tema migratorio. Sobre éste, hay dos aristas importantes ha considerar. Primero, la promesa del Presidente Biden de una reforma migratoria en los primeros cien días de su gobierno. Como he escrito antes en este espacio, los ajustes no serán como los piensan los mexicanos sino bastante alineados con la propuesta que hizo Obama en 2014: regularizar la situación de millones de inmigrantes que, de facto, tienen ya fuertes raíces con Estados Unidos: familiares de ciudadanos estadounidenses que hayan estado en el país durante más de cinco años sin antecedentes criminales; trabajadores altamente calificados y los dreamers, que son personas que llegaron a Estados Unidos cuando tenían menos de 16 años y que han permanecido en el país desde entonces sin cometer delitos.

La nueva situación migratoria de muchos impactará en las condiciones familiares y, sin duda, en el envío de remesas a nuestro país.

La segunda arista migratoria es el de la franja fronteriza. Varias organizaciones de Derechos Humanos han denunciado, desde hace años, las violaciones graves que padecen los migrantes mientras esperan las solicitudes de asilo en nuestro país. Aunque en México se hable poco de esto, los niños enjaulados, el despliegue de la Guardia Nacional y las condiciones denigrantes de vida han encendido las alertas de la comunidad internacional.

Un tercer aspecto que tendrá que enfrentar la diplomacia mexicana es el de las condiciones laborales establecidas en el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México. En este asunto, la administración Trump fue omisa y no dio juego a las exigencias del Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau; sin embargo, el reajuste político pondrá bastante atención en este tema.

Finalmente, el cuarto asunto que tendrá que enfrentar nuestro gobierno con la administración Biden serán las secuelas de la crisis sanitaria que serán, sobre todo, económicas y de seguridad.

En esta nueva era, los discursos dicharacheros, la retórica de barrio y las medias verdades no sólo no tendrán eco sino que pueden ser costosos. Sería sabio, y patriota, comprender las exigencias y los modos de la cabeza de nuestro principal socio comercial y vecino. 

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